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Vicente Barberá Albalat
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Vicente Barberá Albalat (Foto: José Luis Vila)

"Cuadernos de soledades", de Vicente Barberá Albalat

Ed. Olé Libros, 2021
sábado 27 de noviembre de 2021, 08:26h

El octavo poemario de Barberá nos sumerge de lleno en el tema de la soledad. Este es el eje temático fundamental de esta obra junto a la evocación de momentos felices vividos en el pasado por el poeta y rememorados aquí con grandes dosis de lirismo.

Cuaderno de soledades
Cuaderno de soledades

Otros temas que explorará son el amor, a veces con marcados tintes eróticos; el desamor; la amistad; la descripción pormenorizada de escenas familiares (“La calle, el horno, los olivos, / el trillo, las hogueras y la vid, / el poleo y, en mayo, los espárragos / eran paisaje mío, vida y luz”), o a veces traerá a colación algunas reflexiones filosóficas, de naturaleza trascendental acerca de las palabras (“Sin ellas no eres nadie. / No puedes escribir / en el temblor de un pétalo”) o sobre de la vida misma como hace en el siguiente aforismo: “Si puedo descubrir el mundo en cada instante, ¿de qué me sirve quedar anclado para siempre in hac lacrimarum valle?”

En cuanto a las formas métricas empleadas, podemos destacar que casi todos los poemas son extensos y que incluyen un momento apoteósico al final. También que habrá predominio de los sonetos o variantes de estas composiciones poéticas.

Respecto a los recursos retóricos, hay que decir que se decantará por los contrastes y las sinestesias (“Apenas soledad y tibio asombro”); por el empleo de repeticiones como la anáfora (“¡Qué soledad sin ti! / ¡Qué soledad oscura, amarga y tan temida!”); los juegos de palabras (“Nada nuevo de nuevo / se ha perdido en el río; / donde la vida nada.”), o que le gustará dislocar la frase o poema, aunque captaremos sin problemas siempre cuál es el significado (“y mis ojos sueños cierran”). Otro recurso utilizado con profusión será la interrogación retórica en la que el poeta se interrogará a sí mismo sobre los motivos de su existencia y constatará que la razón última reside en el amor (“Quién eres en el mundo … Pero la extraña luz / está ahí en el amor prendida … Ten fuerza y canta”).

Y es que el amor siempre saldrá triunfante y victorioso, incluso aunque se trate ya de un amor pasado y solo quede el eco de lo que un día fueron tiempos felices. Además, hemos de reconocer que cuando aborda este tema desde su vertiente más erótica, algo que hace a menudo, nos dejará versos inolvidables: “¿Por qué no vienes? / Sirena de una playa hostil … Me verás siempre atento, / abierta mi ventana a tus caricias … Sin ti siento un dolor / oscuro entre mis labios”.

No obstante, como ya adelantaba al principio, la soledad suele tener en este poemario un papel central, un gran peso con su fuerte carga negativa (dolor, tristeza), difícil de sobrellevar sobre todo cuando llega la noche (“Este ir y venir por la casa, / de día con las manos en vigilia / atando y desatando mis creencias, / de noche mi tristeza prolongando”); pero también asistiremos a la descripción de la soledad como algo gozoso o al menos al reconocimiento de que puede tener ambas caras a la vez tal y como nos sugiere la siguiente estrofa del libro que contiene la palabra inventada “diflidace” que alude probablemente como nos dice Antonio Mayor en su magnífico prólogo al concepto de “difícil felicidad”:

Oh maga soledad, oh talismán viejísimo,

palabra misteriosa, no creada,

recóndito y eterno bienestar: diflidace.

Un poemario que nos seducirá por la verdad, autenticidad y naturalidad que desprenden sus versos (“Hoy me encuentro solo / con esta soledad impertinente / que aparece en silencio, / que intenta acompañarme, / que invade, que perturba, / que acosa como lobo las vísceras del alma”).

Un buen ejemplo de ello son las siguientes estrofas que son toda una invitación que se hace a sí mismo el poeta, totalmente extensible al resto de personas, de ser fieles a nosotros mismos y vivir nuestra vida como nos apetezca, lo cual es un requisito imprescindible para ser felices:

Que siempre,

cualquier día,

te atrevas a opinar

y no venga la noche

a apagar tus hogueras.

(…)

Que no te rompa nadie

cuando, sobre tu voz,

quieran clavar escarpias.

No dejes que hipotequen

la fuerza de tu grito.

(…)

¡Que no te rompa nadie en tu derecho

a vivir libremente la vida que te queda!

En definitiva, un poemario de 120 páginas de tono nostálgico y elegiaco que crece en intensidad y dramatismo a medida que avanzamos en su lectura, que profundiza en los emotivos recuerdos del yo lírico y en el que constatamos que al poeta le gusta dialogar con su pasado, con su amada, con el lector, consigo mismo y hasta con su sombra, y es que Barberá es un gran interlocutor, una persona educada, sensible, sociable, generosa… y en estos poemas ha sabido plasmar algunas de sus mejores evocaciones, impresiones, pensamientos, consejos… para que seamos, si podemos, todos un poco más felices.

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