Con fina ironía la autora de México D. F. relata en su último libro que todo lo que nos han contado o hemos leído en la Biblia podría ser falso y haber sucedido justo al revés. Ni Eva fue creada de una costilla de Adán, ni sería fidedigno que fueran expulsados del Paraíso terrenal. Lo que conocemos de sus hijos Caín y Abel no sucedió tal y como nos ha llegado. Con el libro, da una vuelta de tuerca a esas creencias que han llegado hasta nosotros. Es un libro profundamente original y que merece la pena ser leído. En la entrevista, Carmen Boullosa nos da muchas claves para entender en su justo término su libro. Su libro anterior se titulaba “El libro de Ana”. ¿Tiene alguna relación con este “El libro de Ana”? Sí que la tiene: las dos novelas son versiones que contradicen libros muy leídos, queridos, respetados o venerados - Ana Karenina, y el Génesis - . Los libros con los que dialogan son muy diferentes, las mías lo son también. El modo en que abordo el diálogo con la de Tolstoi o con el Génesis necesariamente son distintos, difieren en sus formas y estilos. Escribir cada una de las 19 novelas que he publicado, ha sido, es, una aventura que obliga a darle a cada una su propio cuerpo. No intento meterlas en un corsé, ni en un prediseño. Más que tener una anatomía básica - aunque flexible, la tiene "lo libro" -, para mí la novela es un cuerpo vivo que se adapta a su propia atmósfera, a sus personajes, condiciones, y tiempo. Seis años sin publicar una nueva novela. ¿No son muchos años? ¿Le ha costado tanto documentarse? Escribir cada novela lleva su propio ritmo. Algunas caminan como una ráfaga, otras no. Las lecturas que van pidiendo - o piden antes de nacer-, la reflexión, el armado, el ánimo, el camino para encontrar el tono apropiado y escribirla pidió ese tiempo. También he estado en otras lides literarias (poemas, un libro sobre autoras nuestras que no termino nunca), en algunas de otros géneros de arte (los libros de artista que he hecho desde los setentas, tuvimos una exposición, preparamos otra, dejamos ir un archivo de las colaboraciones con Magali Lara). Y hubo otras que podría llamar " políticas", como el volumen que publiqué, en inglés, una antología de textos de autores mexicanos frente al muro del señor Trump (Let´s Talk About your Wall, editado por Carmen Boullosa y Alberto Quintero, prólogo de Boullosa, The New Press, NY, 2020), Más la vida real que cada vez se vuelve más complicada, por suerte. En la novela, se muestra una gran conocedora de la Biblia. ¿Procede de sus lecturas infantiles? ¿Ha tenido que volver a releer las escrituras bíblicas? Mi papá era un gran lector, y un católico de hueso colorado. La Biblia era lectura continua en mi casa de infancia. Y vuelvo a ella de vez en vez. No me considero una gran conocedora: es un libro formidable que compendia textos en extremo diversos. Pienso en el abismo entre el de Ezequiel y el Génesis - con etiquetas algo arbitrarias, el primero se acerca a lo que llamarían algunos "ciencia ficción", mientras que el segundo es el relato de un mito. Y está, claro, el de Esther, la venganza donde ni siquiera se menciona a Yahvé, no hay Dios presente. Un libro, el de Esther, que me persigue: mi mamá y mi abuela materna se llamaban Esther, aún no puedo entender por qué. ¿Cómo surgió la idea de reescribir estas escrituras a los ojos de Eva? No lo sé de cierto. Y creo que no lo sé de ninguna novela que haya escrito. ¿Cómo puede ser que lo que desencadenó la caída de las Torres Gemelas en el 2001 me llevara a escribir La otra mano de Lepanto, a Cervantes y su gitanilla recontada, y la batalla entre turcos y cristianos?, por decir un ejemplo. Con Eva, no lo sé de cierto, de pronto me vi leyendo a Robert Graves y Patai guiándome en la mitología judía, antes a Ginzberg y sus traducciones de textos antiguos de esa tradición, y así, leyendo y pensando, sin darme cuenta, fui cayendo en el garlito. ¿Le ha resultado difícil ponerse en el lugar de la primera mujer? Fue un chirriar de dientes, hasta que di con ella, y entonces fue un absoluto placer. La seguí dócil - era deslizarse como anillo al dedo-, y no tuve piedad de sus dolores porque yo no era ella: la veía también con frialdad. Dudo mucho que Teresa de Ávila escribiese un prólogo como el del libro. Ella fue una mujer muy feminista y avanzada a su tiempo que tuvo muchos problemas con la jerarquía eclesiástica, como lo fue Sor Juana Inés de la Cruz, además de una gran escritora como demuestra en “Las moradas” y en el resto de sus obras. ¿Por qué ha escrito un texto como ese? ¿Es un cierto contrapunto a su pensamiento? Obvio y verdad decir que Teresa de Ávila es excepcional en mil sentidos. La he leído y releído, y le tengo adoración. La Eva de esta novela no le podría haber sido un ápice simpática a la grandísima Teresa, entre otros motivos por ser una convencida de que no hay Dios. Mi Eva sustenta la certeza de que la soterrada envidia del clítoris es lo que guía y alimenta la misoginia y la violencia contra las mujeres, y eso tampoco le placería a Teresa. También reprobaría de esta Eva que el placer sensual y sexual sea el propulsor de sus actos, que Eva busque el placer desde el momento en que muerde la manzana, hasta la creación de las piezas de cerámica, la cocina y la mesa, la pintura, la música, la danza, y, sí, la palabra. Eso no es nada teresiano. A mi manera, le hago a la gran autora y formidable mujer que fue Teresa un homenaje en reverso: la "carta" es un pastiche, reutilizo sus frases, empalmándolas expreso su legítimo disgusto. No es el único juego literario de la novela. “El libro de Eva” se basa en el Génesis, libro atribuido a Moisés. ¿Se abusó en los siglos III y II a. C., cuando se supone que se escribió, de una visión demasiado machista? Las historias populares representan el mundo del que surgen, a su manera, y consolidan una manera de ser. Lo hizo el Génesis que, evidentemente, fue escrito por un buen número de manos, y que fue la versión que eligieron incorporar los teólogos y religiosos ya pasada la Edad Media. "No sólo el mundo no es justo: una novela no es justa. Da su versión de los hechos"¿Cree haber puesto el papel de Eva en su justo término? No hay justo término, ni justicia. No sólo el mundo no es justo: una novela no es justa. Da su versión de los hechos. Pero es justa a sí misma. La justicia, en última instancia, es una pelota en vuelo, y pasamos las décadas rehaciendo la balanza. Yo rehíce la mía, y en lo propio es justo. Su desmesura es su justo término. ¿Y cómo describiría el Edén? ¿Dónde lo ubicaría usted? Yo, Carmen, coincido ahí sí con la Eva del libro: es un sitio aséptico, que no me interesa. Es fijo, sin tiempo, sin azar, sin deseo, sin oscuridades. Pero se le cuela "lo" serpiente, y ahí tenemos cómo se resquebraja. Que se resquebraje está en contra de su naturaleza, por lo tanto, para nosotras, para Eva y para mí, ésa es su mejor cualidad: la fragilidad del Edén es su más preciosa cualidad. ¿Cuál fue el papel real de Adán? ¿Hubo más primeros humanos? Real real, Adán no lo fue nunca. Pero en mi novela Adán no queda muy bien parado. Su papel es pasivo y más bien mudo, a ratos se despabila, y después no soporta la maternidad de Eva, el embarazo y el parto le provocan reacciones deleznables que hacen crecer la envidia del embarazo y del dar a luz, y que provocan su parálisis: no vive (no borda, asume, o trabaja) su paternidad con su primer hijo. En lugar de hacerse de una burbuja de amor y respeto, de risas y placer, Adán vive en un estanque de odio. ¿Quién es el malo de esta película, Caín o Abel? El asesinato es reprobable. Abel es también muy reprobable, ha crecido aspirando el odio en que vive en padre - es el único que acoge Adán-, y es el joven que lleva al ámbito doméstico la violencia, con el continuo acoso a sus hermanos. Perpetra la primera violación sexual, representando así el odio a las féminas. Revisito el mito de Abel y Caín que nos cuenta cómo el primero ofrece el humo negro de la grasa de cadáveres animales, el segundo el humo perfumado por hojas y frutos. Yo me quedo con el segundo. A Yahvé, en cambio, le plació el humo oscuro que despiden los cadáveres.
En el libro, da mucha importancia al Diluvio. ¿Qué consecuencias acarreo esa desgracia ecológica? En la novela "El libro de Eva" el diluvio es el fin de los tiempos del odio. Pero no contaré el final de la novela... Para usted, ¿qué significó la Torre de Babel? Yo Carmen amo las diferentes lenguas, y amo también a los traductores e intérpretes que nos enlazan de una a la otra. En la novela recontar a su manera la historia de la Torre de Babel no se provoca porque a mí me incomode la idea de que las muchas lenguas provengan de un castigo divino. La versión que aparece en mi novela responde a las fichas van cayendo por el peso de la narración de Eva, y entre otras la de la historia de la Torre de Babel. Lo piden la trama y la inercia del personaje. ¿No le parece bueno como metáfora de la creación de los diferentes idiomas? Lo dicho: me encanta la metáfora de la creación de los diferentes idiomas. En la lógica de "El libro de Eva", como no es Yavhé el que crea la Palabra, el Verbo (porque en los ojos de Eva no existe ese Creador sino un Trueno intolerante), la Torre no juega el mismo papel. ¿Cuál es la función de esos papeles volanderos que intercala entre algunos capítulos? Son las otras voces de esa historia. Eva no les quiere dar cabida, y la recopiladora de los papeles piensa es importante oírlas. Así, las incluye. Para concluir, ¿nos contaron mal la historia de la Biblia o bien su leyenda? En los mitos judíos hay diversas versiones de Eva y otros pasajes del Génesis. La que existe en la Biblia es la versión que decidieron aprobar tradición e Iglesia. No diré que está mal, de ninguna manera puede estar mal: es lo que es. Puedes comprar el libro en:
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