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"Silenciadas" de Kristina Ohlsson

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Silenciadas es la segunda novela de la escritora sueca Kristina Ohlssson. Un año después de su espectacular debut con Elegidas vuelve con los mismos protagonistas encabezados por la policía colaboradora Fredrika Bergman y con una trama donde se supera la anterior, siendo todavía más enrevesada, punzante y desasosegante. El libro ha sido publicado por la editorial Espasa.

La novela comienza con una violación cometida hace unos años en la noche de San Juan; con pocos datos, consigue una escena desequilibrante que nos deja un primer rasguño de lo que será la trama posterior sin darnos muchas pistas sobre el violador y la violada. Años después, en 2008, comienza la trama, el meollo de lo que va a ser esta novela negra con tintes psicológicos de casi todos los protagonistas porque ésta es una de las grandes virtudes de la novelista sueca.

 

Es tal la avalancha de novelas negras provenientes de Escandinavia que el lector suele preguntarse si es aconsejable vivir en uno de esos fríos países donde el nivel de suicidios es muy alto pero, también, el nivel de crímenes de papel lo es, superándolos claramente. Y ante tal marasmo de novelas, algunas pasan más o menos desapercibidas, condenándolas a un silencio injusto. A Silenciadas le ha ocurrido esto, pero su calidad y originalidad tendrán que hacer que ocupe el lugar que realmente le corresponde.

 

Kristina Ohlsson desarrolla la trama en dos frentes. La principal ocurre en Estocolmo, donde un matrimonio es encontrado muerto en su casa. Él, pastor de la Iglesia sueca y ella, empleada de la misma. El segundo frente se desarrolla en Bangkok, capital de Tailandia, donde una de las dos hijas de ese matrimonio se ha desplazado y donde, por una serie de circunstancias, se ve paulatinamente silenciada: cuentas de correo, teléfono móvil, pasaporte, tarjetas Visa van desvaneciéndose hasta quedarse literalmente incomunicada con su mundo, sin saber que sus padres acaban de ser asesinados.

 

Mientras, en Estocolmo, empieza la investigación sobre ese supuesto suicidio. El caso es encomendado al comisario Alex Recht y su equipo, donde destaca la investigadora contratada por el departamento de policía Fredrika Bergman, protagonista de la anterior novela, que en esta ocasión pasa por malos momentos debido a su avanzado embarazo y la relación con su pareja, casado con otra mujer.

 

Lo que parecía un simple suicidio, ya que aparece una nota de reconocimiento, se va complicando al aparecer varias evidencias que sugieren que ha sido un asesinato. La policía se divide entre los que creen una cosa u otra. Es la persistencia de Fredrika lo que hace decantarse por el asesinato frente a la incomprensión de otros miembros del equipo, Menos mal que Recht la ofrece su apoyo y puede seguir con su hipótesis.

 

En la investigación van apareciendo testigos que intentan derivarla hacia la tesis del suicidio liando una madeja prácticamente indescifrable en la que participan vicarios de la Iglesia sueca, líderes racistas, las hijas del matrimonio muerto y hasta algún policía de dudosa credibilidad.

 

Jakob Ahlbin, vicario de la iglesia supuestamente suicidado, es una persona especialista en el tema de la emigración ilegal, que en Suecia había llegado a convertirse en un tráfico vergonzoso. Al conocer la policía estos términos, la tesis del suicidio empieza a desmoronarse, más con los primeros interrogatorios al vicario Sven Ljung y su esposa, personas que encontraron los cuerpos sin vida del matrimonio.

 

Desde este punto la trama se empieza a enmarañar de tal manera que nada es lo que parece ser. Todos ocultan la verdad en un primer momento, pero la habilidad de Fredrika y el comisario comienzan a destejar esa tela de araña tejida por los responsables del crimen que el lector no llegará a conocer hasta el final de la novela con un final sorprendente y original.

 

La trama atrapa desde el principio y va in crecendo durante toda la obra hasta el mismo final donde nos vamos enterando de la relación que tiene la violación con el asesinato y que, por supuesto, no podemos revelar. Kristina Ohlsson maneja con maestría los tempos y la investigación policial, ella tiene suficiente experiencia ya que ha sido analista científica de la policía secreta sueca.

 

Si la trama es brillante, de lo mejor que he leído de la literatura negra sueca, uno de los mayores alicientes es el tratamiento de los protagonistas. Personas de carne y hueso con relaciones personales complicadas que van desde hogares desestructurados hasta personas con enfermedades incurables. Los personajes son descritos de forma certera y creíble, de tal forma que podrían ser nuestros propios vecinos.

 

Sólo un pequeño inconveniente que la editorial tendría que tener en cuenta para el próximo libro de la autora sueca y es que tendría que cuidar mejor la traducción y la edición. Kristina Ohlsson se lo merece y los lectores también. Los editores tienen con ella un diamante en bruto que nos parece mucho más creíble y mejor que otros autores de su país.

 

Crítica de libros

 

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