El fuego es una metáfora o una tragedia, según se mire. En mi querido Alfonso no es oxímoron, es vida intensa, transgresión íntima que desemboca en pasión. Pasión por la literatura que es, en definitiva, búsqueda de la verdad. Alfonso, o Pío, es un rebelde de lecturas infinitas, viajes de introspección allende los mares. Lecturas que lo han construido por dentro, dotándolo de un pensamiento crítico tan loable como rebelde. Y viajes de paisajes interiores con los que vestirse en su breve aldea, en su “isla minúscula”, en su “archipiélago de la desidia”. Con su poesía trata de saldar cuentas (o cuentos, nunca se sabe). Porque siempre ha habitado en una “torre de marfil / un lugar donde siempre fui feliz”. Ese lugar es su interior, su mundo de ideas, su espíritu intenso. Su poesía es un clamor desde el desierto, un instinto que surge del deseo de cambiar la vida y su ámbito. 116 poemas que transitan desde el amor perdido hasta el abandono pasando por experiencias vitales intensas, dramáticas, subyugantes con las que recorrer sus galerías, sus esperanzas, sus búsquedas... Precisamente, Pio se parapeta en su irracional instinto de supervivencia que es su poesía, grito inherente a sus ansias de libertad. Quizá sea porque trata de que su clamor sea levadura que, al integrarse, haga crecer desde una honda convicción de que, si no mejoramos, tan solo nos espera el desastre. Y así, Pío quiere ser “grano de cebada/cuando se convierte en cerveza”, “racimo de uva/cuando se convierte en vino tinto”. Esa es la transubstanciación que persigue, la exterior, pero, por encima de todo, la interior. Pío incinera nuestras conciencias desde un desierto vivido y experimentado, sí, pero que clama por la revolución de la paz: “Tristes y absurdas guerras. /Provocadas por la avaricia” (…) “Mandan al matadero a jóvenes, /que ni se odian, ni se conocen”. Pero siempre queda la esperanza: “Volver a ilusionarme miles de veces, /colorear con los dedos y las manos, / cantar, bailar, reírme siempre fuerte”. A ello nos convoca este pirómano de extensos horizontes y rico mundo interior, a dejarnos acariciar por la poesía en la que alimentar el fuego de la pasión, la rebeldía y el pensamiento crítico. Hay un poeta en las Altas Cinco Villas, hay un poeta al que escuchar y seguir de cerca, porque concibe la literatura como refugio y como clamor. Profeta que denuncia y anuncia. Hay una voz que se alza contra el silencio y la injusticia en Uncastillo, voz de anhelo de libertad. Pío nos infunde coraje, alentando la llama por un futuro más digno. Y, además, me honra con su amistad. Puedes comprar el poemario en:
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