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Esther García Llovet
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Esther García Llovet (Foto: Rafa Rivas)

Entrevista a Esther García Llovet, autora de “Cómo dejar de escribir”

“Hay que dejar de escribir tanto y vivir más”

Por Javier Velasco Oliaga
domingo 02 de abril de 2017, 18:35h

Esther García Llovet es una escritora, lo era está la publicación de esta novela, muy polivalente. Directora de cine, traductora, novelista y escritora de relatos o de revistas son las actividades que suele realizar. El pasado año presentó su última novela “Cómo dejar de escribir” al Premio Anagrama de Novela. No la concedieron ningún galardón pero el jurado recomendó la publicación de la novela, cosa que hicieron en Anagrama con auténtica disciplina.

Cómo dejar de escribir
Cómo dejar de escribir

Cómo dejar de escribir” es el canto del cisne de la autora malagueña, afincada en Madrid, pero es, también, la búsqueda de un manuscrito perdido del padre del protagonista. La autora se vale de ese proceso para hacer un interesantísimo recorrido por el Madrid de los años noventa, en un ferragosto que aplanará los ánimos de todos los personajes de la novela. En la entrevista, Esther García Llovet, nos desvela sus inquietudes y algún secreto de la que será su última novela, según nos afirma.

Cómo dejar de escribir” es su quinta novela que presentó al Premio Herralde de Novela. No quedó ganadora, sin embargo, el jurado recomendó a la editorial que se publicase. ¿Supuso para usted un triunfo esa recomendación?
Supuso una alegría y una sorpresa, estoy muy agradecida al jurado.

La novela transcurre en Madrid en un verano de los años 90. ¿Por qué ha seleccionado ese momento temporal?
En realidad quería que estuviera situada un par de años después de la muerte de Bolaño, no a comienzos de los 90. Tengo curiosidad por cómo Bolaño se habría tomado su reconocimiento tras su muerte.

El agosto de Madrid suele ser muy agobiante y caluroso. ¿ha escogido este mes para dar esa sensación de agobio?
Sí, suelo pasar el verano en Madrid y resulta una ciudad tomada por turistas japoneses que salen a mediodía y recorren la ciudad como fantasmas. Están ellos y casi nadie más, hasta que llega la noche.

El libro está escrito en primera persona. ¿Le ha costado meterse en la personalidad de un chico joven?
En la versión primera la protagonista era una chica, pero tenía un tono melancólico que no le iba al personaje y por eso cambié el género.

En la novela se habla mucho de la infelicidad. Sin embargo, aquellos años fueron los más divertidos de un Madrid que agoniza. ¿Es la infelicidad una enfermedad de la juventud?
No me parecen personajes infelices, sí pasotas, despreocupados, algo a la deriva y quizás demasiado ociosos.

El Madrid periférico que trata y los amigos del protagonista ayudan a crear una ambiente marginal y algo triste. ¿Era su intención reflejar ese ambiente obsesivo y lumpen?
El Madrid periférico del que hablo es el de la zona norte y Arturo Soria, que no tiene nada de lumpen, más bien al contrario. Sí bajan un rato a Vallecas, que ya tampoco es lumpen.

Desesperación y pena se juntan en la novela. ¿Cree que le ha quedado una novela pesimista y desasosegante?
No, yo no tengo la sensación de haber escrito nada triste, estoy comprobando en realidad que según quién lo lea le parece una novela melancólica o por el contrario, muy "pop" (esto último a amigos que me conocen).

Capítulos cortos, descripciones desgarradoras. ¿Cómo definiría su estilo?
Quería escribir en formato de viñetas cortas, me parecen más ligeras, concisas, divertidas.

La relación con el padre, el gran Ronaldo, tiene muchos rasgos oníricos, sin embargo, con el abuelo es más personal, casi siempre enfrentados. ¿Qué le motivó para contar esas dos relaciones de manera tan diferente?
Quería que el abuelo fuera quien sacara a Renfo del bucle aburrido en el que se encontraba. Abuelo y padre son completamente diferentes, y al final es por el humor y por la realidad por la que se decide Renfo.

El libro es una búsqueda relajada del manuscrito del padre. ¿Ha pretendido crear una metáfora de lo que fue aquella década?
Renfo no busca tanto encontrar un manuscrito como acabar un duelo por un padre que en realidad nunca tuvo.

¿Cuál sería el mensaje de la novela?
El mensaje de la novela es que hay que dejar de escribir tanto y vivir más.

¿Se siente cómoda escribiendo novelas cortas?
En realidad a la mitad de lo que sea que esté haciendo ya estoy pensando en lo siguiente y me entran prisas por acabar lo que tengo entre manos.

Traductora, novelista, ahora, directora de cine. ¿De dónde saca el tiempo para hacer tantas cosas y tan diferentes?
Una cosa tras otra, sin mezclar.

¿Se siente igual de a gusto en todos esos campos?
Novelista ya no soy, porque éste ha sido mi último libro. Traducir es divertido y relajante y dirigir es un caos muy estresante pero muy necesario también.

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