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Gorka Urtaran, Eva García Sáenz de Urturi y Belén López Celada
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Gorka Urtaran, Eva García Sáenz de Urturi y Belén López Celada (Foto: Javier Oliaga)

Vitoria se vuelca en la presentación de “El silencio de la ciudad blanca” de Eva García Sáenz de Urturi

"El lector de novela negra es un lector muy inteligente, muy exigente y muy particular"

Por Javier Velasco Oliaga
viernes 15 de abril de 2016, 20:07h

La ciudad de Vitoria se ha volcado en la presentación de “El silencio de la ciudad blanca” de la escritora Eva García Sáenz de Urturi, con un lleno espectacular en el Corte Inglés, donde se agotaron los ejemplares que tenían preparados para la venta y los comerciales de la editorial tuvieron que recoger en otras librerías ejemplares para poder dar razón a la demanda de los lectores vitorianos que abarrotaron la sala.


  • Eva García Sáenz de Urturi

  • Eva García Sáenz de Urturi

    Eva García Sáenz de Urturi


  • Eva García Sáenz de Urturi en la plaza de la Virgen Blanca


  • Eva García Sáenz de Urturi en la Puerta del Cordón


  • Acción de book crossing en las calles de Vitoria


  • Estatua de Ken Follet en una de las entradas a la Catedral Vieja

Eva García Sáenz de Urturi
Eva García Sáenz de Urturi (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Anteriormente, por la mañana, la escritora vitoriana realizó un recorrido, acompañada por un sinfín de periodistas, por los escenarios de su novela negra “El silencio de la ciudad blanca”. Eva se fue parando en los portales de los domicilios de los protagonistas y en los lugares donde se encontraron los cadáveres de un asesino en serie muy peculiar que dejaba a sus víctimas en parejas, una de cada sexo, desnudas y con una mano apoyada en la mejilla de su compañero.

En nuestras tierras se han dado más los asesinos en masa que los asesinatos en serie, no podemos dejar de recordar el crimen de Puerto Hurraco. Pero en estas tierras alavesas no es la primera vez que se dan asesinatos en serie. El más popular fue el archiconocido caso de El Sacamantecas, Juan Díaz de Garayo, que vivió a mediados del siglo XIX. Este alavés asesinó a seis mujeres, la mayoría prostitutas. Fue capturado en León y ajusticiado por garrote vil el 11 de mayo de 1881 en la prisión del Polvorín Viejo de Vitoria.

El asesino o asesina, -no vamos a desvelarlo aquí-, de “El silencio de la ciudad blanca” es otro frío y sistemático asesino que trae en jaque a los cuerpos de policía vitorianos con mano maestra. La autora nos conduce en la investigación y para ello hace un recorrido minucioso por la ciudad. “Una de mis pasiones es la historia, y la de mi tierra más”, nos dice durante el recorrido por la ciudad la escritora. Quizá por ello haya escrito hasta el momento tres novelas históricas. La primera de ellas, “La saga de los longevos”, fue un éxito internacional de ventas. Y todo comenzó en Internet; primero la publicó en digital y de allí dio el paso al papel. Ha sido traducida a varios idiomas pero en los países anglosajones ha tenido muchísimo éxito. Por aquella época lo que más leía era novela histórica, ahora es la novela negra la que ocupa su tiempo, los escritores Dennis Lehane o César Pérez Gelida son sus favoritos.

El recorrido que propone Eva por la ciudad comienza en la calle Dato, donde viven los hermanos protagonistas: uno, el presunto asesino y otro, el que le encarcela. Los hermanos Ortiz de Zárate y el inspector Unai López de Ayala son vitorianos. Los asesinados también tienen apellidos compuestos y la autora también; en Vitoria se dan mucho estos apellidos. Esperemos que la próxima víctima del asesino de la novela no se fije en la autora ya que nos quedaríamos sin leer las historias que ya está pergeñando. La autora se va deteniendo en los sitios donde ocurren los asesinatos, como en la estatua de El caminante, vestida con una camiseta del Saski Vaskonia.

Por supuesto, el recorrido no puede dejar de pasar por la Plaza de la Virgen Blanca y visitar a Celedón, símbolo de las fiestas vitorianas. La plaza del Machete, la del Cordón son otros de los lugares imprescindibles de la novela que no se pueden obviar en el paseo literario por la capital alavesa. Durante el trayecto, las responsables de la editorial nos comunican que van a hacer una acción de book crossing y van a dejar unos cuantos ejemplares, dedicados por la autora y con las instrucciones de lo que deben hacer, en puntos estratégicos de la almendra medieval para que los lectores anónimos puedan coger un ejemplar, leerlo y devolverlo al sitio donde lo han dejado. Por supuesto, los ejemplares volaron en cuestión de segundos.

Eva García Sáenz de Urturi no tiene pensado convertir su novela en una trilogía. “La novela queda cerrada, no puedes tener a los lectores año y medio esperando para el desenlace de una historia. El lector de novela negra es un lector muy inteligente, muy exigente y muy particular al que no puedes dar gato por liebre”, dice con precisión la escritora vitoriana que sabe perfectamente que no se deben hinchar las historias hasta el hartazgo.

El joven alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, y Nerea Malgosa, concejala delegada del Departamento de Empleo y Desarrollo Económico Sostenible, entre otras ocupaciones, ya que está archiempleada debido a que el PNV gobierna en minoría el ayuntamiento vitoriano con el apoyo del PSOE, se sumaron a la presentación del libro. La comida organizada en el restaurante El Portalón, ubicado en una antigua fonda de la ciudad, nos dio oportunidad de conocer más a la autora y a los representantes del ayuntamiento. El alcalde y la escritora estudiaron en el mismo colegio, pero no se conocían, por Facebook contactaron y se quiso sumar al festejo. “Desde el ayuntamiento queremos que los vitorianos sean profetas en nuestra propia tierra, por eso apoyamos todo tipo de iniciativas y, sobre todo, las culturales”, afirmó el alcalde vitoriano.

El silencio de la ciudad blanca tiene mucho de thriller, por los asesinatos, claro está, pero tiene también mucho de histórico. Eva ha querido enseñar su ciudad, esta vez no sólo deleitando, sino también apoyándose en esos cruentos asesinatos que te hacen recorrer la ciudad de forma adictiva, que está tan de moda. La novela se mantiene a la misma altura que la ciudad y sus enseñanzas han sido interesantísimas en el recorrido, que nos ha hecho admirar, desde otra perspectiva, esta ciudad que el gran Ken Follet no supo ver y que dejó tan decepcionados a los vitorianos pese a la estatua que le dedicaron.

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