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Anagrama publica el ensayo "Queríamos un Calatrava" de Llàtzer Moix

miércoles 26 de octubre de 2016, 10:44h
Queríamos un Calatrava
Queríamos un Calatrava

Santiago Calatrava es el arquitecto de origen español con mayor notoriedad global. Sus llamativos edificios blancos, de inspiración orgánica y lenguaje inconfundible, se levantan en una veintena de países, dando forma a estaciones de tren, puentes, aeropuertos, auditorios, museos, rascacielos o estadios.

En los años del cambio de siglo, cargos públicos y promotores privados tanto europeos como estadounidenses se disputaron sus servicios, convencidos de que garantizaban un plus de visibilidad y éxito, de que contribuirían decisivamente al progreso de su comunidad. Calatrava era entonces una figura admirada, deseada y consentida prácticamente sin reservas. Pero, poco a poco, la percepción del arquitecto, ingeniero y creador plástico nacido en Benimàmet y afincado en Zúrich fue transformándose hasta invertir su signo. En el último decenio, su presencia en los medios de comunicación ha estado dominada por informaciones relativas a sus excesos, y muy marcada por la crítica y el reproche.

"Queríamos un Calatrava" se propone averiguar, detallar y exponer las causas de tal transformación. Con ese objetivo, Llàtzer Moix ha visitado algunas de las principales obras de dicho arquitecto, en Atenas, Malmö, Milwaukee, Nueva York, Venecia o Zúrich; también en diversas ciudades españolas, como Barcelona o Valencia. Y ha conversado con los clientes que las encargaron, con los colaboradores del arquitecto que desarrollaron los proyectos, con sus usuarios y con otros expertos. En esta pesquisa han aflorado algunas constantes: demoras, presupuestos multiplicados, renuncias sobre la marcha a rasgos definitorios de la obra, mantenimientos onerosos, incidencias varias y, a la postre, clientes inicialmente seducidos por el arquitecto que acabaron repudiándole e, incluso, dirimiendo sus diferencias con él en los juzgados. Calatrava es un profesional talentoso y singular, como acreditó en algunos de sus primeros trabajos y reconocen numerosos colegas. Pero su arquitectura presentada como un sueño ha revelado en no pocas ocasiones un envés de pesadilla.

Llàtzer Moix (Sabadell, 1955) fue durante cerca de veinte años responsable de la información cultural de La Vanguardia, diario barcelonés en el que ahora ejerce como subdirector, editorialista, columnista y crítico de arquitectura. Entre sus libros se cuentan dos publicados en esta misma colección: La ciudad de los arquitectos (1994), un texto clásico sobre la transformación urbana y arquitectónica de la Barcelona olímpica, y Arquitectura milagrosa (2010), donde describió la fiebre de la arquitectura icónica extendida por España tras la apertura del Museo Guggenheim en Bilbao. Es asimismo autor de otros volúmenes de periodismo cultural, como Mariscal (1992), Wilt soy yo (2002) o Mundo Mendoza (2006).

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