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Xavier Güell
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Xavier Güell (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Entrevista a Xavier Güell: “En cuestión de literatura, no hay deseo de experimentar en este siglo XXI”

Autor de “Nadie logrará conocerse”
martes 07 de diciembre de 2021, 07:25h

Vuelvo a encontrarme con Xavier Güell, después de unos meses, para volverle a entrevistar en una fría y lluviosa mañana otoñal madrileña. No pude ir a la presentación de su libro porque estaba asistiendo al Congreso de Escritores de Novelas de Espionaje, una lástima porque me perdí una magnífica aria de una soprano de la Escuela Superior de Canto de Madrid, además de su intervención. Lo lamenté sinceramente porque siempre que me encuentro con Güell se me expande el alma y me hace dudar de todas mis preconcebidas creencias literarias.

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Xavier Güell (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Ya el título de su último libro, segundo de la tetralogía “Cuarteto de la guerra”, me había hecho pensar en la vacuidad del ser humano y la filosofía individualista que hoy en día impera por todo el orbe. Unos versos del gran Goethe decían así:

Nadie logrará conocerse,

De su yo propio desprenderse;

Pero prueba cada día

Lo que por fin está claro desde fuera,

Lo que es y lo que fue

Lo que puede y lo que quiere.

Xavier Güell ha cogido prestado el primer verso para dar título a su nuevo libro, me imagino que a lo mejor tendrá que pagar algunos royalties a la familia del poeta teutón, o con un poco de suerte, esos derechos estarán ya libres y los podrá utilizar a su conveniencia. Algunos no llegaremos a conocernos nunca aunque el autor barcelonés está empeñado en que sus lectores lo hagan. Su libro “Nadie logrará conocerse” es fundamental para emprender ese camino. "Creo que el título es muy optimista. A través del conocimiento personal podremos hacer un mundo mejor. El conformismo es extraordinariamente negativo”, afirma torrencialmente el escritor barcelonés.

Xavier Güell es extremadamente crítico con los creadores de este siglo XXI en el que malvivimos. “Ya no hay un deseo de experimentar en el arte, tanto en la literatura, como en el cine, en la pintura o la música. Este siglo en el que vivimos es bastante blandito y hay que tener en cuenta que el arte es libertad y que sólo se puede conseguir con el riesgo y éste sólo se consigue con la experimentación. Yo experimento constantemente, siempre que empiezo una novela empiezo de cero y no quiero que se parezca a la anterior”, dice cargado de razón este intrépido barcelonés afincado en Madrid ante un periodista atónito que cree que el autor está arriesgándose a decir lo que piensa de manera meridiana y que tiene toda la razón del mundo. Los lectores ya están hartos de que los artistas sigan repitiendo los mismos clichés una y otra vez, basta ver a los ganadores de los premios literarios más importantes de país.

Para el autor de “La música de la memoria”, “el secreto de la literatura está en la puntación”, además de las ideas. El ritmo es fundamental. Y se nota en sus libros. Xavier Güell ha conseguido dotar a su literatura de un ritmo musical casi perfecto. Se nota que tiene buen oído, quizá absoluto. Después de escribir las páginas de sus libros, las relee en voz alta para saber cómo suenan sus palabras, hace lo mismo que el vate cuando termina su obra y es entonces cuando la poesía cobra una nueva vida, justo en el momento en que alguien las recita en voz alta. Así se da cuenta de la verdadera dimensión de lo escrito. Él es un caso extraordinario, abandonó la música y se entregó a la literatura de forma tan apasionada que se ha convertido en uno de los tres mejores narradores de España.

El ex director y gestor musical barcelonés es un autor en busca de la excelencia. No le vale el relatar una historia tan original como la de Richard Strauss y su devenir en la Alemania nazi y en la posguerra, sin que también quiso profundizar en las motivaciones del compositor alemán para quedarse en su país durante el nazismo. “Quería salvar de una posible muerte a la mujer de su hijo que era judía y a otros familiares. Pese a eso, se le reprochó su falta de valor para enfrentarse con el III Reich, en cierta manera se dejó manipular por ellos”, puntualiza el escritor. Pese a eso, fue atacado una vez terminada la guerra por quedarse en Alemania. Lo que realmente le interesa es encontrar una forma original de contar esa historia. “Hay que llegar hasta lo bello de la historia y convertirla en sublime. Buscar el reflejo de Dios que lo ilumina todo”, apunta enérgico.

“Strauss es el punto culminante de la belleza en el siglo XX”

“Si tenemos que hablar de belleza, no hay nada como hacerlo de Strauss. Es el punto culminante de la belleza en el siglo XX. Supo encontrar la esencia más íntima de ella. Nadie supera a Strauss en ese terreno. Sus óperas son la belleza en estado puro. Una droga con la que se cambia la percepción de la música”, elucubra el autor mientras expresa sus pensamientos al mismo ritmo con el que dirigía una orquesta sinfónica.

Para Xavier Güell, “Richard Strauss era el antihéroe por excelencia. Es la imagen romántica perfecta de un artista. Era un burgués, un tradicionalista, un conservador que sólo quería componer óperas. No quería compromiso alguno con otra cosa que no fuese la música”. Justo lo mismo que el escritor, su compromiso con la literatura no tiene parangón con ningún otro escritor actual de nuestro cada vez más adormecido panorama literario.

Strauss no quería compromiso alguno con otra cosa que no fuese la música

“Strauss trabajo sin pausa toda su vida y llegó a una alta cota de perfección en su trabajo. Es un músico que hay que conocer y estudiar. Se le ha comparado, en ocasiones, con Gustav Mahler, éste era más espiritual, el autor del sufrimiento y que no llegó a hacerse famoso como compositor hasta su muerte, no así como director de orquesta. Strauss era más como Beethoven. Los dos los grandes genios de la música, con Mozart, por supuesto”, analiza sin sosiego el autor de Galaxia Gutenberg.

En “Nadie logrará conocerse”, Güell no solo relata la vida del compositor sino que añade pasajes oníricos en sus páginas. “Hay una cierta conversación imaginada en la que baja del cielo y se le reprocha su inanidad con los nazis. En el año 1933 se pudo haber exiliado, pero tenía 70 años y no tenía ni fuerzas ni ganas para irse de un país al que amaba por encima de todo. Le daba pereza”, apunta el escritor que añade “era el artista más reconocido de toda Europa en aquel momento”.

Para el novelista de la música clásica, su libro tiene dos cualidades importantes. “Está escrito con dos voces, la parte de la primera persona da un juego bárbaro, creo que es la parte más conseguida, y la segunda es que la novela está escrita en escenas, de una manera muy teatral y con una estructura muy determinada. Hay mucho contraste de géneros en la novela”, señala. Algo que le da una forma muy moderna y original. Se aprecia en la lectura de la obra que Güell que ha innovado y perfeccionado su estilo literario. Cada día que pasa se le nota la ambición que pone en sus páginas. “Yo necesito un estilo propio de creación literaria. Un estilo que conjugue la escritura y la música”, corrobora. Ha conseguido una técnica que le distingue de los demás escritores contemporáneos.

Esa búsqueda de estilo propio se extiende a sus cinco novelas, pero es en “Nadie logrará conocerse” donde ha conseguido un estilo más original y depurado. Alternando los diferentes géneros con la habilidad de un maestro de la alquimia y de la mixtura. Así, consigue un estilo único donde la libertad es absoluta. Unos de los pasajes que más me han entretenido del libro son los referentes a la mujer de Strauss, Pauline. “Ponía en evidencia a su marido en cualquier reunión social. ¡Le cantaba las cuarenta en los conciertos sino le gustaban y no lo hacían nunca!”, comenta el escritor que ha sabido crear un personaje muy atractivo para el lector. Pauline debía tener un carácter de sargento prusiano de aúpa, lo único que le gustaba de su marido eran los poemas sinfónicos que componía. ¡Mal gusto no tenía esta sargento!

Para concluir la entrevista, la cual podríamos extender durante horas, hablamos de los libretistas del compositor. De sus 15 óperas, ocho fueron escritos por Hugo von Hofmannsthal. Ambos se complementaban muy bien, cuando falleció el escritor, Strauss se sintió huérfano y no encontró libretista que le valiese hasta que dio con el escritor austriaco Stefan Zweig que, lo que son las cosas, era judío. Sólo le duró una ópera Zweig, no estaba el horno para muchos bollos en la Alemania del Reich. Strauss trató por todos medios de protegerlo, pero al final tuvo que exiliarse el escritor. Xavier Güell ha escrito su mejor novela por el momento. Una autor que ha ido creciendo en cada novela que ha publicado y que tiene una progresión sencillamente asombroso. “Nadie logrará conocerse” logra que conozcamos a Strauss en profundidad, lo de conocernos a nosotros mismos, ya es harina de otro costal.

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