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"Conquistadores y Aztecas. Cortés y la conquista de México", de Stefan Rinke

ED. EDAF. 2021

Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
martes 18 de octubre de 2022, 17:00h
Conquistadores y aztecas
Conquistadores y aztecas

Estamos ante una biografía sobre Hernán Cortés, que, con lo dificultoso que eso está resultando últimamente; pretende, y estimo que lo ha conseguido, ser lo más rigurosa posible; subjetiva sí, pero seria; que es lo que yo estimo que debe hacer un historiador que se precie, y así actúo siempre como historiador que soy.

«Apenas han transcurrido 500 años desde la caída de Tenochtitlán, y la controversia por interpretar los sucesos aún sigue viva en nuestros días. Cortés no fue el héroe dominante como él mismo se describe en sus informes al emperador y como muchos cronistas posteriores le honraron. Pero tampoco fue el demonio que acabó casi por sí solo con una cultura floreciente. ‘Conquistadores y aztecas’ pretende aclarar todos los mitos. No trata solo sobre el conquistador Cortés, sino sobre ‘los conquistadores’ españoles que viajaron con él, y además, y especialmente, sobre los numerosos grupos étnicos de Mesoamérica, interesados en derrocar al poderoso imperio azteca por diversas razones y a los que se unieron los europeos dispuestos a formalizar alianzas con los extranjeros para derrocar al viejo enemigo. No obstante, es imposible contar la historia sin Cortés y sus hombres, ya que fueron ellos los responsables de sentar las bases de un imperio colonial que duraría alrededor de trescientos años. ¿Cuáles eran los intereses de los protagonistas de ambos bandos, su diplomacia y sus luchas? ¿Qué gestó la huida de los conquistadores en la célebre Noche triste? ¿En qué contexto se movieron los actores implicados? ¿Qué mundos se originaron a raíz de los sangrientos encuentros con los extranjeros? El profesor Rinke, uno de los hispanistas más reputados internacionalmente, en esta nueva explicación de la conquista de México entre 1519 y 1521, nos responde a todas las preguntas posibles acudiendo al estudio e interpretación, exhaustivos y rigurosos, de las numerosas y heterogéneas fuentes, tanto de los conquistadores como las indígenas».

La narración de esta obra es una auténtica delicia; de lo mejor que he leído en relación a la América hispana colonial; verbigracia el capítulo dedicado a la captura y muerte de Moztezuma es auténticamente magistral, con todo lujo de detalles, la descripción de los personajes, que intervienen en la tragedia, es tan cercana que casi se nos dibujan con tintes de actualidad. Existe algo claro en todo este pasado, y me refiero a las relaciones entre los hispanoamericanos y lo que ellos definen, a veces con cierta ironía o sarcasmo, ‘la Madre Patria’, que nunca ha sido madrastra con ellos. Ridícula y anormal la nómina de América Latina o Latinoamérica por acultural y anhistórica. La controversia entre indigenismo e hispanismo está en la cresta de la ola; y, quizás, el mayor belicismo se encuentre, contra las Españas, en la antañona Nueva España y actuales Estados Unidos de México; quizás, por ello, los mexicanos lavan toda la crueldad de los aztecas, que sí sabían lo que hacían con sus sacrificios humanos o guerras de las flores.

En 1519 con la conquista de la gran capital de los mexicas, Tenochtitlán, por parte de los soldados del celoso extremeño de Medellín, Hernán Cortés, se sentaron los cimientos del Imperio de las Españas ya en la América continental. Se consiguió someter a un Imperio consolidado, pero con los pies de barro, porque sus costumbres le habían generado multitud de enemigos, ya que los totonacas y los tlaxcaltecas estuvieron, como aliados, en el bando de los españoles del capitán general Hernán Cortés. «Ya en el siglo XVI, los cronistas e historiadores españoles veían a su país como un legítimo sucesor del Imperio romano, al cual incluso superaron. Esto dio como resultado la presunción básica de la superioridad de los cristianos europeos y la inferioridad de otros grupos étnicos, lo cual llevó a un orden natural de las cosas muy simplificado».

Está claro que la inesperada caída y conquista de Tenochtitán, entre los años 1519 y 1521 fue un acontecimiento fuera de serie, ya que estoy hablando de una de las ciudades más populosas del mundo conocido y, para agravar o enaltecer más la cuestión, se trataba de la capital de un gran imperio cosmopolita; quizás este hecho bélico se puede comparar con la conquista y destrucción de Cartago por la inquina genocida de Roma hacia los cartagineses. El golpe para los derrotados mexicas o aztecas supuso un cataclismo pavoroso. Su gran imperio mesoamericano había dejado de existir. Las epístolas, muy elaboradas, de Hernán Cortés, enviadas al Emperador Carlos V de Habsburgo, describen con asombro, y lujo de detalles, todo lo que iba encontrando en aquellas tierras. Son muy interesantes sus descripciones sobre los rituales sociales de los mexicas, desde su arte, hasta su cocina o su rica joyería. La organización política de los aztecas también era compleja, y se podía explicar con los mismos calificativos que existían en las Españas; verbigracia utiliza el término de Don para referirse al emperador mexica o tlatoani o gobernador de México, que en este momento histórico es Moctezuma II Xocoyotzin. Para el inteligente conquistador de Medellín, es de alabar la disciplina y el paradigmático orden socio-político existente en la sociedad azteca de la época. Ya el emperador Carlos V había dado órdenes claras a Hernán Cortés de que tratase a sus nuevos súbditos de la misma forma positiva de cómo se hacía en la Europa carolina.

A los mesoamericanos los españoles les sorprendieron, desde su fenotipo, de piel clara, cabello a veces rubio, la ropa, las armas, la comida, etc., además de aquellos barcos tan descomunales para ellos y, asimismo, son destacables los animales que les acompañaban, perros y caballos, inexistentes en el mundo de los mexicas. El contacto cultural se produjo manu militari. Aquí está el meollo de la cuestión de este magnífico libro, y que se circunscribe a conocer con amplitud como fue la conquista y que fuerzas se enfrentaron para ello. Los españoles cuentan, en su contra, con la falsa y manipuladora ‘leyenda negra’; donde se cita sin tapujos la supuesta brutalidad de los españoles. A raíz de la independencia mexicana, Hernán Cortés fue declarado ‘persona non grata’. Para los criollos Cortés es el antihéroe; y ahora la evaluación, desde las Españas, comienza a ser más sobria. Los mexicanos van más despacio, pero llegarán a lo ecuánime. ¡Magnífico libro! «Nihil novum sub sole. ET. Unus non sufficit orbis».

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