Se alza con la segunda posición “Obscuritas”, del escritor sueco David Lagencrantz. Después de escribir la continuación de la saga Millennium, comienza una nueva saga protagonizada por los policías Rekke y Vargas, hija de inmigrantes chilenos huidos de la dictadura de Pinochet, la novela se mueve en el terreno del thriller político y va desde Suecia hasta la Kabul de los talibanes. Le ha salido una novela muy viajera y un poco pesimista. Lo compensa con su optimista manera de comportarse. Nos dijo en la presentación madrileña que “yo me conduzco en la literatura como en la vida: suiguiendo mis pasiones”. Desde luego que su novela tiene pasión, intriga y muchos misterios. Una gran novela.
La escritora madrileña Teresa Cardona ha publicado dos buenísimas novelas negras este año “Los dos lados” y “Un bien relativo”, siendo las dos grandes obras nos decantamos para el tercer puesto por la segunda. Que curiosamente es la primera de la saga de la teniente de la Guardia Civil Karen Blecker. Una historia narrada en dos espacios temporales: la Transición española y la actualidad que van desde el movido Madrid al tranquilo San Lorenzo de El Escorial. O quizá no sea tan tranquilo porque ha aparecido muerta una monja con un pasado bastante turbio. Si quieren saber más tendrán que leer esta gran novela. El cuarto puesto es para la novela “Personas decentes”, del escritor cubano Leonardo Padura. La novela es una entrega más de la serie de Mario Conde. En 2016, aparece asesinado un ex dirigente cubano justo cuando Barack Obama visita la isla. La policía, desbordada, acude a nuestro detective favorito para resolver este enjundioso asesinato, Padura nos lleva desde el tiempo presente hasta un siglo más atrás para dar con la clave del asesinato.
La quinta plaza es para “Proyecto Silverview”, del maestro de la novela de espionajes John le Carré. La obra póstuma del autor británico es un thriller polémico y una denuncia sobre la corrupción en los círculos de poder, con grandes dosis de ironía, acción y realismo. La novela está llena de personajes con un perfilado psicológico deslumbrante que refleja el mundo de la guerra fría desde ojos contemporáneos. Una fascinante historia de un encuentro entre la inocencia y la experiencia, entre el deber público y la moral privada. La sexta posición es para “Nos crecen los enanos”, del vallisoletano César Pérez Gellida, un escritor habitual en nuestras clasificaciones. Descarnado, deshumanizado y brutal, como siempre. El asesino sabe que si identifican los cadáveres reabrirán el caso. En su interior no queda ni un ápice de compasión. Siente un fuego que arrasa con todo. La víctima tiene que sentir dolor, hasta que ya no pueda más, le gusta alargar el momento. Aunque suene a tópico, la realidad y la ficción se funden y se confunden cuando uno es lo bastante hábil para elegir los ingredientes a conveniencia y agitarlos bien antes de servir el cóctel. Genial como siempre.
En séptima posición nos encontramos con “Los nombre prestados”, de Alexis Ravelo. Novela con la que ganó el Premio Café Gijón del año pasado. La novela salda una cuenta pendiente que tenía el autor con la violencia y sus efectos, y cómo se podría acabar con ella. En esta ocasión la violencia que emplea es extrema, pero necesaria. Es uno de los pocos escritores españoles que tiene su propio microcosmos donde se desarrollan algunas de sus novelas. Original hasta las trancas, nunca deja de sorprendernos. El octavo lugar es para “Los animales de ciudad no lloran”, de Graziella Moreno. Una novela sobre el poder, el amor, la ambición y las debilidades humanas. Una trama legal inspirada en el día a día de los juzgados que tan bien conoce la autora. Si la justicia es personal, como afirman algunos, esta novela demuestra que la justicia no es igual para todo el mundo y si no que se lo digan a la protagonista que denuncia a su todopoderoso amante.
El novela lugar es para “El crimen de Malladas”, de Luis Roso. Una novela de no ficción donde se relata un crimen perpetrado en 1915 y que no tuvo una resolución justa. En cierta manera nos recuerda al crimen de Cuenca, pero la originalidad con la que está narrada la historia traspasa esos recuerdos y nos imbuye a una España negra y tribal de comienzos del siglo XX. El destino, gracioso o cruel, ha querido que la décima posición fuese para “El Gato tuerto”, de Manuel Avilés. Basado en hechos reales, pero muy ficcionados, la novela se adentra en otro de los muchos errores judiciales que ha tenido y tiene nuestra Justicia. En la novela, de título que nos sugiere exotismo caribeño, encontraremos de cuántas maneras distintas pueden interpretarse una misma realidad, y todo ello de la mano de un enérgico autor.
Terminamos la clasificación con “El libro del sepulturero”, del escritor alemán Oliver Pötzsch, una trepidante novela negro-policíaca que se desarrolla en la Viena de 1893. Se podría haber colado esta novela entre las mejores históricas porque refleja a la perfección como era la ciudad a finales del siglo XIX, sus colores, sus sabores, sus aromas; pero creo que prevalece la trama criminal que investiga el inspector Leopold von Herzfeldt que recibe la inesperada ayudad del sepulturero del Cementerio Central de Viena. Misterio, emoción, asesinatos a raudales tienen esta espectacular novela negra.
- “Muerdealmas”, de Santiago Álvarez
- “Obscuritas”, de David Lagencrantz
- “Un bien relativo”, de Teresa Cardona
- “Personas decentes”, de Leonardo Padura
- “Proyecto Silverview”, de John le Carré
- “Nos crecen los enanos”, de César Pérez Gellida
- “Los nombre prestados”, de Alexis Ravelo
- “Los animales de ciudad no lloran”, de Graziella Moreno
- “El crimen de Malladas”, de Luis Roso
- “El Gato tuerto”, de Manuel Avilés
- “El libro del sepulturero”, de Oliver Pötzsch
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