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Antonio Orejudo
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Antonio Orejudo (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a Antonio Orejudo, autor de “Los Cinco y yo”

“En la actualidad, la ficción ha perdido bastante peso”

Por Javier Velasco Oliaga
lunes 17 de abril de 2017, 08:32h

Partiendo de las aventuras de Los Cinco y sus recuerdos de infancia, Antonio Orejudo ha compuesto una sinfonía de recuerdos que repasa una época crucial para nuestro país, como fueron los años sesenta y setenta y, también, para él mismo. Años de formación, tanto personal como de una nación que comenzaba a dar sus primeros pasos democráticos después de una larga y férrea dictadura. “Los cinco y yo” es el resultado del encuentro del autor con sus recuerdos más íntimos.

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Antonio Orejudo (Foto: Javier Oliaga)

Concretamente cinco han sido los años que ha estado Antonio Orejudo con la pluma aparcada en su escritorio. “A lo mejor, un poquito más”, apunta. ¡Qué casualidad que esa cifra coincida con la del título! Cinco años en los que creí que ya no iba a volver una nueva obra suya. Antonio se atrincheró en la Universidad de Málaga como profesor de literatura y, también, como bróker. Sin embargo, la fuerza de las letras volvió a correr por sus venas y el resultado ha sido "Los Cinco y yo", su libro más íntimo. “El libro tiene una escritura muy personal, formalmente profesional, donde hay una voz que te está contando la historia. No importa que haya sucedido o no, lo que cuento. Lo que importa es que resulte verdadero”, nos dice en la entrevista que mantuvimos en la cafetería de un conocido hotel madrileño.

“En la actualidad, la ficción ha perdido bastante peso. Hay un cierto descrédito de la ficción. En literatura, lo más importante es que lo que cuentes sea verosímil. De ahí, que utilice la primera persona en el relato. Aunque la verdad es que siempre es escribe en tercera persona. La primera persona es la tercera, sólo que se llama yo”, explica Antonio Orejudo con la rotundidad que habla un profesor universitario a sus jóvenes alumnos.

En su nueva y esperada novela, Antonio Orejudo se ha sentido absolutamente libre. “Me he permitido todo. No me gusta estar constreñido por un género literario y en mi novela hay varios. También hay un ir y venir del presente al pasado. Aunque pueda parecer que es un texto desordenado, la verdad es que está absolutamente pensada esta estructura errática que me ha dado una libertad infinita a la hora de escribir”, explica el escritor madrileño.

Para el escritor, las personas que nacieron en los sesenta, como él, “es una generación sin atributos. No hemos podido ser sujetos activos de la historia. Cuando llegó la izquierda al poder en el 82, nosotros éramos muy jóvenes y nuestros hermanos mayores se quedaron con todo, y ahora, el 11-M nos ha pillado ya muy viejos. Creo que hemos sido un poco mansos y hemos preferido esperar a que nos llegará el tiempo de tomar el poder y, al final, no lo hemos conseguido”, reflexiona con perspicacia. Por lo tanto, cree con toda la razón que su generación la podemos calificar de perdida. “Los jóvenes nos han adelantado por la derecha. No hemos tenido el coraje para reivindicarnos”, sentencia.

Se muestra un tanto dolido por lo que su generación, que es la mía, no supo hacer. “Cuando llegaron los socialistas al poder jubilaron a todos los profesores universitarios y una vez hecho esto, subieron la edad de jubilación de los profesores, con lo que se hicieron con la Universidad”, recuerda y continúa diciendo “el viraje sobre la OTAN fue inexplicable. Tuvieron una elasticidad moral que no todo el mundo estuvo dispuesto a hacer. Por lo tanto, el desencanto y la decepción fueron mayúsculos”.

Basar su libro sobre Los Cinco ha tenido una connotación muy generacional. “Una generación dentro de una generación. Eran unos libros supersexistas, racistas y si me apuras hasta fascistas pero fueron, más que mis primeras lecturas, el vivir unas aventuras que nosotros estábamos empezando a realizar”, especula. Gracias a esa analogía, el escritor pasa lista a sus compañeros cuarenta años después y pasa lista del nivel de frustración de toda esa generación perdida.

De todas formas, Antonio Orejudo no ha querido caer en la nostalgia y en contar batallitas de abuelos. “He querido rescatar nuestras vivencias, nuestras inquietudes y una forma de vivir diferente que se abría a los nuevos tiempos, a los de la apertura política pero, también, sexual. A todo lo que había sido prohibido durante cuarenta años”, razona y agrega “fuimos sufriendo una transformación personal al mismo tiempo que se transformaba el país”.

“Recuerdo perfectamente el día que murió Franco, echaron por la tele –entonces únicamente había dos canales- la película Objetivo Birmania. Ya sabíamos que al día siguiente no habría colegio”, evoca. “Entonces, no tenía conciencia política. Estuve bastante tiempo sin votar. Yo no sabía la trascendencia de lo que se había votado en aquellos años, hasta más tarde”, subraya.

Ahora que ha publicado su libro, evalúa los más de cinco años que ha estado sin escribir. “La literatura es un oficio, pero al estar sin escribir he hecho una especie de provocación al gremio. Además, he sido feliz. Algo intolerable. Parecía un escritor renegado que dejó la profesión para hacerse rico”, concluye. Nada más lejos de la realidad, la literatura corre por las venas de Antonio Orejudo y el libro “Los Cinco y yo” es una demostración palpable de ello.


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