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George Simenon
George Simenon

"Maigret tiende una trampa", de Georges Simenon

Editorial Acantilado
miércoles 12 de agosto de 2020, 10:00h

La sencillez natural de esta historia macabra va manteniendo una temperatura discursiva propia del maestro Simenon y su famoso y clásico protagonista de tantas historias.

Maigret tiende una trampa
Maigret tiende una trampa

Sería un delito literario que en estas crónicas veraniegas dedicadas a la novela negra y de misterio, faltara la presencia y personalidad literaria de este clásico de la novela policíaca, George Simenon maestro del género, no siéndole necesario en toda su deslumbrante y rica obra los efector especiales utilizados por muchos otros autores contemporáneos.

Los elementos claves en los que se apoya la narrativade nuestro autor son los naturales en función de las circunstancias que la narración requiere en El comisario Maigret tiende una trampa, a la vez aguanta como responsable del orden y la seguridad social de Montmartre. El desafío de un asesino considerado muy peligroso al tratarse de un caso fatídico con cinco asesinatos.

Corre el verano de 1958. Paris no es una fiesta en agosto, soportando su diario vivir bajo dos temperaturas distintas y agobiantes. Una es el calor sofocante en una ciudad que parece no disfrutar de aire acondicionado, especialmente en Montmartre para aliviar los rigores estivales. La otra alta temperatura social y política es la que viene provocando un misterioso asesino que tiene atemorizada a la población del popular y conocido distrito. Nuestro admirado protagonista sufre, suda y soporta tan poco deseado medioambiente al tratarse del responsable del orden y la seguridad social del distrito. El caso, sin preámbulos, se considera de alto riesgo al tratarse de un asunto delicado y fatídico hasta ahora no vivido, pues en seis meses, cinco mujeres han sido asesinadas en Montmartre. Y hasta el momento la policía no dispone de una sola pista que permita esclarecer las vestiduras de las víctimas desgarradas sin tocar la ropa interior, sostén y bragas. Ni una huella o síntomas de haber sido violadas. Las temperaturas aprietan desde las altas esferas pidiendo hechos y soluciones ya que la inquietud y el pánico cunde por el famoso distritocuando la noche se acerca.

En la mente del comisario envuelta en el humo de su pipa y en mangas de camisa, va creciendo la sospecha que los asesinatos pueden resultar ser fruto de un desequilibrio mental. Teoría que va adquiriendo razón de ser tras sostener una larga conversación con un importante psiquiatra conocedor de muchas teorías, luego, convertidas en realidades. Lo que lo lleva a establecer una trampa con escenario público escenificando públicamente ante los medios de comunicación la detención de un presunto culpable, al que se le oculta el rostro para que los fotógrafos descubran el truco de tan arriesgado montaje. Se suma a esta estratagema como parte más delicada y peligrosa, el de una joven policía que asume el papel de anzuelo. Para el asesino una simple mujer joven que pasea en la noche por toda la trama callejera de Montmartre, deliciosamente dibujada por el narrador.

Aquí la narración muestra al lector el fino el estilo del gran maestro del género policiaco. Le llevará a buen término una narración olfateando pistas del asesino, sin caer en el dramatismo borrascoso así como rituales tenebrosos. La sencillez natural de esta historia macabra va manteniendo una temperatura discursiva propia del maestro Simenon y su famoso y clásico protagonista de tantas historias. La sencillez literaria está por encima de recursos manidos. Aunque la situación da para todo tipo de especulaciones por parte del periodismo sensacionalista de mediados de siglo pasado. En un Paris que no es una fiesta sin luna clara y un Hemingway. Aunque si de luto por quienes lo habitan bajo el temor de la repetición de nuevos presagios.

No es aparentemente una historia novedosa la que protagoniza el clásico Maigret en la que la novela negra actual genera. Incluso es una obra dentro de la apuesta de la Editorial Acantilado, traducida por Núria Petit, en la que Maigret tiende una trampa a Georges Simenon. Como señala Jordi Llovet “Las novelas de Simenon han hecho felices a millones de personas en todo el mundo, y ahora nos harán felices a nosotros”. Siendo esta obra de una exquisita y acertada edición tanto para los veteranos lectores del maestro del misterio policíaco, como para esos posibles lectores que busquen la calidad de la pura novela del género negro.

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