“Las mujeres solemos escribir novelas menos bélicas y más de personajes, al final, la Segunda Guerra Mundial es el contexto. Cuando escribe un hombre se suele enfocar más en los momentos bélicos, en las batallas; yo me quedo con los personajes. Las generalizaciones no me gustan, por eso, insisto, mis novelas no son de guerra, son novelas de personajes en un ambiente bélico”, dice la autora madrileña que siempre escoge acontecimientos especiales y diferentes para sus novelas.

Aunque el marco de la novela sea la ocupación nazi, hay varias historias más. Una es la de la bodega familiar y otra es una historia de amor. “El hilo conductor de la novela es la historia de amor a la que voy añadiendo cositas y todas mis obras suelen tener un desenlace potente. También, mis mujeres protagonistas son muy fuertes”, expone la autora en la cafetería de un hotel del barrio de Chamberí.

“Cuando tienes que elegir una protagonista, esperas que sea especial; si es una persona anodina tampoco interesa contar su historia, son heroínas, sí, pero heroínas auténticas. A mí tampoco me gusta el cliché de la heroína superfantástica que no tiene ni un defecto, que es una superwoman, reales. Todos, en un momento de nuestra vida somos héroes, las circunstancias nos obligan a ello y somos héroes anónimos. Las mías son heroínas anónimas, heroínas que, muchas veces, se ven forzadas por la situación, y más si estamos hablando de los contextos bélicos o contextos complicados, se ven forzadas por la situación a sacar pecho. Me he dado cuenta de que el mundo está lleno de héroes y heroínas que desconocemos, y es que, al final, cuando se dan estas situaciones tan complicadas hay dos opciones: o escondes la cabeza debajo del ala y dices, que pase lo antes posible, yo no quiero saber nada, o sacas pecho y tiras para adelante y sacas fuerza de donde no las tienes. Ese es el tipo de personaje que a mí me interesa”, analiza Carla.

Para escribir “El viñedo de la luna”, Carla Montero ha tenido que documentarse mucho. Y eso que no fue nada fácil. Hay pocos libros sobre lo sucedido en Borgoña durante la guerra. “Me he documentado porque me gusta y me he divertido mucho y he aprovechado para aprender un poquito más. He hecho catas y estuvo en la Borgoña… No se trataba de escribir un tratado de enología porque es una novela, pero sí de dar esas pinceladas que contribuyen a la ambientación. Además, es que hay cosas muy curiosas, yo creo que pueden ser interesantes incluso para los lectores especialmente no aficionados al vino, si ya lo eres, pues mejor que mejor. Borgoña es una zona muy especial; para mí es completamente diferente por lo menos a todo lo que yo conocía hasta ahora; la forma en que ellos conciben el vino, ya digo, yo no soy una experta, pero cuando llegué allí, tuve que olvidar todo lo que sabía de vinos y empezar de cero para entender cómo ellos se aproximan al vino”, expone.

“Los nazis se quisieron llevar todo el vino de Francia”

Cuando los nazis conquistaron Francia una de las primeras cosas que quisieron hacer fue llevarse todo el vino que pudiesen. “Les daba lo mismo que fuese vino peleón o Borgoña, por eso los viticultores urdieron mil y una estratagemas para que no fuese así. Construyeron tabiques para ocultar los vinos en las bodegas. Luego hicieron trampas para hacer pasar los malos vino por buenos, se les ponían telarañas y cosas así. Hubo viticultores que hicieron grandes fortunas vendiendo sus vinos”, apunta la autora.

Se ha construido un relato de resistencia a los alemanes totalmente falso

“Se ha construido un relato de resistencia de los franceses, pero no fue tal; sobre todo al principio. Hubo muchos terratenientes que eran favorables a los nazis e hicieron grandes fortunas vendiendo vino a los alemanes. Hay que tener en cuenta que el mundo del vino es muy conservador. Hubo pocos que se enfrentaran a ellos hasta que el partido comunista organizó la resistencia con la ayuda de los republicanos españoles”, denuncia Carla Montero que cuenta que “los alemanes nombraron tres delegados para hacerse con el vino francés, cada uno de ellos fue a las tres zonas más significativas vitivinícolas: Burdeos, Champagne y Borgoña, para compra todo el vino que pudiesen”.

Una de las características de la literatura de la autora madrileña es que sus personajes se basen en personas reales. “Me gustan que sean personas corrientes, pero en tiempos extraordinarios. Sobre todo, mujeres que pese al infortunio tiren hacia adelante”, afirma. En la novela, se nota la gran evolución que se produce en sus personajes. Uno de los grandes secretos de Carla a la hora de escribir es que “me encanta que mis protagonistas interpelen o desafíen al lector, que les cuestionen, tú ¿qué habrías hecho en mi caso?”, nos descubre con intención.

Para finalizar, Carla Montero, nos descubre alguna más de sus técnicas para enamorar al lector con sus historias. “Una de mis grandes preocupaciones es el ritmo, que la lectura sea muy ágil y entretenida. Me gusta que en la narración haya varios ganchos, como el de las botellas de los tres emperadores, pero el lector se tendrá que adentrar en el libro para enterarse y, sobre todo, me gusta que el lector se haga preguntas”, concluye la autora. Responderlas ya es otra cosa.

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