Permítanme que me presente, mi nombre que no les sonara de nada es Javier Sanz Gómez y soy uno de esos millones de escritores anónimos que hay en el mundo que llevo 30 años escribiendo más por necesidad que por vocación, más por tristeza que por alegría. Como todo escritor anónimo que quiera publicar un libro tengo que autopublicármelo y gastarme mi dinero. La escritura nunca ha supuesto para mí una fuente de ingresos sino de gastos. Mis siete libros nunca han cubiertos los elevados costos de la autoedición. Mi hora de escritor, incontables en mi vida, económicamente no vale absolutamente nada, es más, si no hubiese escrito me hubiese ahorrado mucho dinero y mucho tiempo.
Obviamente como todo escritor que se autopublica soy absolutamente invisible para los medios de comunicación, un outsider del sistema eufemismo que prefiero utilizar para no llamarme simplemente paria. Soy en definitiva un auténtico naufrago en el océano del anonimato, un escritor que no existe para la casta literaria la cual no quiere intrusos en su privilegiada y subvencionada secta.
De todo esta invisibilidad y anonimato era plenamente consciente Máximo Huerta cuando decidió plagiarme. “Un fracasado al que no lo conoce ni su padre si lo plagio nadie se enterará” Debió pensar. El riesgo a priori era mínimo, yo de hecho he tardado más de 8 años en descubrirlo y ha sido por pura casualidad tecleando mi aforismo plagiado en Google y obteniendo como uno de los resultados de la búsqueda el artículo de Huerta.
Máximo se creía completamente impune por eso cometió el plagio, pero con lo que no conto es con que vivimos muy malos tiempos para este tipo de delitos los algoritmos de los buscadores de internet los delatan todos. La ocultación resultaba mucho más sencilla antes sin la “autopista de la Información” como denomino Al Gore a Internet. Hoy en día estamos todos muy expuestos. “No hay bien que por mal no venga”.
El plagio en cuestión fue concretamente el de este aforismo mío:
“Aburrirse es hacer ganchillo con la muerte”
El decidió hábilmente intercalarlo en el texto sin ponerlo entre comillas y sin mencionar mi nombre.
Cito textualmente la frase completa en la que lo inserto:
“Aburrirse es otra cosa, aburrirse es hacer ganchillo con la muerte, una pérdida de tiempo.”
El artículo donde se produjo el plagio fue publicado en el periódico “El Español” y su título es “Elogio de la pereza” Llegó a tanto su elogio que prefirió plagiar a escribir.
Incongruente con el título desde luego que no fue.
La pregunta que surge ahora y que usted lector probablemente se esté cuestionando es esta:
“Sera este plagio la punta del iceberg de todos los plagios que encubre la obra de Máximo Huerta.
Yo personalmente creo que sí. Su vanidad y narcisismo le pueden.
Si (
No(
