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Camila O’Gorman: una mujer valiente atrapada en las redes del patriarcado del siglo XIX

Por Viviana Rosenzwit
domingo 24 de abril de 2022, 11:27h
El deseo y la furia
El deseo y la furia

Editorial Vestales, de Buenos Aires, Argentina, acaba de publicar "El deseo y la furia", una nueva novela histórica del narrador, poeta y ensayista literario local Luis Benítez. Ambientada en los convulsionados tiempos de su país, 40 años después de la guerra de la independencia y cuando pugnaban intereses contrarios por establecer el modelo de nación que iba a ser la Argentina futura, la narración gira en torno de dos amantes singulares que terminarán fusilados por obedecer al deseo en vez de las rígidas convenciones sociales de la época.

El 18 de agosto de 1848, a las 10 de la mañana, en un asentamiento militar ubicado en la Provincia de Buenos Aires, un hombre y una mujer, con los ojos vendados, recibieron la descarga de fusilería que acabó con sus vidas. El ajusticiamiento fue ordenado por el gobierno ejercido por Juan Manuel de Rosas, una de las más controvertidas figuras de la historia argentina. Para unos, sus enemigos políticos, fue un monstruoso dictador, un autócrata con las manos manchadas de sangre que rigió durante casi dos décadas los destinos de su país. Para sus seguidores, un héroe nacional que durante igual período pacificó con mano dura las reyertas internas de la nación y supo defender su soberanía frente a las pretensiones de dominio de Francia e Inglaterra, las dos mayores potencias mundiales de aquel entonces.

El pecado cometido por la pareja, solo un año antes, fue el de fugarse juntos con miras a establecerse en Brasil y disfrutar allí de la honda y apasionada relación que los unía, anónimos y libres de cualquier restricción que quisieran imponerles. Ambos menores de edad para lo legalmente establecido en el siglo XIX –ella de 23 años y él de 24– ni las diferencias sociales ni los rígidos imperativos de la comunidad natal lograban hacer mella en su determinación de unirse para siempre, al costo que fuera.

Ella, María Camila O’Gorman, era lo que hoy llamamos una socialité: hija de una familia muy prominente de Buenos Aires, con estrechos lazos políticos con el poder, la joven era bien conocida en toda la ciudad y recibida a puerta abiertas por lo más granado de la plutocracia argentina. Él, Uladislao Gutiérrez, era un oscuro muchacho venido del interior del país a hacerse una posición en la ciudad cabecera, sin fortuna ni rango, que merced a sus dotes intelectuales y algunas recomendaciones de gente influyente, llegó a convertirse en el cura párroco de una humilde iglesia porteña.

Una hija de “buena familia”, que se escapa de la mano de un sacerdote consagrado. El mayúsculo escándalo que sacudió al conjunto del país cuando su fuga, convirtió a sus aliados anteriores en encarnizados enemigos, ansiosos de dar con ellos, traerlos prisioneros y darles un escarmiento ejemplar en nombre de la moral y las “buenas costumbres”, aunque de puertas adentro más de uno de los que gritaban por sus cabezas no tenía mayor empacho en burlarlas, siempre y cuando nadie se enterara. La Iglesia deseaba lavar su buen nombre castigando severamente a los transgresores. Los altos círculos sociales a los que ella pertenecía por nacimiento, esconder toda su hipocresía bajo la condena unánime de los amantes. El gobierno, refutar con un castigo ejemplar cuanto la prensa opositora aprovechaba para denostarlo imparablemente, acusándolo de tolerar que en su órbita de poder se ejerciera el más abyecto libertinaje, que también le achacaban a Rosas y todo su círculo en la vida privada. El pueblo, enardecido por la prédica de unos y otros, también coincidía en la necesidad urgente de un correctivo rigurosísimo.

Luis Benítez hace un uso magistral de este episodio, tan ceñido de romanticismo como terminado en tragedia, para pintar con precisión las contradicciones, los conflictos y las luchas sin final de aquellos tiempos, cuando las pugnas por el poder de decidir qué tipo de país sería la Argentina llevaban a uno y otro bando a apelar a los medios más extremos, sin el menor escrúpulo y cayera quien cayera. Así la sangre de inocentes, como estos amantes menores de edad, fuera el precio a pagar por imponerse a sus antagonistas.

Pero el autor no descuida, en su documentada pintura de época, mostrarnos cómo vivían y sentían los contemporáneos de Camila y Uladislao tanto a escala de lo público como de lo privado sus propias existencias, llevándonos por las calles de aquella Buenos Aires de mediados de la centuria, invitándonos a conocer cuanto sucedía en las mansiones de los más adinerados tanto como en los ranchos de los más necesitados. Con un despliegue cinematográfico de hábiles escenas, diálogos y suspenso constante, Benítez nos genera la inmediata sensación de estar allí, tanto en escenarios rurales como citadinos, tomándole el pulso constantemente a cada situación que nos muestra y de la que nos hace participar con una intensidad tan bien lograda, que nos sentimos un personaje más de los que hace intervenir en la trama intrigante y magnética de su novela. La veracidad de las descripciones, el rigor de los hechos, no son obstáculo sino apoyatura sólida de la ficción desplegada a cada página, pues como declara el autor en el prólogo a la obra: Sin la verosimilitud imprescindible de su relato, la novela histórica fracasará. La historia debe aportar el básico guión, la escenografía, el vestuario, las peculiares costumbres de la época; la ficción todo lo demás, aprovechando las áreas ciegas, desconocidas, de cuanto sucedió. Como en muchos otros asuntos, el camino medio es la mejor ruta para acceder al logro mayor de una novela histórica, intentando que, en el conjunto, el equilibrio ponga todas las cosas en su lugar.

El retrato de Camila O’Gorman establecido por Luis Benítez es el de una mujer fuerte, determinada a jugarse el todo por el todo, impulsiva y apasionada; y a la vez, sensible, culta y soñadora. Un anticipo decimonónico de aquellas que, posteriormente, harían valer sus derechos frente al patriarcado dominante. El conflicto epocal lo traza meridianamente el texto de contracubierta del volumen: De Camila O'Gorman se ha escrito mucho, casi como si fuera un mito que se recrea cada determinado período de tiempo. Se ha dicho, por ejemplo, que la historia de amor con el padre Uladislao Gutiérrez -tal el verdadero nombre del clérigo- era alocada. Como si el deseo de una mujer, porque fue ella quien se hizo cargo de lo que quería, de que quería estar con ese hombre, tuviera que transcurrir inevitablemente por fuera de la cordura. Tal vez, el mito de Camila O'Gorman encierre, además, una segunda parte: la furia que una sociedad elige descargar contra quien decide vivir una historia que no acata lo que esa misma sociedad impone, la furia que despierta que una mujer sea la que elija una pareja, la que decida los encuentros, la que planee la fuga para poder estar juntos.

Es de destacar, por último, la conflictiva, contradictoria y muy humana personalidad del tercer coprotagonista que galopa detrás de los prófugos, el policía (en realidad, un miembro subalterno del primitivo “servicio de inteligencia” imaginado por Benítez para aquellos tiempos), quien finalmente dará con ellos y los aprenderá, cuando en verdad un vínculo de amor/odio lo une a la bella fugitiva desde tiempo atrás. Es posible, para nuestra sorpresa, tanto detestarlo por su atroz accionar como compadecerlo y/o despreciarlo luego por sus insoportables remordimientos, sumiéndonos en un sentimiento ambiguo muy bien logrado por el autor argentino. Pantaleón Peralta Jovellanos, tal su nombre, es sin lugar a dudas un sujeto abominable, pero a la vez uno de los caracteres mejor logrados de El deseo y la furia.

Una novela apasionante que no pasará inadvertida a los ojos y el corazón de todo lector que se atreva a transitar la historia de sus protagonistas.

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(*) Viviana Rosenzwit nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1966. Es Licenciada en Psicología egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA). A lo largo de estos años, ha desarrollado tareas de asesoramiento bibliográfico, búsquedas temáticas y documentales, catalogación e implementación general de bibliotecas a destacadas escuelas e instituciones psicoanalíticas, consultoras bibliográficas y profesionales. Además de cumplir en reiteradas oportunidades el rol de Encargada de Biblioteca y Publicaciones, incluso con la organización de stands de libros y publicaciones en distintas exposiciones, ferias de libros y eventos internacionales. Se destaca su rol de gestora cultural. Cuenta con numerosos artículos publicados en revistas especializadas y blogs psi o literarios, redactora de las Secciones Cultura, Comentarios de Libros y Revistas, Psicología – Psicoanálisis del portal argentino Sobre Libros y Cultura. Columnista de los programas de radio: En Tres Vistas y Mujeres 5.0. Directora de la Colección Ojo Lector que reúne cuentos y novelas, de Moglia ediciones, desde el año 2015. Coeditora de la editorial Palabrava, desde el año 2020. Directora y fundadora de Viví Libros.

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