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Virreinato del Perú

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
15/06/2023@06:06:00

El benemérito historiador Pedro Manuel Guibovich Pérez, magnífico investigador del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, ubicada en el distrito de Jesús María en la ciudad de Lima en el Perú, autor de los excelentes artículos y libros, entre ellos, «Singulares invenciones”: fuegos artificiales y fiestas religiosas en Lima colonial, siglos XVII y XVIII» (Revista de Indias, 2022), El edificio de letras. Jesuitas, educación y sociedad en el Perú colonial (Universidad del Pacífico, 2017), Censura, libros e Inquisición en el Perú colonial, 1570-1754 (Universidad de Sevilla, 2004), «Proyecto colonial y control ideológico. El establecimiento de la Inquisición en el Perú» (Apuntes, 1994), y «Libros para ser vendidos en el Virreinato del Perú a fines del siglo XVI» (Boletín del Instituto Riva-Agüero, 1984), descubrió un nuevo documento de capital importancia para la biografía documentada del héroe de Lepanto, totalmente dejado en el tintero por los biógrafos cervantinos en los últimos 39 años, desde su divulgación en 1984.

El Instituto Cervantes inaugurará este jueves, 9 de septiembre, la exposición presencial Libros y autores en el Virreinato del Perú. El legado de la cultura letrada hasta la Independencia, que divulga la excepcional importancia que tuvo el desarrollo de la escritura en el país andino, en cuya capital surgió la primera imprenta de América del Sur (1584) y donde florecieron las más importantes bibliotecas del subcontinente.
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«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
Conforme a mi artículo «Miguel de Cervantes Saavedra quiso emigrar dos veces a América Latina» (eHumanista, 2013), y no una vez como lo anuncian equivocadamente algunos eruditos. La carta autógrafa, del 17 de febrero de 1582 en Madrid, del autor de Las novelas ejemplares (1613) dirigida «al ilustre señor Antonio de Eraso, del Consejo de Indias de Lisboa», documenta que Cervantes pidió una vacante en el Nuevo Continente, y confesó que se entretenía «en criar La Galatea», la primera novela pastoril (K. Sliwa, Documentos, 124-25).