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Antonio de Hoyos y Vinent
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Antonio de Hoyos y Vinent

"El pecado y la noche": La obra redescubierta de Antonio de Hoyos y Vinent, ícono del decadentismo español

lunes 29 de septiembre de 2025, 12:11h

Con la publicación de "El pecado y la noche", un conjunto de relatos imprescindibles, El Desvelo vuelve a poner en el centro al autor, quien es considerado una figura clave del decadentismo español.

El pecado y la noche
El pecado y la noche

Antonio de Hoyos y Vinent, una figura esencial del decadentismo español, nació a finales del siglo XIX en el seno de una familia aristocrática. Su padre ostentaba el título de Grande de España, mientras que su madre era marquesa; este último título lo heredaría él tras el fallecimiento de su progenitora. Desde Madrid, El Desvelo recupera su obra "El Pecado y la noche", una colección de relatos que destaca la fecundidad y gran popularidad del autor.

Durante su niñez y adolescencia, nunca le faltó nada, y tuvo la oportunidad de estudiar en prestigiosos colegios de Viena, Oxford y Madrid. Sin embargo, sentía una profunda atracción por los bajos fondos y el mundo canalla; cuanto más oscuro, mejor, como las abejas se sienten atraídas por la miel. En el prólogo del libro, Juan Carlos Usó lo describe de esta manera: “Y es que Antonio de Hoyos, además de los salones aristocráticos y las tertulias literarias, se sentía atraído por el ambiente canalla de los barrios bajos madrileños y no era raro que se dejara ver por el café del Vapor, en la citada plaza del Progreso, el café-cantante de Naranjeros, en la plaza de la Cebada, el teatrillo conocido como El Rat Penat, en Lavapiés, los cines de la Encomienda, la Puerta del Sol, epicentro de la bohemia, verbenas populares y otros lugares de rompe y rasga, siempre acompañado por sus incondicionales Gloria Laguna, Luisito Pomés, Pepito Zamora, Tórtola Valencia, Alfredo Villacián, Antonio Juez, etcétera; a quienes solía sumarse un pequeño séquito de homosexuales y lesbianas, así como todo un cortejo de golfos, chulos, chaperos, torerillos y toda suerte de buscavidas”.

Un hombre extravagante en su forma de vestir era, cuidando hasta el más mínimo detalle de su atuendo, donde resaltaban sus gabanes y camisas de seda, disfrutando de mostrarse al mundo. A pesar de la sordera que marcó su existencia, siempre logró relacionarse con quienes deseaba. Aunque se declaraba homosexual, a pesar de su supuesto romance con la bailarina Tórtola Valencia y de haber tenido relaciones con varias mujeres, desarrolló una profunda pasión por la literatura que lo llevó a escribir. Su producción literaria fue extensa y recibió numerosos elogios de sus contemporáneos, como Ramón Gómez de la Serna, algo poco común en un país como España.

El autor de la serie “Cómo escriben nuestros literatos”, Eduardo M. del Portillo, lo retrataba de la siguiente manera: “...Cínico y despreocupado, le resulta igualmente escandalizar a los ingenuos menestrales del café de San Millán que participar en aquelarres demoníacos e inconfesables, o vivir una breve temporada en el palacio del arzobispo de Burgos, aunque se sienta compungido pero mundano, sin darle excesiva importancia a nada. Escribe indistintamente en su hogar o en la mesa del café…”.

Siempre mostró una actitud provocadora y se destacó por su simpatía hacia las ideas de izquierda, lo que lo llevó a afiliarse al partido anarquista, la FAI. Allí, aportó lo mejor de sí mismo y fue reconocido por haber renunciado a sus orígenes para unirse al lado del pueblo. Participó en los principales diarios de la época. Al estallar la guerra civil, tomó partido por el bando republicano, una decisión que le costó muy caro: fue condenado a 30 años de prisión, aunque no llegó a cumplirlos, ya que falleció antes, en la más absoluta indigencia y casi ciego. Esto ocurrió en 1940.

Una selección de relatos que refleja lo que podría considerarse el leit motiv de su vida, El pecado y la noche, es lo que recoge el libro. En sus páginas se encuentran vicio, deseo, bajas pasiones y sexo, elementos que caracterizan a uno de los autores más admirados e inclasificables del siglo pasado, quien hoy en día ha caído en el olvido injustamente. A través de una prosa preciosista y sugerente, De Hoyos y Vinent revela todo el esplendor de su estética decadente y simbolista. Los personajes de estas historias —andróginos, visionarios, pecadores o ascetas— habitan espacios sombríos, aristocráticos o místicos, encarnando una búsqueda desesperada de belleza y significado, frecuentemente al margen de la moral tradicional. Antonio de Hoyos y Vinent está presente en cada uno de estos relatos, donde hizo del pecado y la noche su auténtico leit motiv.

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