El Taj Mahal es una de las siete maravillas del mundo y, probablemente, sea el edificio más singular y hermoso del mundo. No es de extrañar que cuando Andrés Pascual hace diez años lo visitase por primera vez quisiese escribir una novela sobre dicho edificio. Otra visita posterior le haría terminar de convencerse que el proyecto merecía la pena. Paseando por los jardines, admirando el mausoleo y los pabellones del palacio, cualquier persona que lo haya visitado el lugar puede asegurar que ha visto en la Tierra lo más parecido al Paraíso.
Andrés Pascual es un viajero impenitente, el Oriente es la zona del mundo a la que más le gusta viajar, al admirar el Taj Mahal no pudo resistir la tentación de escribir sobre dicho monumento. No lo quiso hacer como hasta ahora lo habían hecho los que han escrito sobre esta maravilla. Quiso contar una historia a la vez con mayúsculas y con minúsculas. Quiso que los 20.000 trabajadores que construyeron la obra no quedasen en el olvido como no lo hizo la emperatriz Mumtaz Mahal.
La novela es la historia de la construcción del Taj Mahal, pero desde la perspectiva de los trabajadores. Aquellos artesanos anónimos que construyeron una maravilla sin par. Balú, el protagonista, es un calígrafo que cruza todo el desierto indio para trabajar en el palacio, mientras busca a su amada en el harén del emperador en Agra. Es una historia con un tinte romántico y, a la vez, épico. Una historia de amor donde la tragedia está presente en casi todas sus páginas.
La narración está contada en tercera persona, desde los ojos del joven Balú, que irá madurando en el transcurso de la historia y nos irá mostrando los trabajos del Taj Majal pero, también, la vida cotidiana de los trabajadores y de los familiares del emperador. La rigurosidad de la historia es extremada, no hay ningún dato falso. Sin embargo, para que la historia funcione, Andrés Pascual ha tenido que valerse de personajes ficticios que desarrollen una trama humana que conmueva al lector.
Corruptos, asesinos y delincuentes se dan la mano con trabajadores artesanos de los más diversos empleos y con la alta sociedad de Agra, donde la traición y las arbitrariedades están a la orden del día. Pero como no hay ying sin yang, las pasiones más bajas se entrecruzan con los sentimientos más amplios. El Amor con mayúsculas se da la mano con el amor con minúsculas dando así un completo panorama de una sociedad y un tiempo, el siglo XVII en India.
La escritura de Andrés Pascual está desprovista de florituras innecesaria. El proceso de depuración que ha realizado ha hecho que en la novela, estilísticamente, no sobre ni falte nada. Lo mismo ocurre con la trama, donde ha utilizado sabiamente todos los elementos para que el lector se quede pegado al libro hasta su finalización. Con una estilo de thriller ha compuesto una novela histórica llena de ritmo y sorpresas.
Andrés Pascual se está haciendo un escritor cada vez más interesante. Sus novelas de tinte espiritual han ido dando paso a otras de temática más elaborada donde mezcla, en su dosis justas, diferentes estilos. Con Taj consigue mantener al lector con el estómago encogido durante toda la narración y con el corazón a punto de estallar. El camino emprendido con esta novela quizá le haga variar su rumbo para llegar a más y más lectores.
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