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"Gourrama. Una novela de la Legión Extranjera", un viaje a las “las profundidades de la humanidad” de la mano del escritor suizo Friedrich Glauser

Por Evaristo Aguado
domingo 29 de noviembre de 2020, 22:00h
Gourrama
Gourrama
Friedrich Glauser (1896-1938), verdadero outsider centroeuropeo de la literatura de Entreguerras, recorrió todos los caminos de la vida antes de hallar una tabla de salvación en la escritura. Afortunadamente, un año antes de su pronta e inesperada muerte, el propio Glauser, consciente de la dificultad de resumir su abigarrada e intensa existencia, la plasmó casi telegráficamente en una carta a su editor Josef Halperin.

Mucho antes, en 1921, y por motivos nunca del todo aclarados –pero probablemente relacionados con su adicción a la morfina–, se alistó en la Legión Extranjera francesa. Fue destinado a Gourrama, un puesto perdido en las estribaciones del Atlas, del que esta novela, la primera de Glauser, tomó su título.

«Mira, mi padre me mandó a la Legión, y yo estaba contento, porque me parecía que tenía que expiar mis graves pecados: había ofendido gravemente a mucha gente que me quería bien». Borrar las culpas y purificarse, o eso debió pensar: lejos, bajo el ardiente sol de África, el pasado –como muy pronto comprobaría– ya no existía y cualquiera podía inventarlo.

En Gourrama se exponen con audacia todos los temas tabúes de la Legión: drogas, prostitución, homosexualidad, corrupción, traición y ausencia de verdaderos héroes. Habitante perpetuo del submundo de los marginados, Glauser conoció bien los microcosmos y dinámicas que esta excentricidad generaba. No busquen, pues, una épica de colonias, otra edulcorada Beau Geste; nunca existió. El verdadero interés de Glauser no fueron tanto los ambientes y situaciones como las personas: la tropa de jóvenes desposeídos y desheredados que, justo después de la Gran Guerra, terminó por refugiarse en la Legión, incapaces –tanto como él– de ejercer de ciudadanos ejemplares, sumidos en la desesperación y acosados por el fantasma de la soledad y el aburrimiento: ¡el cafard!

«Del cafard surgen muchas cosas: deserción, insubordinación, borracheras absurdas, cuchilladas, suicidios. Si solo es uno el que tiene el cafard… ¿Pero qué pasa si el cafard sacude a toda una compañía? ¿Qué ocurre entonces?».

Gourrama solo fue publicada parcialmente en vida del autor. Nunca hubo una versión definitiva del texto. La edición que ahora presenta Ginger Ape Books es la traducción, primera al español, de «la más coherente de todas las posibles».

El autor:

«¿Datos es lo que quiere usted? Pues aquí tiene: nací en Viena en 1896, de madre austríaca y padre suizo. Abuelo por parte paterna, buscador de oro en California (sans blague), por parte materna, consejero áulico (una buena mezcla, ¿eh?). Primaria, tres cursos de secundaria en Viena. Luego 3 años en la escuela rural de Glarisegg. Luego 3 años en el College de Génève. Expulsado de allí poco antes de acabar el bachillerato por escribir un artículo sobre un volumen de poemas de un profesor mío. Selectividad cantonal en Zürich. Un semestre de la carrera de Química. Luego dadaísmo. Mi padre quiso que me internaran y me pusieran bajo tutela. Fuga a Ginebra. El resto puede leerlo en el relato Morfina. Internado un año (1919) en Münsingen. Fuga de allí. 1 año en Ascona. Detención por morfina. Repatriación. 3 meses en el hospital psiquiátrico de Burghölzli (con diagnóstico contrario porque en Ginebra me habían declarado esquizofrénico). De 1921 a 1923 en la Legión Extranjera. Luego en París, plongeur. Bélgica, en las minas de carbón. Posteriormente de enfermero en Charleroi.

Otra vez la mo[rfina]. Internado en Bélgica. Repatriado a Suiza. 1 año por lo administrativo en el penal de Witzwil. Después 1 año de ayudante en un plantel. Psicoanálisis (1 año) mientras trabajaba nuevamente de ayudante en un plantel en el hospital psiquiátrico de Münsingen. De jardinero a Basilea, luego a Winterthur. En esta época escribí la novela sobre la Legión (1928/29), 30/31 un curso anual en la escuela de jardinería de Oeschberg. En julio del 31, más psicoanálisis. De enero a julio del 32 en París como ‘escritor autónomo’ (como se dice con expresión tan linda). A Mannheim a ver a mi padre. Arrestado allí por falsificación de recetas. Repatriado a Suiza. Internado desde julio del 32 a mayo del 36. Et puis voilà. Ce n’est pas très beau…», Carta de Friedrich Glauser a Josef Halperin, 15 de junio de1937 [apud Jorge Seca, «Friedrich Glauser, el pionero atormentado de la novela negra», Magazin. Revista de Germanística Intercultural, 17 (2006), pp. 72-75].

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