Ed. Printcolor Poesía, Barcelona, 2025
No quisiera desajustar un juicio crítico que pudiera traspasar el ámbito de lo puramente literario. Por tanto, admito la inestimable amistad y admiración que tengo por este escritor nacido en Ubrique, pero solo considero en este espacio sus aportes poéticos, sin olvidar su faceta de ensayista o traductor así como su vocación por dinamizar el ámbito cultural en el entorno de la Sierra de las Nieves. Poemarios como Viridarium de 1986, Amor en Penibética de 1987, Estancias de 1990, Los poemas médicos de 2001, En síntesis de 2005, un extenso poemario que se publica en redes sociales como El libro de Isabel o la editorial Frato que publicaba Canción de amor a Francisco Cabezas escrita por sus diecinueve sobrinos con un magnífico prólogo de Javier La Beira, son un conjunto de obras que hacen reconocible y necesaria la voz poética de Juan González Cabezas. Durante más de 4 décadas, el poeta ejerció la medicina en la zona rondeña y, curiosamente, su tesis versó sobre la enfermedad en la novela neorrealista portuguesa. Este traspaso del cuadro profesional a su esfera más personal, lo que el propio poeta asume como “un tiempo desnudo” es justamente el eje constructivo del poemario.