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Minna Lindgren
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Minna Lindgren (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a Minna Lindgren, autora de “Tres abuelas y un joyero de ida y vuelta”

“El humor es mi forma natural de ver el mundo”

Por Javier Velasco Oliaga
martes 24 de noviembre de 2015, 00:19h

La escritora finlandesa Minna Lindgren acaba de visitar España para presentar la segunda entrega de su Trilogía de Helsinki titulada “Tres abuelas y un joyero de ida y vuelta”. De la primera novela, “Tres abuelas y un cocinero muerto”, acaba de poner a la venta su editorial, Suma de Letras, la segunda edición. Parece que las historias de este trío de ancianas está haciendo furor en todos los países donde se ha publicado. Ni que decir tiene que en Finlandia es todo un fenómeno de masas.

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  • Minna Lindgren en la sede madrileña de Penguin Random House

    Minna Lindgren en la sede madrileña de Penguin Random House

Minna Lindgren
Minna Lindgren (Foto: Javier Oliaga)

Si tenemos en cuenta que la esperanza de vida en Finlandia, para las mujeres, ronda los ochenta años, el que las tres protagonistas ronden los 95 años nos puede decir que pocas historias les quedan por vivir o no. En Finlandia ya tiene publicada la tercera y última entrega de estas coquetas ancianas y la escritora finesa ya está con una nueva historia en la que ellas no serán las protagonistas principales pero tendrán un papel en ese nuevo libro. Sus novelas tienen algo de thriller y mucho de investigación que desarrollan estas curiosas ancianas con muchas ganas de vivir.

“Quería hablar del lado bueno de envejecer. La sociedad suele dar de lado a las personas mayores, pero tienen las mismas necesidades que nosotros, siguen teniendo curiosidad por todo, lo único que cambia es el contexto. Por eso, he escrito la trilogía y he intentado seducir al lector sobre el tema de la vejez”, explica Minna Lindgren con una sonrisa en los labios.

En esta nueva entrega ha querido hacer una crítica social sobre otros muchos temas de actualidad, como el trabajo de los inmigrantes, las pensiones, la asistencia a enfermos en sus domicilios o la educación escolar. Su forma de escribir sobre estas cuestiones es “siempre de un modo divertido pero sin caer en la sátira”, dice. Cree que con el humor los lectores se abren ante esos problemas y es más fácil hacer una crítica.

“Desde el principio de empezar a escribir la trilogía tenía los títulos pensados y los temas centrales. Sí cambié algún enfoque sobre algún tema”, expone en la entrevista que mantuvimos en la sede de la editorial. Y cree que lo realmente importante de sus libros es que “han abierto debates sobre los temas tratados, sobre todo el de la vejez. Estas personas son un recurso, no un desperdicio. Hemos abierto un debate sobre el exceso de medicación en las residencias de ancianos, entre otros”.

Para concebir a estas simpáticas abuelas, Siiri, Irma y Anna-Liisa, se ha basado en su familia. “Siiri está inspirado en mi padre e Irma en mi madre cuando tenía 85 años. Siempre recordaré que un día la pregunté si se sentía mayor y ella respondió que seguía siendo la misma persona de siempre y con la misma curiosidad”, cuenta con orgullo. Tanta curiosidad que en sus novelas nos encontramos pasajes tremendamente eróticos con alguna de estas ancianas de protagonistas. “Incluso una de ellas se llega a casar con esa edad”, apunta sin querer desvelar a la afortunada.

Minna Lindgren, además de periodista y columnista freelance, se dedica a hacer excursiones con grupos de jubilados a la ópera, otra de sus grandes pasiones. “Solemos llevar grupos de personas de viaje a Venecia. Hasta ahora eran predominantemente las mujeres las que iban, pero este último año han llevado a parejas de ancianos que en muchos casos acababan de encontrarse. Algunas de estas parejas estaban enamoradísimos”, relata.

La literatura finlandesa es la gran desconocida de la literatura nórdica. “Somos un país joven, conseguimos la independencia en 1917, durante la Gran Guerra, y padecimos de lleno la Segunda Guerra Mundial. Las protagonistas lo vivieron en primera persona nada más salir del instituto. Después de todo esto, hemos conseguido un país con unos servicios sociales magníficos. La educación es gratuita, al igual que la sanidad”, expone de manera razonada.

Por eso toca el tema de la vejez, porque esas personas trabajadoras que han conformado un país con su trabajo, llegan a una edad en la que necesitan algo de la sociedad: es cuando se hacen mayores y “les dicen que no hay dinero”. Como vemos, el tema de las pensiones es un problema en la mayoría de los países de nuestro entorno. Para ella, no es definitorio que el estado se tenga que ocupar de todo, pero los impuestos pagados durante tantos años, para algo tendrán que valer.

“El humor es mi forma natural de ver el mundo y lo difícil para mí sería no usar el humor”, señala y añade “si no consigues reírte de ti mismo es difícil hacer humor. Si te ríes de algo te sensibilizas sobre ese algo”. De ahí que trate todos los temas con humor y de ahí que su héroe personal sea Charles Chaplin y no esos autores británicos con los que le suelen emparentar. Además, la música es su pasión, siente una admiración desmedida por Mozart.

Cuando escribe, más que las situaciones, lo que le interesa son las “personas, lo que sienten y el leguaje en que se comunican”, refiere. Se muestra preocupada por las traducciones de sus obras, le gusta saber si se han traducido bien sus juegos de lenguaje. “Siiri e Irma hablan un finés anticuado y popular, sin embargo, Anna-Liisa, que ha sido profesora, habla un idioma más académico. En la traducción española se reflejan claramente ambas formas de expresarse.

Con su Trilogía de Helsinki también ha querido reflejar la vida en la ciudad. “La literatura finlandesa se concentra más en la vida rural y en las dificultades que se tienen al vivir en la campiña finlandesa, sobre todo por lo inhóspita y fría que es”, menciona. Por eso no es de extrañar que muchos finlandeses hayan escogido nuestro país para pasar la jubilación. “España es el país donde más finlandeses hay”, revela.

Aquí también recuerda cómo su abuela la llevaba de paseo en tranvía por la ciudad para enseñársela. “Hacer una visita en tranvía es como ir a un parque temático”, dice son ese humor que tanto le caracteriza. “Siempre hay que tomar el humor en serio. Por eso a mí me gusta en los libros escribir con humor, para así tocar la fibra sensible de los lectores”, nos descubre.

Se considera una persona optimista. “Eso no quiere decir que no sea crítica con los problemas actuales que tenemos. Si crees que alguna cosa puede mejorar hay que ser críticos, pero siempre haciéndolo con humor”, concluye. Ese humor irreverente que le caracteriza y que va a seguir desarrollando en sus nuevas novelas.

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