www.todoliteratura.es
Pablo Malmierca
Pablo Malmierca

Entrevista a Pablo Malmierca: "Si no nos conocemos a nosotros mismos nunca podremos aprehender todo aquello que tenemos alrededor"

Autor del poemario "La voz estremecida"

miércoles 02 de octubre de 2019, 06:36h
Pablo Malmierca (Zamora, 1972) es Licenciado en Filología Hispánica. Profesor, poeta y narrador. Miembro del Seminario Permanente Claudio Rodríguez y co-director y co-fundador de la revista de poesía y pensamiento Intercostal. Ha publicado los poemarios dD y No comas mi corazón, y el libro de relatos Catálogo de terrores domésticos, en PiEdiciones. "La voz estremecida" es su primera publicación con la editorial leonesa Eolas
La voz estremecida
La voz estremecida

La primera palabra de "La voz estremecida" es “nombrar” y a mí no me puede parecer una palabra más oportuna para dar comienzo a un poemario. “Nombrar” equivale a dar vida a través de la palabra. A mi entender, tu posicionamiento está muy claro desde el principio. Entiendes la poesía como alumbramiento, haces que las cosas nazcan (o re/nazcan, mejor dicho) a través de la palabra.

Este libro nació en el año 2015, que fue el momento en que pasé de ser un escritor privado a un escritor público. Me explico, llevo escribiendo desde muy joven, pero nunca había tenido la necesidad de publicar lo que escribía, pero llegó un momento en que por diversas circunstancias sentí la necesidad de publicarlo. Junto a esta necesidad también nació en mí otra necesidad, veía o mejor leía a mi alrededor todo aquello que hacían otros poetas. El salir a la luz hizo que fuera más permeable a la escucha de otras voces. Mi nueva necesidad fue dar sentido a mi voz, intentar modular aquello que llevaba escribiendo desde hace tanto y perfilarlo de un modo personal, digamos que La voz estremecida comenzó a escribirse como una forma de dotar de sentido a todo lo que había estado haciendo hasta ese momento. De ahí que el poemario comience con la palabra nombrar, pues como bien dices con este libro de poemas pretendo o más bien es un intento de, como digo en un micropoema, "Penetrar la palabra / dar a luz el poema". La búsqueda de una voz parte siempre de un re-nacimiento, en este caso de la forma de acercarse, de hacer mía la palabra. Por tanto, "La voz estremecida", es un libro fundamentalmente metapoético que se adueña de diversos lenguajes como el del erotismo, el cine de terror, la retórica amorosa o la dialéctica del vacío.

En relación con esta misma idea dices en otro poema: “Otro verso, / la necesidad de existir, / el ansia de la palabra que te nombra”. Desde mi punto de vista, existen dos tipos de poetas; los que escriben para vivir y los que viven para escribir. ¿Cuál de estos dos tipos de poetas es Pablo Malmierca?

Desde siempre la escritura ha sido una parte muy importante de mi vida, aunque antes que considerarme escritor me considero lector, o mejor "escuchante" de voces que se entrecruzan con la mía, sin todas las lecturas que se han aposentado en mí jamás hubiera podido escribir ni una sola línea. Dicho esto, escribir, la palabra, es fundamental en mi vida, nombrar hace que pueda comprender todo lo que me rodea e, incluso a mí mismo, primer paso para entender el mundo que nos rodea, pues si no nos conocemos a nosotros mismos nunca podremos aprehender todo aquello que tenemos alrededor. En mi caso y ciñéndome a tu pregunta escribo para vivir, para comprender y para transformar.

En "La voz estremecida" has encontrado una voz propia. En el poema titulado Ignorancia donde arremetes, creo yo, contra cierto elitismo de la poesía, he encontrado una estrofa que me parece a mí que te sirve como poética: “La voz no nos pertenece, / la voz se pierde entre la percepción de los otros, / la voz se diluye en las conciencias”.

Como te decía anteriormente la intención primera de "La voz estremecida" fue conformar una voz que se asemejara lo más posible a mi concepción de la poesía. El tema del elitismo atraviesa todo el libro. Existen múltiples ejemplos de autores encumbrados en una determinada época por motivos esencialmente políticos y económicos, y aquí entiendo como político todo aquello que tiene que ver con los campos literarios de Bordieu, estos autores ejercen un control férreo sobre los demás autores desde posiciones de poder o de prestigio, y en muchas ocasiones llegan a eclipsar determinadas líneas poéticas o narrativas en favor de otras. Además, en estos momentos por motivos de economía de mercado existen intereses económicos relacionados con grandes grupos editoriales que dirigen en connivencia con estos autores el devenir de los campos literarios que nos toca vivir-sufrir. Si algo he aprendido de la historia de la literatura es que es el tiempo (aunque parezca casi un lugar común) el que decide qué literatura perdurará en las generaciones futuras. ¿Quién se acuerda ahora mismo del primer superventas de la literatura española, la novela Los cipreses creen en Dios de José María Gironella? Por eso digo que la voz no nos pertenece, que se perderá en la percepción de los otros... La poesía es libertad y está muy por encima de los individualismos y las escuelas.

Me atrevería a decir que estás intentando un género nuevo, muy alejado de los cánones actuales que destaca sobre todo por el uso sin complejos del vocabulario que yo llamaría gore (lobo, cuervos, walking dead, etc.). ¿Dirías que la poesía de Pablo Malmierca se compone de tres cuartas partes de poesía clásica y un cuarto de terror?

Mi poesía no existiría sin la lectura de los clásicos, sin la poesía de lengua inglesa, sin Rimbaud, sin Baudelaire, sin tantos y tantos. La lecturas conforman el 95% del poeta. Pero no debemos olvidar que la esencia de la poesía, por encima de la originalidad romántica, es la ruptura, rupturista fue el marqués de Santillana al adoptar, aunque sin éxito el soneto italiano, el Modernismo, las Vanguardias Históricas y tantos y tantos poetas. No entiendo la poesía sin ese elemento de ruptura, quizá por eso lo que escribo parezca tan alejado de los cánones actuales. Una de esas formas de ruptura consiste en buscar la belleza en lugares alejados de los comunes. Cuando estudié la vanguardia en Cuba me llamó mucho la atención cómo diferenciaban la Alta de la Baja cultura autores como Mañach o Martí. Desde entonces surgió en mí la necesidad de mezclarla, ponerla al mismo nivel en el mismo texto, muy al contrario de la Posmodernidad que igualaba ambas culturas, en mi caso sigo diferenciándolas pero complementándolas. No solo aparecen elementos relacionados con el terror, también con la música extrema, con la psiquiatría y todo aquello que por asociación pueda relacionarse con el tema que esté tratando. Otra de las formas en la que intento romper con las formas actuales es el trabajo del ritmo del poema, frente al verso medido o al verso libre utilizado en la actualidad intento adaptarme a ritmos vocálicos y de pensamiento que me permiten mezclar en un mismo libro poemas con micropoesías, aforismos, epitafios, etc.

Una de las cosas que más me ha gustado del libro es el contraste que propones entre luz y oscuridad. Por un lado, todo lo relativo al terror aporta el toque oscuro, mientras que ese alumbramiento del que hablábamos al principio me lleva a pensar en la luz…

Esta dicotomía ha resultado muy efectiva a lo largo de la historia de la literatura, ya desde los mitos fundadores de nuestra cultura aparece en las diversas religiones. Digamos que es uno de los grandes relatos de la literatura. Concibo el poema como luz. Decía Claudio Rodríguez que la claridad viene del cielo; sin embargo, difiero de esta afirmación la luz viene de la oscuridad, sin esta no habría claridad. Para Claudio y muchos poetas es el amanecer el momento de máximo conocimiento, el lugar en el que la percepción se abre y puede conocer el mundo, momento en que la caverna platónica se nos des-vela y podemos comprender. En mi poesía ahondo en todo lo que existe tras el ocaso, verdadero momento en el que el velo se cierne sobre el mundo, momento en el que podemos vislumbrar todo lo que queremos que permanezca oculto y es con ese conocimiento de esa parte más profunda, de esos subterráneos del alma, como podemos comprendernos y ver el mundo en su verdadera esencia. La luz sería la comprensión, la oscuridad la verdad que nos rodea.

En "La voz estremecida", junto a poema largos, también encuentro literatura de lo breve: micropoemas, aforismos, haikus…

Que en este libro aparezca tanta literatura de lo breve es fundamental para su propósito. En lo formal quería utilizar formas que pudieran servir para sintetizar un pensamiento de la forma más breve posible, si desarrollamos un poema con contenido metapoético en una forma más o menos larga el lector podría perderse o bien no entender de forma correcta el mensaje. Sin embargo, utilizando formas breves el mensaje será recibido de forma más satisfactoria por el lector. Otra de las causas de incluir literatura de lo breve es epocal, vivimos asediados por la poesía que Rodríguez Gaona denomina de "tardoadolescente", frases, poemas de escaso valor literario que inundan la red y que se han convertido en el nuevo producto de editoriales que los han convertido en fenómenos comerciales, mi intención es utilizar estas forma alejándolas de este uso desviado e insertarlas en un libro de poesía que ante todo es fruto del trabajo y la decantación.

Y también la greguería, que es un género literario que suele ser muy denostado, pero del que yo me declaro admirador. Me encanta esta de la página 71: “Pasaba páginas: / contaba billetes”.

Las greguerías de Ramón Gómez de la Serna son uno de los géneros literarios, a mi juicio, más divertidos de la historia de la literatura española. Es además muy productivo a la hora de insertar en un libro la ironía, te permite jugar con conceptos desde el humor, que quizá desde otro lugar no tendrían el mismo resultado sobre el lector.

La poesía es libertad y está muy por encima de los individualismos y las escuelas

Entrando ya al fondo del asunto, diría que uno de los grandes temas de La voz estremecida es el de la inexistencia en vida: el no-estar. Frente al habitual recurso al no-lugar, que abunda en la poesía posmoderna, tú nos hablas de tu preocupación por el vacío, por la Nada o por el hecho no-estar. Dices en el poema Kamikaze: “Allí no estaba yo”.

Antes hablaba de la oscuridad como lugar de des-velamiento de la realidad, de La voz estremecida como un intento de encontrar una voz propia, de la poesía como corriente entre las conciencias. Si te das cuenta todo lleva a un mismo lugar: el vacío, la nada. En ningún momento identifico esta nada con el nihilismo posmoderno que solo lleva a la destrucción, para mí esta nada es el lugar previo a la luz, a la creación, al poema, en definitiva a la palabra. En otro pequeño poema digo "Lo fácil fue talar el árbol / lo difícil arrancar las raíces". Vuelvo al concepto clave de mi poesía: ruptura. La ruptura implica un vaciamiento de lo anterior, pero desde su conocimiento. Una oscuridad primigenia desde la que buscar una nueva luz, una nueva voz.

Obviamente, para expresar este no-estar en vida tú nos presentas las metáfora del zombi. Y prueba de ello es el poema titulado Walking dead: “Somos la nada que acompaña, / somos el vacío de la ausencia, / somos la locura de la inopia, / somos lo inhóspito de las palabras”.

Somos todo aquello que nos conforma, pero que desconocemos. Ese es el gran peligro de la época que nos ha tocado vivir. Vivimos impelidos por un mundo dominado por las pantallas, un mundo que avanza tan rápido que apenas nos damos cuenta de los cambios, nos convertimos en pasos sin huella en una playa de arena. Es en este punto donde el zombi se vuelve una metáfora productiva, nuestra sociedad está zombificada por la publicidad, por la televisión, el consumo y las redes sociales, nos movemos al ritmo que nos marcan y acabamos no siendo nada, perdiendo la palabra que es la que nos nombra para convertirnos en una sucesión de unos y ceros en la nube del big data. El zombi es un vacío andante, es carne deseante, lo ha vivido todo y no tiene nada, un buen punto desde el que partir.

Ahondando en esta idea del vacío, tengo que decirte que me ha gustado mucho (me parece muy original) el poema de la página 138, el penúltimo, que comienza con tres versos que son a su vez tres puntos suspensivos, a los que añades a continuación “en realidad no sé / cómo comenzar este poema”.

Siempre me han atraído de forma apasionada las Vanguardias Históricas (futurismo, cubismo, simbolismo, surrealismo...) por su valor de ruptura, pese a su transitoriedad, en muchos casos apenas fueron más que un manifiesto, tienen el valor de haber creado un momento de vacío, en su caso desde la negación para crear algo nuevo. Este poema es una pequeña representación gráfica del vacío, y que mejor que unos puntos suspensivos.

Podríamos decir que en ciertos momentos te acercas a la poesía experimental. Por un lado, tenemos el recurso de los puntos suspensivos, pero –por otro- he visto también juegos de palabras como la partición de la palabra ad/hiere o las aliteraciones como retoza/retorzamos, e incluso uno de tus capítulos se titula ni más ni menos que ANFIBOLOGÍA…

"La voz estremecida" es un libro de reflexión sobre la propia poesía, sobre qué es la creación, sobre cómo se conforma una voz poética. Nuestro material son las palabras, el poeta no tiene otra forma de expresarse, después vendrá la métrica, las figuras literarias, pero a lo primero que nos enfrentamos es a la palabra y por qué no moldearla como si fuera el mármol o la arcilla. La creación implica libertad, para el poeta y para el lector, y un recurso como la anfibología me resulta fundamental, si ofrecemos al lector múltiples capas de lectura y no lo llevamos por unos raíles de estación en estación, la experiencia lectora será mucho más satisfactoria. Si nos acomodamos al lector medio o bajo para tener un mercado mayor de lectores estaremos siendo muy poco honestos con el proceso de escritura, la poesía no es un producto político-económico es un producto cultural.

No querría olvidarme del tema del malditismo. Hemos visto que en algunos de tus poemas arremetes contra cierta élite del mundo de la poesía (aunque no diremos a quién), así que es lógico que en alguno de tus poemas trates este tema. Tienes un poema que se titula Maldito, donde dices “Escupían tu nombre / entre sus babas estúpidas”…

El malditismo en la literatura es algo que siempre me ha fascinado. ¿Por qué un determinado poeta o escritor es maldito? ¿Quién le otorga esa etiqueta? ¿En qué consiste el malditismo? Se suele considerar maldito al autor alejado de los cánones literarios vigentes en una determinada época, con tendencia a lo asocial y con hábitos poco recomendables. Una especie de apestado del mundo literario que con el tiempo resulta tener más relevancia en la historia de la literatura que todos aquellos que los denostaron en vida. Por eso se convierte en una metáfora muy oportuna para definir por oposición a determinadas elites poéticas que para mí no son tal. Me explico, como lectores formados, todos sabemos diferenciar un buen texto de uno malo; sin embargo, por diversos motivos en muchas ocasiones se obvian estos juicios en pos de otros basados en querencias personales o económicas que nada tienen que ver con lo literario.

Para terminar, quisiera que me hablaras de tus próximos proyectos, aunque viendo que La voz estremecida es el comienzo de una trilogía supongo que por ahí van los tiros.

Este libro es el primero de tres, los siguientes ya están en pleno proceso de creación y llevarán como título El tacto estremecido y El oído estremecido. El segundo tendrá más que ver con el tú y el tercero con el otro, con el que no nos reconocemos, será el poemario más cercano a lo social que he escrito hasta la fecha, sin llegar en ningún momento a los preceptos de la poesía social tal y como la entendemos en la tradición española. Casi con toda seguridad verán la luz en Eolas ediciones.

Puedes comprar el libro en:

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (3)    No(0)

+
0 comentarios