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Recreación de la batalla de Isandlwana
Recreación de la batalla de Isandlwana (Foto: Oana Mosniagu)

El Certamen de Úbeda visto desde dentro, lo que nadie se atreve a contar

Por Javier Velasco Oliaga
martes 03 de diciembre de 2019, 18:00h

Al final de la pasada edición del Certamen de Novela Histórica de Úbeda de 2018, después de haber hecho el ridículo vestido de bobbie londinense en una recreación sobre las sufragistas británicas, donde me dieron más cera que en toda mi vida, el director del certamen, Pablo Lozano, nos volvió a lanzar un nuevo reto a David Yagüe, afamado periodista de 20 Minutos y archienemigo mío en lides literarias (siempre se me anticipa) y a mí: “el año que viene vamos a recrear las guerras anglo-zulúes. ¿Os vestís de británicos?, nos preguntó. Yo pensé: “otra vez de jodío inglés. ¡Yo que siempre he luchado contra la pérfida Albión!". Sin querer , me oí decir en voz alta: "En fin, sea".

  • David Yagüe, Pedro Santamaría, Simon Scarrow y Javier Velasco

    David Yagüe, Pedro Santamaría, Simon Scarrow y Javier Velasco

  • Presentación de "Constantinopla"

    Presentación de "Constantinopla"

  • Escritores y periodistas en "La Beltraneja"

    Escritores y periodistas en "La Beltraneja"

  • Cerrando filas en Isandlwana

    Cerrando filas en Isandlwana

  • Así acabamos

    Así acabamos

Soldado británico antes de entrar en combate
Soldado británico antes de entrar en combate (Foto: Oana Mosniagu)

Pero la verdad sea dicha. Ha sido más divertida esta recreación que la del año pasado. Otra vez a darle las medidas al bueno de Pablo y a preparar mi cuerpo para aguantar a esa panda de zulúes que como me descuide lo más mínimo termino cocinado en una gran olla en la misma plaza Vázquez de Molina. Así pues, al regreso a casa, me apunté al gimnasio de mi pueblo para modelar mi orondo cuerpo que quedó de lo más vistoso como podrán apreciar en las fotos que me hicieron mis buenos amigos Oana Mosniagu -la peor fotógrafa que he conocido, aún así muchas gracias-, Pedro Santos y Luis F. Buitrago.

Si un rasgo define al certamen de novela histórica más importante de nuestra piel de toro es el mestizaje que se produce entre la literatura y las recreaciones históricas, algo que hace de este certamen ubetense tremendamente original. Como todos los años, no llegué al festival hasta el viernes. Las recreaciones no serían hasta el sábado y el domingo. Este año, la climatología, supongo que debido al cambio climático, ha sido bastante adversa, el único de las ocho ediciones en la que apareció la lluvia y, lamentablemente, eso hizo que se cancelasen los actos que se realizaban en la calle ese día.

Antes de nuestra llegada, se produjeron varias presentaciones. Mercedes Santos, Francisco Narla, Julio Alejandre y Carlos Bardem. Los dos primeros se quedaron hasta el domingo, y tanto Narla como el actor y escritor Bardem se irían el mismo viernes, Carlos porque tenía rodaje, no sé bien si una película o una serie. “Menos mal, el tío no paraba de hablar”, me diría uno de los escritores que estuvieron con él esos días. No digo su nombre para que no le encierre en la Celda 211. “Pero, es buena gente”, remachó.

La representación internacional de este año, después de que el año pasado hubiesen fallado todos los escritores con los que se contactó, ha sido la más numerosa y toda romana. A Úbeda le gusta mucho Roma, será porque la batalla de Baecula que se libró en el año 208 a. C. durante la segunda guerra Púnica se libró cerca de la ciudad patrimonio de la Humanidad. Así que para no quedarse cortos se trajeron tres escritores especialistas en libros sobre Roma.

Los dos británicos, ya visitaron el certamen en ediciones anteriores, pero el francés –al que recordé que Bailén estaba muy cerca- era su primera vez y lo hizo gracias a su libro “Constantinopla”. A Baptiste Touverey tuve la suerte de presentarle, le había conocido a principios de año cuando publicó en España su novela. Me pareció un buen escritor y persona. Así, que decidieron invitarle. En mi intervención, lo dejé bien claro: “de los autores extranjeros invitados me parece que el más original de Baptiste, además tiene un nombre muy literario. Ben Kane tiene nombre de escritor de novelas de western y Simon Scarrow de autor de novelas de piratas”, dije lo más ufano que pude.

En realidad, Baptiste Touverey es el más innovador de ellos. Personalmente, estoy harto de tanta novela de romanos, ya se han vuelto demasiado repetitivas. La novela de Basptiste es de romanos, pero de Oriente. Fechada en el siglo VIII, su novela discurre en la capital romana de Constantinopla, cuando Roma languidecía por las invasiones bárbaras. Un tratamiento muy moderno y arriesgado hace de su novela algo distinto y moderno. Un pleno acierto el invitar a un autor que nos va a contar, en una serie, toda la historia de esa Roma desdeñada. “Escribir una trilogía es de cobardes”, afirmó. Sí señor, nos espera una serie que, a lo mejor, puede durar cinco o seis novelas, de momento, ya tiene escritas dos.

El premio de Novela Histórica de Ciudad de Úbeda recayó este año en "La segunda expedición", del joven escritor chileno Alan Pitronello, una gran novela sobre la conquista del Yucatán. Un personaje realmente inteligente este Alan, le atisbo un futuro brillante. El premio Cerros de Úbeda a la mejor novela del año 2018 fue a parar a “Valkirias”, del donostiarra Iñaki Biggi, lo que nos cuenta es muy original, la llegada de los vikingos a la Sevilla del siglo IX. Cuando le dimos el premio –allí estaba yo como miembro del jurado- no pude por menos que decirle que había tenido enchufe, ¡vamos, tráfico de influencias! Tres de los cuatro miembros del jurado eran vikingos, Jesús Maeso, Emilio Lara y este servidor. No podía estar mejor recomendado.

Todos los asistentes al certamen coincidimos en una cosa: pasamos hambre. Los ágapes que se sirvieron en el Hotel Palacio de Úbeda, el único de cinco estrellas Gran Lujo de la provincia, fue escasísimo. Una pena. Al terminar el almuerzo del sábado, el escritor cántabro Pedro Santamaría -escritor de buen comer y mejor escribir-, nos dijo a unos cuantos amigos: “bueno, habrá que ir a tomar algo, sugieron un kebab que me he quedado temblando". No encontramos un kebab y terminanos en el 100 Montaditos de Úbeda, donde repusimos fuerzas. Todo hay que decirlo, Pedro pago religiosamente la cuenta. Por la noche, fue Carlos Alonso, editor de Pàmies, quien nos invitos a cenar, antes de la cena y ¡qué bien hicimos!. “Vamos a tomar algo para que no pasemos más hambre que un maestro de escuela de la dictadura”. Llenamos bien la andorga y la escasa cena del hotel nos sentó mejor con esa ayuda extra”.

Por las noches, una vez acabados los actos, el cuartel general del certamen se situaba en el pub “La Beltraneja”. Estando en un certamen de novela histórica no podíamos encontrar un lugar más apropiado que el de la hija de Enrique IV, y gran rival de nuestra Isabel más católica. Allí se analizaron todos los avatares del certamen entre botellas de cervezas y vasos de distintos combinados. El triunfador de este año fue, desde luego, la piña colada. Si hubiese estado Chani -el presidente de los escritores con la historia- el whiskey hubiese sido el vencedor. Tampoco pudo estar nuestro admirado Jesús Maeso de la Torre por problemas familiares y ¡vaya si se le echó en falta! al presidente de los dos jurados del certamen y edbetense ilustre.

En cuanto a la participación, este año ha estado más sesgada que nunca. Apunto dos fallos que se deberían corregir para próximas ediciones: poca presencia de mujeres autoras y sólo tres editoriales estuvieron representadas en el certamen. Claudia Casanova y Mercedes Santos fueron las representantes femeninas. Demasiado exigua la representación femenina. El certamen se merece que la representación de nuestras escritoras sea más potente, lamentablemente escritoras andaluzas de este género como María Viedma o Montserrat Claros, o la valenciana Rosario Raro, han editado sendas novelas históricas fantásticas. Lo mismo ocurre con la ausencia de editoriales andaluzas como Almuzara o Algaida. O editoriales como Planeta o La Esfera de los Libros. Un acierto fue incorporar presentadoras en el certamen, tanto Eva María Martin como Yolanda Rocha hicieron un papel fantástico en sus intervenciones.

Pero lo mejor del certamen, en mi modesta opinión, fue la recreación de la batalla de Isandlwana y no porque yo participase. Se suponía que iban a venir auténticos zulúes, pero al final no pudieron hacerlo. No importó. Pablo Lozano sustituyó con éxito a las tropas zulúes por asistentes al evento. David, Fernando y yo nos vestimos de soldados británicos. A mí, tuvieron la deferencia de darme un salacot teñido con te, ¡what british! Y ni cortos ni perezosos nos entrenaron con el fúsil que nos dieron. Empotrado en medio de la columna inglesa, con nuestros elegantes trajes rojos, más bien parecíamos embajadores en cualquier corte oriental, luchamos valerosamente contra esas hordas africanas que ponían caras de malas pulgas. Nuestro sargento no paraba de decirnos que no nos riésemos, que pusiésemos cara de susto y así lo hicimos cuando nos vimos rodeados por los zulúes. La mayor derrota del ejército británico en el continente africano, fue nuestro mayor triunfo como actores de reparto, incluso nuestra muerte fue más que digna.

-Oye, que los muertos lo hacen con la boca cerrada- me dijo uno de los espectadores.

Supuse que tenía razón y cerré la boca, quedé tumbado en el frío suelo, pillando un monumental resfriado, que es lo mismo que hago ahora.

P.D. Me comunica la dirección del certamen que el año que viene se repetirán las batallas anglo-zulúes. Así que allí estaremos volviendo a luchar por los británicos. Además, tienen prevista dedicar la otra gran recreación a la Revolución Francesa. Así que no sabemos cómo acabaremos el año que viene, ya la novena edición, si en una olla sirviendo de alimento a los zulúes o en la guillotina.

Con Gema Martín e Iñaki Biggi
Con Gema Martín e Iñaki Biggi (Foto: Foto cedida por Gema Martín)
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