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Antonio López
Antonio López

La historia como herramienta para comprender el presente y diagnosticar el futuro

Por Alfredo Crespo Alcázar
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

El pasado 24 de septiembre se presentó en la Biblioteca Nacional la obra de Antonio López Vega "1914, el año que cambió la historia", editado por Taurus. Junto al autor, participaron en el acto Juan José Toharia (director de Metroscopia) y Juan Luis Cebrián (Presidente del Grupo Prisa). Asimismo, en el auditorio se encontraban, entre otros, el historiador Juan Pablo Fusi o el catedrático de Ciencia Política Fernando Vallespín. Ambos intervinieron en el turno de preguntas, ensalzando el trabajo del Doctor López Vega.

El autor empleó un tono distendido para explicar los motivos y sensaciones que había tenido durante la realización de la obra. Dejó constancia de la importancia que para el historiador debe tener no sólo el conocimiento de la bibliografía sobre el objeto de estudio sino también su capacidad para sumergirse en el ambiente que investiga, por remoto que sea éste en el tiempo.

Tal reto, en función de los comentarios recibidos, él lo consigue plenamente, pues como subrayó Juan José Toharia, “es un libro que todo el mundo hubiese querido escribir” y con el que logra “entrelazar el hoy con el ayer y muchas veces, con el mañana”. Para Juan Luis Cebrián “es un libro con el que uno se lo pasa muy bien leyéndolo”.

Previamente, Antonio López ya había adelantado algo cuando explicó que “la historia que yo busco hacer tiene que atrapar al lector, tiene que incitarle a pensar, tiene que conmoverle…si no se consigue, para mí es una mala historia”. Asimismo, enfatizó la importancia del género biográfico, cuestionado en ocasiones, recordando que él realizó la biografía de Gregorio Marañón.

En cuanto al contenido de la obra, se esbozaron algunos rasgos de la misma durante la presentación. Por parte del autor, la importancia del azar en la historia ya que “las reglas del historiador no vienen dadas de causas unívocas, sino de la complejidad de la realidad, de lo circunstancial, de la yuxtaposición de acontecimientos…de la suma de todo ello”, sentenció. A partir de esta premisa, explicó que meses antes de que estallara la Primera Guerra Mundial, se vivía un ambiente de euforia en el mundo y por ejemplo, editoriales del rotativo británico de The Times, señalaban que se vivían tiempos de máxima prosperidad.

Sin embargo, este clima de optimismo ocultaba que los valores de la Ilustración se habían perdido, al mismo tiempo que el nacionalismo se abría paso. Al respecto, Antonio López rompió una lanza a favor del liberalismo, condenando que actualmente se le identifique con la desregulación de mercados y no con el parlamentarismo. Sobre este punto incidió Juan Luis Cebrián para quien el nacionalismo, “que sigue presente en nuestras sociedades”, suponía en 1914 un debate entre Ilustración/Razón frente a la identidad, recordando que el valor principal de la Ilustración es la igualdad de todos.

En el turno de réplica, el autor refrendó las palabras de Cebrián y lamentó como en ocasiones, los historiadores confundan la historia y los hechos históricos, en alusión a la guerra de 1714, interpretada por el nacionalismo catalán como una de secesión y no de sucesión.

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