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"La última partida", la primera novela negra del escritor Jorge Gutiérrez Diego

Por Hermenegildo Verdugo
jueves 29 de agosto de 2019, 20:05h
La última partida
La última partida
Después de un libro de relatos y un poemario, el escritor sevillano Jorge Gutiérrez Diego publica su primera novela negra "La última partida", un libro donde la vida se convierte en un juego de azar de imprevisible resultado.

¿Hay en la vida de los seres humanos alguna necesidad más irrenunciable que la de ajustar cuentas con el propio pasado? He ahí la clave sobre la que se construye "La última partida", lo que sostiene la estructura de la novela y le confiere unidad.

El punto de partida del relato lo fija un trágico suceso: el asesinato de un prestigioso abogado, alejado ya del mundo de los tribunales y reconvertido en el apacible regidor de un bar de su propiedad, por parte de un par de sicarios cuya identidad no llega a esclarecer la justicia. El caso queda, por tanto, irresuelto.

Ese desafortunado cierre en falso del proceso penal se convierte en el factor determinante que acabará propiciando el encuentro, en absoluto fortuito, de los tres personajes centrales de la novela: Rafael, el atormentado hijo de la víctima; Soto, el hombre de los grandes silencios, o de las palabras justas; y, por último, el atareado y siempre resolutivo barman apodado, por razones obvias, el Manco. Obsesionado con mantener viva la memoria de su padre y vengar su muerte, el primero de ellos; empeñado en acallar los molestos ruidos que le llegan del pasado, el segundo; aparentemente convencido de que el simple paso del tiempo opera ya como un conjuro que borra las huellas de las malas experiencias vividas, el tercero.

Será el azar, que toma aquí la figura de una confidencia inesperada que le hace un delincuente de poca monta al joven abogado en que se ha convertido Rafael, el que ponga a este tras la pista de Soto y, con él, de su insobornable amigo el Manco. Y será un juego en el que el azar desempeña un papel importante el que guiará, a partir de ese momento, el desarrollo de la acción: el póker, un juego que ciertamente prima la astucia de los jugadores, su capacidad de simulación y su atrevimiento, pero que no por eso deja de estar sometido, como todo en la vida, a los caprichos y a los rigores de la fortuna. Un juego en el que se gana o se pierde, sin término medio.

Discurre el relato con continuos desplazamientos desde el presente al pasado y a la inversa. Esos repetidos regresos al pasado le sirven al narrador para dar cuenta de la trayectoria vital seguida por los personajes arriba citados, pero sobre todo para ir perfilando con demorada precisión los sucesivos estados de ánimo, o de conciencia, que padecen. Para cumplir este segundo propósito, tiende de forma natural el narrador a cederles la palabra para que sean ellos mismos los que hagan patente su confusión, su profundo desasosiego o su mal disimulada indiferencia. En todos los casos, su irrecusable malestar y la soledad que los habita. Crece en esos momentos la calidez del relato y se hace más densa la atmósfera que lo envuelve.

Contada con eficiente sobriedad, sin innecesarios alardes estilísticos, la novela trata de ir planteando con sencillez aparente numerosas preguntas en torno a las nunca suficientemente atendidas consecuencias de nuestros actos, a la inevitabilidad del dolor y a los demonios que el dolor agita en nosotros, al escaso conocimiento que tenemos de la identidad real -no fingida- de los otros, a la absoluta provisionalidad de nuestras decisiones más importantes, y, en suma, a la posibilidad real de que el pasado devore no ya nuestro imprevisible porvenir, sino nuestro más acuciante presente.

Entendida la vida como un persistente juego de fuerza entre la necesidad y el azar, o entre la voluntad y lo que llamamos el destino, ¿a quién le es dado predecir cómo termina la última partida?

Jorge Gutiérrez Diego nació en Sevilla en el año 1989. Completó sus estudios de Literatura Alemana Comparada por la Universidad de Heidelberg y se licenció en Periodismo por la Universidad Hispalense. Ha trabajado, principalmente, como traductor e intérprete de alemán

En lo que se refiere a la escritura, trabaja tanto la prosa como la poesía. En este último ámbito ha recibido cuatro reconocimientos: el XV Certamen Jóvenes Creadores del Ayuntamiento de Salamanca, el VIII Premio Juan Sierra (Tertulia Literaria Las Noches del Baratillo), el XXIII Premio Poesía Luz de Tarifa y el primer premio en la categoría de Literatura del certamen XVI Crea Sevilla (2018).

Ha colaborado en las revista digitales Anonimato, Dichtkunst Magazine y Le Miau Noir, así como con la revista Hércules Cultural. Algunos de sus relatos y poemas han sido incluidos también en distintas antologías.

En 2016 hizo su debut literario con el libro de relatos La profundidad de los espejos, publicado por la editorial sevillana Ediciones en Huida. En febrero de 2018, y con la misma editorial, vio la luz su poemario Miradas de nadie.

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