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Tras el éxito de la serie televisiva “El Príncipe”, Salva Rubio la adapta en una vertiginosa novela

Tras el éxito de la serie televisiva “El Príncipe”, Salva Rubio la adapta en una vertiginosa novela

En "El Príncipe" todo acaba en agua salada: en lágrimas o en el fondo del mar

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

"El Príncipe" es una impecable adaptación novelada que Salva Rubio ha realizado a partir de los guiones originales creados para televisión por Aitor Gabilondo y César Benítez. El autor ha sabido mantener el espíritu dramático y de intriga que ha permitido a la serie llegar a ser una de las más valoradas por la crítica y el público.

Ahora, convertida en papel, el lector podrá disfrutar de un thriller que combina con gran habilidad esos puntos fundamentales que aportan entidad a una trama policiaca como esta: una acción desbordante, soterrada y profunda crítica social, una oscura conspiración -en este caso terrorista- y como soporte emocional, una apasionada historia de amor entre dos personas de diferentes culturas e ideas religiosas... ¿Alguien da más?

El agente del CNI Javier Morey, reconvertido en inspector infiltrado, tiene una misión: destapar la trama corrupta de colaboración entre policía local y terroristas de la yihad islámica afincados en la ciudad. Un héroe que, como valedor solitario de la justicia, tendrá que cubrir varios frentes: por un lado, los casos que a diario se presentan en una comisaría marcada por la marginalidad, los extremismos y las diferencias ideológicas, y por otro, trabajar de manera natural, sin levantar sospechas, con compañeros a los que al mismo tiempo debe investigar. Un grupo peculiar donde destaca su máximo responsable, el subinspector Fran Peyón, un jefe que ha sabido imponer su ley en la calle, aunque haya sido a costa de tácticas no muy ortodoxas de apoyo, colaboración y protección de delincuentes.

El escenario se convierte en otro importante protagonista de la historia. Ceuta y sus barriadas más fronterizas, como la del Príncipe, alcanzan la categoría de espacios paradigma donde el cruce de culturas se hace patente en todas sus facetas más negativas. El mestizaje solo favorece a los adinerados e itinerantes, mientras que la pobreza se convierte en una bolsa excluyente ligada a la droga y el paro. En situaciones así, solo la religión parece redimir a las mentes más jóvenes y dispuestas a luchar por ideales ancestrales; un adusto pero provechoso campo de cultivo donde sembrar fanatismos extremos y luchas violentas. Si, además, el brazo más visible de la ley los protege a cambio de compensaciones económicas, entonces una sensible bomba de relojería se pone en marcha.

Con una prosa enérgica, pareja al magnetismo y vivacidad de la acción, el autor consigue explotar cada recurso dramático de la historia y así mantener la tensión del lector siempre en su punto más álgido. Si la trama de la investigación policial le mantiene aferrado al sofá pendiente de posibles nuevos giros, la historia de amor paralela que se desarrolla entre Morey y Fátima le permitirá compartir arrebatos y emociones difíciles de imaginar hoy en día. Porque si Verona contempló el amor imposible entre Romeo y Julieta o el reino de Dublín el de Tristán e Isolda, aquí los ecos del drama se aprecian desde una versión más moderna y en una ciudad mucho más multiétnica pero aparentemente igual de intransigente. Las exclusivas tradiciones religiosas y familiares pretenden romper un sentimiento que los amantes no pueden rehuir, y al que se entregan dando rienda suelta a una pasión que puede resultar tan extrema corno peligrosa.

Los personajes, bien dibujados y alejados de cualquier tópico que pueda hacerles perder credibilidad, avanzan a lo largo de la trama impulsados por los diferentes acontecimientos que concurren en la acción. Todo está perfectamente atado para que cada decisión o duda tengan su porqué. Los protagonistas seducen al lector no solo por su atractivo físico o por las relaciones que entre ellos se impongan, sino por su valentía a la hora de seguir luchando en un momento y una sociedad que parecen empujarles hacia unos derroteros marcados por la violencia, el miedo y la incomprensión. El Príncipe es un libro que, como hierro candente, deja huella.

Salva Rubio (Madrid, 1978) es escritor, guionista y algunas cosas más. Como guionista, desarrolla su actividad en diversos campos: cine, televisión, animación y cómic. Actualmente está trabajando en el desarrollo de cuatro largometrajes para diferentes productoras españolas. Ha ganado varios premios de guion y fue finalista al prestigioso Premio SGAE de Guion Julio Alejandro. El corto Checkout, escrito y codirigido por él, fue preseleccionado para los Premios Goya del año 2010.

Es licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense y máster en Guión de Cine y TV por la Universidad Carlos III. Disfruta pintando retratos al óleo, componiendo canciones y realizando fotografía arquitectónica. También es analista literario y de proyectos cinematográficos. Recientemente ha publicado el cómic Robinson Croissant, así como el ensayo Metal Extremo: 30 años de oscuridad (1981-2011), el más ambicioso publicado en el mundo sobre esta materia. En el año 2012 publicó su primera novela Zíngara: Buscando a Jim Morrison, una historia de superación y lucha que a modo de pecdisminuido uliar road movie narra el encuentro entre un joven físico y el vocalista de The Doors.

Ahora, con El Príncipe, ha emprendido, con espléndidos resultados, la compleja tarea de adaptar a novela la exitosa serie de Telecinco protagonizada por José Coronado, Alex González, Hiba Abouk y Rubén Cortada, que ya viene avalada por audiencias de más de 5.200.000 espectadores.

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