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Actualidad literaria: Se presenta “Los días que vivimos peligrosamente” de Mariano Guindal

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

El día que Mariano Guindal vivió peligrosamente

Por Javier Velasco Oliaga

Parece que Mariano Guindal le ha cogido gustillo a eso de escribir libros, eso sí, acompañado de su inseparable Mar Díaz-Varela, que como dice la solapa de la cubierta del libro, es su compañera profesional. Con nombre tan cinematográfico como Los días que vivimos peligrosamente escribe su segundo libro, que es una continuación sui generis de El declive de los dioses, centrado éste en la transición española. El libro ha sido publicado por la editorial Planeta.

De la quiebra de Lehman Brothers al gobierno Rajoy

Los días que vivimos peligrosamente es la crónica económica de España de los últimos tres años y medio, desde el 15 de septiembre de 2008, el día de la quiebra de Lehman Brothers, de la cual Luis de Guindos, actual ministro de Economía, sabe mucho ya que era el responsable de dicha empresa para España y Portugal; hasta la formación del gobierno de Rajoy. El libro claramente no ha terminado porque seguimos viviendo peligrosamente con estos políticos que nos han tocado en suerte.

“España no tiene el futuro en sus manos”, afirmó rotundo Mariano Guindal. El futuro está en manos de Angela Merkel, podía haber dicho perfectamente, pero no lo hizo porque ya lo sabemos todos. La crisis económica que padece España es la peor que ha vivido nunca, los sacrificios se están haciendo en todas la instancias menos en una, “al poder político nadie le ha visto hacer sacrificios”, dice categórico, con toda la razón del mundo. El poder político nos ha conducido a la crisis. Para solucionarla, todo el mundo tiene que sacrificarse, menos precisamente los que nos han conducido a ella.

Estamos pues en una situación dramática en la que el déficit es el cáncer de nuestra economía, “los de la Unión Europea que son gente seria e inteligente saben que el objetivo de déficit de este año no se puede cumplir”, señala Mariano Guindal. Si se cumpliese, España volvería a pasar hambre; el nivel de aguante de la sociedad es grande, pero tiene que tener un horizonte o al menos una lucecita al final de túnel. Ahora no la hay.

El día que Elena Salgado lloró

El 9 de mayo de 2010 Elena Salgado se encontraba sola en la madrugada. La comisión europea la había comunicado lo que tenía que hacer para no ser intervenidos. El entonces presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que aprobar el mayor recorte social de la democracia para evitar el colapso financiero. “Aquella noche se suicidó políticamente y hundió al PSOE”, escribe el periodista económico y la ministra de economía lloró desconsolada como una Magdalena, se había metido en un berenjenal que la superaba por todos los lados.

Pero esto no fue el fin, sino que fue más bien el principio de una serie de engaños con los que los políticos nos obsequiaron, hartos de oír en los medios de comunicación que había brotes verdes, que estábamos en la Champions League de la economía, los ciudadanos no sabíamos a qué atenernos, ¿quién nos mentía?, ¿quién tenía razón? No lo sabíamos hasta que el 5 de agosto de 2011 España volvió a situarse al borde del abismo. Zapatero evitó la debacle pactando con Mariano Rajoy una reforma exprés de la Constitución que garantizaría la estabilidad presupuestaria. El precio fue el adelanto electoral. El comienzo de un nuevo ciclo.



“Hemos empezado un ciclo muy largo del gobierno del Partido Popular”, asevera Mariano Guindal y eso pese al desconcierto de las filas del popular partido que cifraban en un primer momento la inyección e fondos en 26.000 millones de euros, más adelante, Guindos lo elevó a 82.000 millones y, ahora, unos analistas externos lo fijan en 180.000 millones de euros. Estamos pues ante un “error Guindos”, como el siglo pasado estuvimos ante un “error Berenguer”, esperemos que no nos traiga las fatales consecuencias que se originaron.

Para Mariano Guindal, “el gobierno tenía que haber dejado caer a Bankia”, declaró a Todo Literatura precisamente el liberalismo consiste en eso, lo que no funciona erradicarlo, demasiados políticos mandando en una caja. Demasiados políticos diciendo ahora lo que les gustaría haber hecho y no hicieron, pero ¿quién se lo impidió? Ahora dicen que la fusión de Caja Madrid debió ser con la Caixa. Ahora podrán decir lo que quieran para justificarse, pero las decisiones se ven claramente erróneas, de ahí el desprestigio que sufren en España todas las instituciones: la monarquía, las comunidades autónomas, los políticos y eso por no hablar de la justicia.

Las instituciones desprestigiadas

“¿Qué institución se salva?, se pregunta el autor de Los días que vivimos peligrosamente. “Tenemos que hacer una nueva transición, la primera se hizo de forma muy rápida y para contentar a todo el mundo desde un punto de vista de centro izquierda, ahora el nuevo proceso se iniciará seguramente desde una perspectiva de centro derecha”, explica con cautela y añade “lo único que nos puede salvar es el capital humano; hay que cuidarlo y no se está haciendo”.

El libro está escrito como un thriller económico, un nuevo género inventado por Mariano Guindal, donde todos son culpables. Comienza el libro en la cola del paro, esa cola que visitó cuando fue despedido de La Vanguardia, y titula ese capítulo Los lunes al sol como la conocida película. Muchos capítulos llevan títulos de películas, siempre traídos muy oportunamente. Ataca a los economistas porque sólo se fijan en el esqueleto de las cosas y no ven la realidad. Precisamente el presentador del acto, el profesor Luis Garicano, como buen economista, aun estando de acuerdo con Mariano Guindal en muchas cosas, no percibe la realidad, se ve que tiene vocación política.

Garicano ha calificado al gobierno de Rajoy como “un mal estudiante que va haciendo los deberes con desgana y siempre atrasado y va pidiendo prórrogas para hacerlos” y Ramón Peralta que introdujo a ambos dijo del libro que “es una obra templada, serena y abierta al futuro”, aunque el futuro lo veamos muy negro. Parafraseando a ese gran filósofo de lo cotidiano que fue Groucho Marx, “la economía española, partiendo de la nada y con su sólo esfuerzo, ha llegado a alcanzar las más altas cotas de miseria”, y ahora que nos diga Luis Garicano que el año que viene puede darse la vuelta a la tortilla. Ya nos han engañado muchas veces, pero esta vez, no. Es mejor leer el libro de Mariano que oír a tanto listo.




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