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Guillermo Martínez presenta su nueva novela “Yo también tuve una novia bisexual”

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
De sugerente y provocativo título, Guillermo Martínez presentó hoy en Madrid su novela "Yo también tuve una novia bisexual"; tengo que decir que no la tuve y si me hubiese gustado, eso prefiero no decirlo, porque quiero seguir durmiendo en casa sin que me echen. Pero el título no hace justicia al texto. El libro ha sido publicado por Ediciones Destino.
Ni el título, ni la portada hacen justicia a la novela. Es más, engañan, porque nos encontramos con un texto de calidad, tenso, dramático, original y, sobre todo, bien escrito. De una tensión e intriga que van en aumento según va avanzando la trama y que, además, encierra una profunda reflexión sobre el paso del tiempo y el peso del pasado en cada acto de la vida.

Escrita en primera persona, lo que le da mayor verosimilitud y tensión, la novela de Martínez recoge muchas experiencias de su vida real, eso sí, adaptándolas a lo que quiere contar y retorciéndolas a su conveniencia para conseguir un texto dramático, original y reflexivo, profundamente reflexivo, que le hace preguntarse sobre las consecuencias de la pérdida de memoria a raíz de un suceso real que le ocurrió cuando tenía 39 años, los mismos que el protagonista.

Guillermo Martínez ha sido profesor universitario de matemáticas en Oxford. El protagonista es escritor y profesor invitado en una universidad del sur profundo de los Estados Unidos, en el estado de Georgia en su límite con Alabama. El haber estado allí para documentarse le hace decir que allí todavía persisten los traumas que ocasionó la Guerra de Secesión, que sigue habiendo un cierto enfrentamiento latente entre los vencedores y vencidos de aquella contienda.

Pero la novela va más allá de aquello, va “del amor, de una forma distinta de sexo y sobre la memoria”, señala la editora Silvia Sesé en el encuentro con la prensa. Para Martínez es “una novela de campus universitario y de la temática que conlleva”. Una novela muy del gusto de uno de sus autores favoritos, Philip Roth, maestro en el arte de retratar los campus americanos, aunque el texto también recibe influencias de otro de sus autores favoritos, quizá el que más: Henry James.

“El título tiene una cierta ironía y es un guiño a su obra”, explica el escritor argentino, “pero aunque se habla de una novela donde una de las protagonistas es bisexual, es cierto que es algo diferente”, continúa diciendo. Y es realmente diferente, porque no se queda en esa anécdota y relata las sensaciones de un profesor que llega a un mundo nuevo para él y lo ve con los ojos de un extranjero y que, además, se da cuenta de que está perdiendo la memoria.

El autor concibió la novela como un cuento: “encontré potencialidades y lo desarrollé hasta convertirlo en una novela”, señala el escritor sobre su obra y explica cómo es su forma de escribir, su método: “yo siempre empiezo una obra por el final y después voy rellenando la historia”. Guillermo Martínez elucubra desde el final de la obra sobre unas sensaciones trágicas que ayudan a que el lector quede atrapado durante el resto de la narración.
La forma de atrapar al lector es mediante la relación del protagonista con esa novia lesbiana, esa relación la fue construyendo hacia atrás, en cuanto al personaje se refiere y engendra contrastes del personaje según se le va conociendo y la trama se va complicando.

Para Guillermo Martínez uno de los problemas principales que tuvo que resolver en la novela fue “la dificultad de hacer hablar al personaje. El problema de los idiomas, en qué idioma se expresaban y cómo va modificándose según Jennifer, la novia, va aprendiendo el castellano”, señala el escritor. ¿Y cómo lo resolvió? “Pues, evitando los diálogos y escribiendo a partir de la memoria del protagonista, tal y como él lo recordaba”, explica el autor, que ya utilizó este recurso en su anterior novelaLa muerte lenta de Luciana B.

Martínez, que hace ya siete años dejó la docencia para dedicarse a la literatura en cuerpo y alma, ganó el Premio Planeta Argentina con su novela Crímenes imperceptibles, que fue llevada al cine por Álex de la Iglesia con el título de Los crímenes de Oxford, el mismo con el que fue editada en España. Yo también tuve una novia bisexual ha interesado al productor Gerardo Herrero para ser llevada al cine. Hay que tener en cuenta que aunque en España se publica ahora, ya lleva un largo recorrido desde 2007 en distintos países.

Para escribir el texto, el autor argentino se ha documentado a conciencia y ha releído a clásicos del erotismo, en su afán de no ser repetitivo y hacer algo nuevo. Para él hay dos tipos bien definidos “los autores del siglo XIX se acercaban al sexo mediante metáforas, los del siglo XX banalizan el sexo, como lo hacen los autores del realismo sucio que va ligado al sadomasoquismo y al submundo de las drogas”, señala el autor.

Él ha querido huir de todo eso y le ha dado un barniz más sentimental, aunque cree, y así lo ha dicho, que consigue escenas realmente eróticas y, realmente, lo consigue y lo hace sin “pensar en ningún tipo especial de lector. Busco un público amplio y creo que Internet ha contribuido a ello y le ha dado chance a la novela erótica”, dice.

También dicen que los ebook han favorecido este tipo de literatura, que la gente ya puede leer lo que quiera en el metro y en el autobús sin que nadie mire indiscretamente la portada. Con este libro, eso no pasará, no tiene nada de que avergonzarse quien lo lea, al contrario, es literatura en sentido puro. Léanlo y me darán la razón, yo no he parado hasta que lo he terminado.

Puede comprar el libro en:


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