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Jesús Maeso de la Torre
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Jesús Maeso de la Torre (Foto: cedida por el autor)

Entrevista a Jesús Maeso de la Torre: “Nuestra labor civilizadora no tiene paragón en la historia de los EEUU”

Autor de “La rosa de California”
Por Francisco Jiménez de Cisneros
domingo 04 de diciembre de 2022, 07:00h

Quizá porque la visita a los territorios del norte del virreinato de la Nueva España que nos propuso en “Comanche” le dejó con ganas de más, vuelve Jesús Maeso de la Torre (Úbeda, 1949) a una región que aún conserva profunda huella del paso de los españoles (para empezar en su toponimia: Los Ángeles, San Francisco). Y lo hace con una novela histórica con tintes de novela negra, romántica y de western.

La rosa de California
La rosa de California

Toda novela es una aventura, pero esta es una novela de aventuras. ¿Hay que ponerle emoción a la vida, y a la lectura?

Claro está, una novela debe emocionar, impresionar y estremecer al lector y conducirlo a una reflexión, y aun relatándose aventuras de los dragones de cuera por vastísimos territorios de EEUU, es una novela histórica que posee tintes de novela negra, romántica y de western.

¿Existió la Misión de San Gabriel en California?

Sí, y era muy importante, pues conectaba el Camino Real de Tierra Adentro y el de Tejas, y servía de paso obligado para las caravanas de colonos españoles, indios y mestizos que intentaban formar nuevas comunidades en la Alta California.

¿Quiénes vivían en las misiones hispanas?

Nativos y frailes. Fueron fundadas y eran regentadas por frailes de la Orden de San Francisco, como fray Junípero Serra, aunque también hubo jesuitas. Protegían a los indios y les enseñaban los preceptos de la fe y a cultivar la tierra y cuidar del ganado. Llegó a haber veintiuna misiones, desde la de San Diego hasta la de San Francisco en la Alta California y conectaban pueblos, ciudades y presidios. Todo un elemento civilizador.

¿Fueron los Yuma sus grandes enemigos?

No solo hubo enfrentamientos sangrientos con la nación yuma, sino al principio con los comanches y apaches. El espíritu libre de los indios no encajaba con la disciplina de los frailes y muchos huían. Los dragones de rey debían protegerlas de los ataques indios, si bien estos fueron esporádicos.

De pronto me he acordado de que Sara Montiel rodó en Hollywood una película que aquí se tituló Yuma. Ella era Yellow Moccasin, Mocasín Amarillo…

Como aficionado al séptimo arte y cinéfilo también la recuerdo, con Burt Lancaster y Gary Cooper. Los grandes jefes yuma estaba cristianizados y tenían nombres como Carlos, Salvador o Ignacio, pero celosos de ser relegados de sus territorios del río Colorado y del Mojave, mantuvieron una relación de continuo enfrentamiento con los dragones de cuera.

El espíritu libre de los indios no encajaba con la disciplina de los frailes

No es sin embargo el de los nativos el único peligro que acecha a los españoles: más al norte, en Alaska, los barcos de la zarina rusa están al acecho. Curiosa mezcla, ¿no?

El océano Pacífico era conocido como “El Lago Español”, e ingleses y rusos tenían puestos sus ojos en el Pacífico Norte. Los virreyes de Nueva España enviaron durante el siglo XVIII numerosas fragatas para mantener la soberanía en dichas costas, mantuvieron relaciones comerciales con los aleutas, alzaron un fuerte en la isla de Nutka y fundaron emporios en Alaska

La novela nos muestra la extensión y relevancia del Virreinato de Nueva España. ¿Qué queda de España en aquellas tierras? Además de los nombres, claro: Los Ángeles, San Francisco…

Nos queda la toponimia española en todo el territorio, el idioma, miles de descendientes de los antiguos apaches lipán, comanches y yumas, que no fueron exterminados por los españoles y sobre todo ciudades como San Francisco y Los Ángeles donde pueden verse señeras estatuas de sus fundadores, como el gobernador Anza, o Felipe de Neve, próceres que colonizaron aquellos lugares.

Nuestra presencia allí es sabida, pero no bien conocida. ¿Aspira a cubrir una laguna?

Indudablemente ese ha sido mi propósito con “Comanche”, y ahora con “La Rosa de California”. Nuestra labor civilizadora no tiene paragón en la historia de los EEUU.

Quizá Trump debería leerla para entender hasta qué punto el español no es un idioma ajeno a la historia estadounidense…

Ahora comienza a entenderse en su verdadera dimensión nuestra labor en América del Norte y por fin la cultura angloparlante comienza a concederle su lugar de privilegio. Por otra parte, Bernardo de Gálvez es considerado un padre fundador de la nación estadounidense, nombre que le confirió el gobernador español de Luisiana.

¿Cómo elige sus destinos literarios, en función de qué factores se decide a situar sus novelas en uno o en otro territorio, en una o en otra época?

Como bien ha divulgado este prestigioso blog de literatura, he frecuentado todas las épocas históricas de nuestra nación, desde la protohistoria, hasta las Cortes de Cádiz. Los temas buscan a los escritores y me siento orgulloso de cumplir con la cirugía restauradora que precisa la historia de España y que sea conocida.

¿Ha sacado ya el billete para el próximo viaje?

Regreso a Roma, a la época de Augusto, donde relato la historia del primer fan literario del que se tienen noticias y encomio la importancia que tenía la tribu hispana en la capital del Imperio.

Puedes comprar el libro en:

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