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"Laberintos", el nuevo poemario de Rafael Mesado

viernes 23 de marzo de 2018, 01:00h

"Laberintos", el segundo poemario de Rafael Mesado (Betxí, 1962), es un poemario extenso y rico por su variedad de temas y por su fuerza evocadora. Publicado por la editorial Huerga y Fierro, y con sus ciento noventa y dos páginas equivale a la experiencia de leer tres poemarios, porque no es poco el aprendizaje que se obtiene de su lectura.

Laberintos
Laberintos

El título es significativo del contenido porque nos hace recorrer las diferentes partes del libro como si de un laberinto se tratara. Un laberinto repleto de recovecos a lo largo de sus diez secciones donde encontramos variedad de propuestas y ligeros cambios de estilo. Domina la influencia postista y de vanguardia por la profusión de imágenes sugerentes creadas por la imaginación del poeta, también por la recurrencia a experiencias sensoriales y por el gusto por el juego con el lenguaje, en ocasiones de forma lúdica.

En la primera parte I. Samahadi encontramos diez poemas influidos por la filosofía hinduista.

La palabra “Samahadi” hace referencia al estado de conciencia que en el hinduismo se alcanza por medio de la meditación y que lleva a sentir la unidad o fusión del hombre con el universo.

Incluye el poema Satori, que es la palabra zen para este mismo concepto. Estos poemas transmiten una sensación de liviandad porque los versos parecen volar, fluir de forma intrascendente. No hay signos de puntuación sino leves pausas indicadas por mayúsculas o dobles espacios, y esto le da velocidad, ritmo y vuelo. En esta parte encontramos poemas que por sus títulos ligeros pero sugerentes nos trasladan la idea de este estado de contemplación en la que el cuerpo parece desprenderse de su peso físico: Satori, Instante, Tránsito, Mineral, Nada.

La segunda parte II Contraseñas consta de trece poemas titulados con números romanos. Cada poema está inspirado en un personaje que admira el autor- en su mayor parte poetas, algún filósofo y una cantante de rock- a los que el escritor homenajea y canta. En esta sección, de inspiración postista, Rafael Mesado juega con el lenguaje mediante aliteraciones y repeticiones para construir un diálogo con los autores. No es un diálogo grandilocuente, no pretende, en ningún caso, ser como una oda. Por el contrario, el homenaje a estos trece autores se lleva a cabo mediante un diálogo íntimo en el que nuestro autor les tutea con cariño.

Patti Smith Hipatia Patricia hipertérrita

Babel baby blue bibliófila callejera

Pattirimbaud abisinia

traficantesdedeseos cenobita(…)

O viejo tramposo

William Blake

que viste el paraíso cara cara

cómo intuiste que lo seres son llamas

cómo imaginaste que el orgullo es la ceguera

de los humanos (…)

Vuelves otra vez después de haber pasado

otra temporada en el infierno Arthur Rimbaud

tan joven y tan viejo tan absolutamente moderno

(…)

eres el gran enfermo el gran enloquecido

cuyo ojo traspasa los velos y las máscaras

mirada de extranjero eterno(…)

Me gusta de la literatura, entre muchas otras cosas, esa intimidad que se establece con los autores; hay hasta cierta sensualidad entre las páginas, que son la puerta a la casa del autor. Podemos, por medio de su obra, ser testigos de sus pensamientos íntimos y contemplar su batín de escritor, su café humeante o su pipa.

Precisamente en esta sección, Rafa Mesado establece esta relación con ellos y lleva al lector de su mano, él es el puente. Hay cierta osadía en ello, tal vez algo mesiánico, pero me gusta siempre encontrar este tipo de inspiración en los poetas, cierta sublimación a lo Whitman. Al leer esta parte he recordado la cita de Whitman que abre el comienzo de este poemario “ Y aquello que yo me propio habrás de apropiarte, porque todos los átomos que me pertenecen también te pertenecen”.

En la tercera parte, Opacidades y transparencias, hay nueve poemas en los que el autor alterna temas más profundos (el tiempo, la memoria, el caos y la muerte), con otros más sensoriales y livianos( imágenes del agua, el oleaje, el vacío ).

Juegos es la siguiente sección en la que predominan poemas cortos, un par de ellos visuales.

Como parte de este juego del lenguaje, encontramos aliteraciones, repeticiones, simetría, definiciones y en fin, un brotar de versos saltarines que el poeta crea con aparente facilidad.

En la quinta parte, Diez textos adosados siguiendo la técnica del enderezamiento, de nuevo vemos el postismo y el gusto de Rafael Mesado por las vanguardias. Otra vez hay intertextualidad y referencia a diez autores por medio de la versión de sus poemas. Estas versiones tienen un carácter lúdico, travieso. El poeta sabe que no puede mejorar el poema, se limita a jugar con él igual que un gato juega con una madeja de lana. El autor se apropia del poema y lo zarandea inconsecuentemente, a su antojo. Cada poema va acompañado del original a pie de página. Es una selección poemas de autores ya clásicos. No sabemos si son poemas que gustan al autor o por el contrario le disgustan y los somete, de esta manera, a un bisturí un tanto herético.

La sexta parte de Laberintos se llama Poemas de hospital y es, junto con la última parte, una de mis favoritas. Está formada por dieciséis poemas que crean una atmósfera muy concreta, una atmósfera de pasillos y habitaciones de hospital, de esperas, sensaciones y reflexiones. Me sorpendió esta temática original que supura un estado de ánimo muy particular. Tal vez sea la sección más confesional del poemario en la que encontramos poemas como Ingreso, Espera o Taquicardia.

Comparto aquí unos versos del poema Analítica:

No preguntes a los oráculos de los días

No interpretes el enigma de los límites

No traces diques ante la piel de las horas

No vigiles indecentemente las corrientes de la sangre

Ni espíes sin embalaje ni elegancia la estructura

planetaria del dinamismo celular

Rasga la aguja el velo de la existencia

y la sangre emana rojiza con ductilidad de aurora

Los ojos penetran en el líquido cósmico

de la miel globular como mineros que arrancan

de los oscuros muros vagonetas de metal

Minerales enclaustrados duermen en tubos de ensayo(…)

Siguiendo por la siguiente sección Algarabía, hay tres poemas que la forman y todos nos introducen en el mundo de la pompa, el boato y la algarabía de una fiesta religiosa. En alguno de ellos se trata de una procesión de semana santa que el autor caricaturiza para mostrarnos su visión crítica de una forma de religiosidad que él considera ridícula y artificiosa.

Aparece léxico perteneciente al ámbito religioso: sotanas, una salmodia, oraciones sinsentido, perfume cardenalicio.

El verso se hace más largo, más pesado y concentrado que en otros poemas anteriores. El autor critica

la ostentación, el exhibicionismo de lo que considera una hoguera de las vanidades, en la que hay lugar para la curiosidad por las esquinas y la maledicencia por doquier.

Laberintos es la octava parte y recibe el nombre de este poemario. Aquí es donde el lector encuentra justificación al título del mismo, donde se llega a entender su estructura laberíntica. En esta sección el autor sí que utiliza los puntos y las comas en sus versos. Hay una especie de corriente de consciencia poética, un fluir de imágenes sugestivas, algunas de forma aforística, yuxtapuestas. Se trata de una lluvia de sensaciones que construyen las paredes del laberinto. La palabra “laberinto” aparece en todos los poemas y es una especie de poética que rige este poemario.

Vemos algunas bellas imágenes en torno al concepto de laberinto:

El laberinto es ciudad, textura de piedra sobre la meseta extendida de la piel. Arena de cristal.(…) todas las pieles son la misma piel, la piel del inexorable laberinto sin oscuridad.

Entre los versos de esta sección encontramos de nuevo el concepto de unidad que abría el poemario en Samadhi. El laberinto podría representar el mundo, o la vida, y vuelve a aparecer en el poema Oda a la tristeza:

Qué insulsa la tierra sin sus praderas de tristeza extendidas. Qué terrible un mar siempre sonriente con rompientes y brujas de estridente alegría. Qué insoportable el desierto sin la sombra cuajada de instantes deshilachados de hiena. Qué tormento un castillo a pleno sol, (…) qué engaño un laberinto sin tristeza.

En esta parte de Laberintos nos damos cuenta de que hemos ido tirando del hilo de una madeja de lana que Mesado nos colocó al principio de este libro, su laberinto particular. Hemos intentando desentrañarlo a través de los pasillos y curvas de laberinto, en el vértice del verso.

La composición laberíntica viene dada por esa estética propia de la irracionalidad de vanguardia, de imágenes que a veces cuestan de digerir, en las que predomina la sugerencia y construyen una atmósfera laberíntica, especialmente en esta sección de disposición visual más compacta, de verso largo y de poema largo que es acumulación de ideas e imágenes.

En la novena parte de este poemario , llamada Metapoemas, encontramos versos propios de la poesía del silencio en los que el poema se convierte en lugar para la reflexión sobre la creación poética.

Este poema se pliega sin ventana

sobre sí serpiente que se arrastra entre el silencio

blanco que ofrece la página estructura inversa

del significante sin puentes

que se desliza entre la textura abierta de la posibilidad(…)

Solo el silencio es el laberinto que traza la escritura.

En otros poemas encontramos más reflexión en torno a cada poema: en el primer verso de Poema como grito, leemos: este poema es un grito lanzado sobre un mar.

Igualmente, Poema de amor comienza así:

Este no es un poema de amor

acaso ofrece tan solo un fragmento

de amor marino sobre las barcas que sueñan

corales amantes del agua(…)

En la décima y última parte Poemas líquidos encontramos la temática del mar y vemos la influencia del mismo sobre el poeta levantino. El escenario de la playa, de la arena y el sol son testigos de una mirada amorosa del poeta, de su forma de mirar inspirada. Cuando el poeta dice que el agua acaricia, es él quien acaricia y cuando la luz ilumina un cuerpo desnudo, es su mirada quien lo ilumina. Esta parte, que es otra de mis favoritas, está repleta de versos de gran belleza, aquí hay algunos ejemplos:

Las olas de luz iluminan la desnuda geografía de los cuerpos.

Es el agua límite del amor sin abrigo ni sábana de Luna cúspide de unos senos de ámbar lamidos por el sol.

El agua besa los pies de los amantes.

El mar acaricia los cabellos de los astros sin telescopio.

De este mismo modo en el poema Caricia de agua, el agua es el instrumento del que se sirve el poeta para acariciar el cuerpo de la amada, como si el poeta envidiara la intimidad del agua con ella y quisiera ser el agua que acaricia.

Son poemas líquidos que se escapan entre los dedos y fluyen. Hay versos acuáticos, de arena, del sol sobre la piel, de las gotas de agua sobre el cuerpo amado. Poemas salinos, luminosos y náuticos que destilan sensualidad.

Siempre el agua besara las gotas

enamoradas de tu cuerpo de sol

Sin exilio ni delfín el agua siempre

recorrerá los instantes de tu espalda

Agua sin espinas de tus besos

de mar El oleaje siempre lamerá

la sal escondida de tu tuétano

más oculto acariciar a su brisa

los laberintos de arena de tu piel

tus dunas más amorosas

y tus simas más profundas

Siempre el agua resbalará

por tus senos de Colina

besando a cada paso las huellas

de tu mar infinito de lejanías

tu arboleda perdida

tu relieve de luz(…)

No quiero decir ya mucho más para no interrumpir esta cadencia en la que nos arrulla el oleaje, esta caricia de sol y de brisa que nos procuran estos versos. Sólo hay que sumergirse en el poemario.

Rafael Mesado Gimeno, (Betxí 1962) es doctor en Filología y Culturas Europeas, profesor de Literatura Universal y Lengua Castellana en el IES Francesc Tàrrega de Vila-real (Castellón), ensayista, poeta y pintor. En cuanto a su práctica artística, ha sido miembro de la dirección de la Galería l’Algepsar de Castellón, ha realizado numerosas exposiciones desde 1993 y ha participado en Ferias de Arte de ámbito nacional e internacional. En estos momentos expone su obra pictórica en el Espacio de Arte El Convento de Vila-real.

Su actividad ensayística y crítica se ha visto reflejada en artículos de diversas revistas literarias, entre ellas Campo de Agramante y Revista Electrónica Forum Recerca de La Universitat Jaime I de Castellón. Como poeta es autor del poemario, escrito en catalán, Samsara (Germania, 2012), anterior al que nos ocupa. Ha participado durante años en Azharanía, revista de poesía de Castellón y ha ganado el premio de Poesía Villa de Betxí en dos ocasiones.

Puedes comprar el poemario en:

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