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Edgardo Dobry
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Edgardo Dobry (Foto: Ana Portnoy)

Entrevista Edgardo Dobry: “La gran literatura es generosa en risas”

Autor de “El parasimpático” (ClubEditor)
Por Francisco Jiménez de Cisneros
miércoles 08 de septiembre de 2021, 13:00h

Edgardo Dobry (Rosario, Argentina, 1962) publica un nuevo poemario, “El parasimpático” (Club Editor), de apariencia ligera pero sembrado de cargas de profundidad, divertido y pegado a la actualidad, en el que intenta hacer caso a aquello que decía Montale: un poeta no debe malgastar su voz en cantar aquello que ya sabe.

El parasimpático
El parasimpático

¿Qué es El parasimpático (además de una parte del sistema nervioso autónomo)?

¿Y qué es un poeta si no un sistema nervioso?

El libro principia con un soneto de corte clásico… ¿Juega al despiste?

Si uno tiene a mano una hoja en blanco, ¿por qué no escribir un soneto?

Luego, introduce tres citas, en dos de las cuales, las de Cavafis y Zambrano, aparece la palabra “consuelo” asociada a “poesía”. ¿Es eso la poesía para usted, un bálsamo?

En El malestar en la cultura dice el doctor Freud: “Quien sea sensible a la influencia del arte no podrá exagerar el valor que este tiene como fuente de placer y como consuelo para las congojas de la vida”. Y dice que el arte provoca una “ligera narcosis”.

¿Puede alguien, sin tocarte, sin estar físicamente presente, probablemente estando ya muerto hace mucho, aspirar a algo mayor que consolar a quien está leyendo, o viendo un cuadro en un museo, u oyendo una sonata o viendo una película? Mi compatriota Raúl González Tuñón escribió: “Y no se inmute, amigo, la vida es dura,/ con la filosofía poco se goza./ Eche veinte centavos en la ranura/ si quiere ver la vida color de rosa.”. C’est ça: el poema es la ranura, y si ya has comprado el libro puedes ahorrarte los veinte centavos cada vez.

Hay en la obra mucho sentido del humor, que también puede consolarnos cuando todo (nos dicen) va mal. ¿Es un arma defensiva?

La gran literatura es generosa en risas; hay risa en Dante y en Shakespeare, en Quevedo y en Borges, en Kafka y en Samuel Beckett, en Lord Byron y en Heine. Lo que difícilmente encontrarás en la gran literatura es solemnidad y cursilería, que es la materia más abundante de nuestra contemporaneidad.

El humor juega con la ambigüedad, y la ambigüedad es lo que distingue el lenguaje poético de cualquier otro uso. Es la ambigüedad lo que le da al poema su capacidad de decir no una sola cosa sino varias, dependiendo de las circunstancias e implicación del lector.

Ciudades, series de televisión, tostadoras, hoteles, cotorras, fútbol, Clint Eastwood… ¿Hay poesía en todo lo cotidiano?

Esto tiene que ver con tu pregunta anterior: la comedia está relacionada con la vida material, con la vida de los ciudadanos en sus casas y trabajos y pasiones y angustias. La tragedia, en cambio, trata de los mitos y sus destinos. Dije antes que soy más catúlico que católico, podría agregar que soy más cómico que trágico, más aristofánico que sofocleo.

Profesor, ensayista, traductor… y crítico. ¿Es fácil ejercer la crítica cuando uno es autor sometido a esa misma crítica?

La facilidad es aquello a lo que se debe renunciar de entrada si uno quiere hacer algo bien, cualquier cosa que sea: pintar bien una pared es más deseable que pintarla fácilmente. En arte, lo fácil es sinónimo de lo carente de interés: no solo para quien escribe, también para quien lee. Por otra parte, en la modernidad, digamos desde el romanticismo, una parte sustancial de los poetas han sido también críticos. Tiene que ver, creo, con la necesidad del poeta de redefinir su situación y la del arte que ejerce o quiere ejercer.

Esa faceta, ¿le da más alegrías o disgustos? (Algo he leído sobre una polémica con Juan Bonilla.)

Solo me da alegrías. Y cuando cobro las reseñas publicadas puedo invitar a mi amada a un sándwich de pastrami, que es nuestro favorito.

Argentino de nacimiento, lleva muchos años viviendo en Barcelona. ¿Qué le condujo a la capital catalana, por qué la eligió?

Barcelona me eligió a mí, y yo, que en el fondo soy buena persona, no quise darle un disgusto.

La presencia y la influencia de autores y editores argentinos (también algún político, por cierto) en Cataluña es notable. ¿Hay una suerte de fraternidad argentina ahí?

Sí, hay una fraternidad argentina, claro. Una fraternidad de distintas generaciones, desde los que llegaron en los años setenta, escapando de una dictadura criminal, hasta los que vinieron después por razones diversas. A lo largo de esos años hubo y hay editores, traductores, escritores, críticos. Y algún político también, qué le vamos a hacer.

Osvaldo Aguirre habló de su posicionamiento ante la poesía argentina, “a la que pertenece en la medida en que se distancia”. ¿Se puede pertenecer en la distancia?

Por supuesto. ¿Hay un poeta más alemán que Heine, que vivió la mitad de su vida en Francia? ¿Hay algún escritor argentino de las últimas décadas más grande que Juan José Saer, que escribió casi toda su obra en París?

"Entiendo la poesía como una búsqueda o riesgo, porque creo que un artista debe hacer lo que todavía no sabe hacer, lo que aprende a hacer haciéndolo”, ha declarado usted. ¿Es eso El parasimpático, un más difícil todavía?

Bueno, eso tiene que ver con la cuestión de la facilidad, a la que respondí más arriba. Pero no por una afición atlética a la dificultad sino porque cuando terminas un poema (a mí me puede llevar años terminar un poema, desde el primer apunte hasta que, a pie de imprenta, el editor me lo arranca de las manos) sabes que eso, bien o mal, ya lo has hecho. Luego, debes intentar otra cosa. Montale decía que un poeta no debe malgastar su voz en cantar aquello que ya sabe. Es eso. Y Wallace Stevens escribe: “Toda poesía es poesía experimental”.

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