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Andrés Ibáñez
Andrés Ibáñez (Foto: Archivo)

Andrés Ibáñez: “La vida de cualquier artista es una sucesión de humillaciones, sobre todo porque se expone a sí mismo”

Autor de "Nunca preguntes su nombre a un pájaro"
Por Francisco Jiménez de Cisneros
sábado 28 de noviembre de 2020, 07:51h

Divertido, Andrés Ibáñez admite que en sus libros hay muchos pájaros en particular. También, añadimos aquí, aves de mal agüero, como alguna que se revolotea por su última novela, Nunca preguntes su nombre a un pájaro (Galaxia Gutenberg). Nada que deba extrañar en un autor que también es músico y al que no disgusta la etiqueta rara avis.

Nunca preguntes su nombre a un pájaro
Nunca preguntes su nombre a un pájaro

Confieso que, al leer el pájaro del título, pensé en una novela anterior, La sombra del pájaro lira. Y pensé también: este hombre tiene algo con los pájaros…

Sí, hay muchos pájaros en mis libros, es verdad. Muchos animales en general.

¿Has estado en Delaware? Si sí, ¿cuál es tu experiencia personal en esas tierras que pareces conocer tan bien?

Nunca he estado en el estado de Delaware, pero sí en el lado neoyorkino del río. Toda esa región donde se desarrolla la novela, los Catskills, Roscoe, Monticello, South Fallsburg, etc., la conozco muy bien. Allí, cerca de Roscoe, estaba el ashram de mi maestro de yoga (tenía un centro en Nueva York y otro en el campo). La casa donde vive Horst se parece mucho a aquella donde nos pasamos años haciendo retiros y cursos.

En la novela lanzas algunas advertencias sobre el futuro del planeta. ¿Es un asunto que te preocupa?

Me preocupa mucho, muchísimo. Ya era el tema de mi segunda novela, El mundo en la Era de Varick, donde se ofrecía una especie de historia alternativa, en la que Varick ha logrado convencer a los seres humanos de que tienen que intentar salvar la naturaleza. Todo lo que escribo está lleno de esa preocupación. Para mí es algo que va mucho más allá de tomar medidas sobre ecología, vertidos, alimentación, agricultura, etc. Porque nada de esto podrá hacerse ni resolverse si no hay una transformación de la conciencia. Si seguimos pensando en términos de dominio, de poder, de "éxito", de beneficio, y paralelamente, de obediencia, de sometimiento, etc. nada podrá hacerse.

¿Entonces?

Tenemos que entrar en otra época, dar un paso adelante, cambiar nuestra forma de entender la vida. Es muy difícil porque no sabemos cómo hacerlo. Y no sabemos porque no hay libros ni autores (eso que antes se llamaba "filósofos") que nos orienten.

Leo: “escribir es matar”. ¿Lo es?

Eso dice Winslow Patrick. No sé, lo importante no son las palabras, sino quién las dice, a quién se las dice y desde dónde las dice. Cuando lo dice Winslow Patrick, me suenan a parte de un credo masculino, duro, primitivo, que me desagrada bastante. Creo que uno de los temas del libro es esa visión "masculina", en el peor sentido del término, de la literatura y de la vida.

Leo también: “La vida de un escritor es una sucesión de humillaciones”. Terrible destino, ¿no?

Creo que la vida de cualquier artista es una sucesión de humillaciones sobre todo porque un artista se expone a sí mismo, de un modo o de otro, en todo lo que hace.

Jung es un “casi” protagonista, su experiencia se contrapone a la de Horst, y nos la explica. ¿De dónde viene tu interés por el psiquiatra y su historia?

He leído mucho a Jung, especialmente el Libro rojo, que me parece uno de los libros más sabios y monumentales del siglo XX. Creo que Jung es una figura de enorme importancia, porque es quien nos entrega la llave para comprender todo ese inmenso pasado de la humanidad lleno de mitos, de dioses, de leyendas, de magia. Sin él, no sabríamos qué hacer con todo eso. Para Jung la religión no es ni verdadera (como cree el religioso) ni falsa (como cree el científico), sino que se trata de un lenguaje de símbolos que representa las fuerzas y figuras de la psique. Los dioses y los mitos no son "falsos", son las fuerzas de la psique. Esta es la llave más importante que nos ha entregado Jung: descubrirnos qué es realmente la imaginación.

Creo que la sutileza es una de tus señas de identidad. No hay nada exagerado, incluso la escena más fuerte de "Nunca preguntes su nombre a un pájaro" está narrada con una gran contención…

Esa escena a la que te refieres me preocupaba mucho. No me atrevía a escribirla. Pensaba que tendría que ser una mujer para escribirla, que no tenía derecho a escribirla siendo un hombre. Pero si uno empieza a pensar así, termina por no poder escribir nada sobre nada. De modo que lo intenté. En cuanto a la contención, no lo sé. Creo que estamos demasiado acostumbrados a la violencia extrema. Creo que nunca hemos vivido una época más pacífica en la historia del mundo en lo externo y con tanta violencia en la imaginación. Sea como sea, algunos lectores me han dicho que la escena les parecía demasiado fuerte.

¿Te ha visitado alguna vez El Rey Amarillo?

El Rey Amarillo vive dentro de mí, en esa ciudad subterránea a la que cualquiera puede llegar si se decide a descender por los pozos correspondientes. Sí, me ha visitado. Le he visto. Me ha hablado. Es horrible. Es lo más horrible que existe. Disfruta con el dolor. Cada vez que uno disfruta con el dolor de otro, cada vez que uno desea el dolor de otro, desea vengarse, siente odio, siente envidia por lo que otro tiene, siente dolor por el bienestar de otro, siente indiferencia por el sufrimiento, entonces es el Rey Amarillo quien le domina.

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