Santiago Castellanos es profesor de Historia Antigua en la Universidad de León. Conoce, pues, la historia de ese periodo a la perfección. Son varias sus novelas en las que ha tratado el final del Imperio Romano y el periodo godo. Su anterior novela “Gothia. Muerte en Barcinona” se encuentra ubicada temporalmente un poco antes de los sucesos que ocurren en Asturica (Astorga), ciudad fundada hacia el 14 a. C. como campamento de la Legio X Gemina. Como vemos un lugar que conoce a la perfección el escritor logroñés.
Mientras que su anterior novela se centraba fundamentalmente en los acontecimientos históricos que ocurrieron en Barcinona en aquellos años, en esta ocasión la historia juega un papel más secundario. La trama principal desarrolla la investigación de unos crímenes que se producen en la ciudad leonesa después dela llegada de Festo, un joven romano que ha sido requerido por Eugenio, uno de los líderes del movimiento herético maniqueísta de aquella ciudad y que ha sido amenazado de muerte.
Los posibles sospechosos que quieren acabar con Eugenio se mueven en su propio círculo herético, pero también en las altas instancias de una incipiente iglesia católica que estaba luchando por conseguir influencia en un imperio en plena desintegración y en los posibles pueblos que tomarían el relevo al imperio, en este caso los godos y los suevos que décadas antes habían entrada en Hispania.
A Santiago Castellanos siempre le han gustado las intrigas criminales, en sus novelas suele introducir asesinatos o desapariciones, pero siempre han estado tratadas desde un plano secundario. En esta ocasión, ocurre exactamente todo lo contrario, la trama criminal ocupa el primer plano y la historia sirve como complemento para dar ubicar en ese escenario histórico una trama urdida de manera muy original e intrigante, donde la narración da varios vuelcos que hacen la delicia del lector.
El autor se mete más en el alma humana de sus protagonistas que en otras ocasiones, utiliza más la psicología, de ahí que el protagonista principal, al que sigue de manera prominente el narrador omnisciente, sea un especialista en desentrañar las motivaciones y el alma de los personajes que deambulan por la novela, con simplemente mirarlos a los ojos. Un ramillete de personas de diversa índole y condición que tienen como punto común el remordimiento y la culpa.
A todo esto hay que añadir una trama sobre la búsqueda de un supuesto libro perdido “Memoria Apostolorum” y otros libros apócrifos que ponían en cuestión los acontecimientos de las enseñanzas de Jesús y que emprenden los responsables de la iglesia en Asturica, Toribio y Gargilio, personajes crueles que luchan contra el maniqueísmo de algunos de los ciudadanos que pertenecen a la secta de los puros. Hay, pues, una crítica a ese catolicismo incipiente que quería quitar de en medio a todos sus rivales religiosos, especialmente a los que basaban sus creencias en diferentes evangelios apócrifos. También hacia todo tipo de integrismo venga de donde venga.
Creo que Santiago Castellanos ha querido hacer algo diferente en “El libro de los crímenes”, no seguir repitiendo los esquemas que los novelistas históricos suelen redundar con profusión en sus libros. Pertenece a esa nueva generación de escritores de novela histórica que quieren seguir innovando y abriendo nuevos caminos para que el género continúe lo más pujante posible. En la novela, nos ha abierto un poco más el alma humana, mostrándonos sus miserias y sus grandezas; y nos ha dado a conocer la forma en que vivían los últimos romanos y los primeros cristianos en nuestra península. Además, ha conseguido un final espectacular y sorprendente que no dejará indiferente a ningún lector.
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