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“Antropogenia” de Ricardo Moreno Mira: extractos y fragmentos de un extenso y monumental poema-canto genésico

lunes 28 de marzo de 2016, 19:29h
Antropogenia
Antropogenia

Desde que el dadaísmo demostró que el arte, más allá de ser el resultado de un conjunto de técnicas artísticas al servicio de una conciencia comunicante, está más cerca de ser un concepto formado a través de un estado mental, primero del autor, y después de su experimentador; una etiqueta al respecto de una obra no alcanza a ser mas que una observación con vocación de orientar.

Por tanto, tomando esta opinión como una de sus posibles lecturas, como mera aproximación, comencemos con las aseveraciones. Antropogenia es un ready-made, un artefacto —más elaborado que encontrado— que puede ser muchas cosas y según se mire, hasta podemos decir de él que viste con ropas prosaicas una idea germinal muy poética. A decir verdad, el lector de poesía más profano —si es que lo hay— puede verse contrariado ante este libro debido a los convencionalismos que posee acerca de la poesía, incluso podría afirmar que no es poesía lo que tiene delante: no hay métrica ni lenguaje poético, no hay argumento confesional ni apología del yo. Y es que Antropogenia no precisa de la armadura y tornillería del canon para, no sólo hacer poesía, sino retratar con ella al mayor experimentador de ese gran ready-made que es el universo; el ser humano.

Entre las pocas pistas que Ricardo Moreno Mira nos ofrece para fabricarnos nuestra propia composición de lugar antes de adentrarnos en la lectura, se encuentra el título, Antropogenia, un epígrafe que refiere a «la ciencia que estudia los orígenes humanos» razón de ser de la «antropogenía». Como buen estudio de los orígenes, no resulta gratuito en el libro que el autor fije su mirada y la precisión de sus adjetivos hasta en el objeto, animal o cosa más nimia que podamos encontrar. Pero nada es lo que parece en esta aventura lingüística que nos ofrece el autor de Incendiario (Lupercalia, 2013), así, su narración genésica viaja en el tiempo y comienza a hablarnos de la existencia del ser humano en sus inicios, una vida prehistórica y simiesca, pero a partir de la página cincuenta, reservando así el verdadero inicio del libro al momento crepuscular del universo en su conjunto, narrando la formación de nubes de gas, galaxias o estrellas: […] el origen de la vida y el hombre, y la escritura, y la historia, empieza / por la Nebulosa planetaria M-57 y la Nebulosa de Anillo, y su diámetro / que es aproximadamente un año luz. Mediante la libertad del versículo, o visto de otra manera, gozando del poder narrativo de una prosa escalonada, Moreno Mira compone la cosmogonía que da como resultado un todo venido del caos que ha parecido ordenarse para permitir la vida, nuestra vida.

Si Moreno Mira se ha distinguido en otros libros como poeta imaginista, un francotirador que utiliza cualquier técnica literaria para golpear la conciencia del lector: futurismo, idealismo sucio… etc. aquí se erige como cronista de una Historia Universal —nunca mejor dicho— que no es más que un pretexto para dejar en evidencia a la especie humana a la vez que introduce especulación y una sobreinformación, datos en tropel como torrente análogo a la saturación de información que sufrimos en la actualidad.

Otra de las pistas que el poeta ofrece al comienzo del libro es una cita de Ezra Pound, poeta y ensayista norteamericano que fue promotor del imaginismo y vorticismo durante la primera mitad del Siglo XX. Moreno Mira encuentra en el autor de Personae (1926) un espejo en el que observar su reflejo para asesinarlo. Tal como hiciese Pound unos años antes de su muerte con Cantos (1970) —libro al que hace referencia la cita mencionada—, el poeta da comienzo a su particular epopeya, en lo que se espera sea una consecución de volúmenes en la que Antropogenia —en palabras de su autor— sea el armazón de un constructo, el andamio de un libro que debe ser terminado. Quizá para comprender mejor la visión panóptica de esta empresa debamos remontarnos al año 2009, en el que Ricardo Moreno publica ABRXIA 365 (Huacanamo), un libro presentado como antología imaginista que ya incluía cuatro de los veintinueve cantos que componen Antropogenia.

Siguiendo con mis aseveraciones, durante los veintinueve cantos de Antropogenia no existe ningún punto y seguido, la narración de la historia, ordenada cronológicamente, es un continuo fluir de a través de diferentes épocas. ¿Quién es el narrador ficticio de esta historia? Una pregunta que nos lleva a otra de difícil y misteriosa respuesta ¿quién es el escuchante de tal historia? El libro comienza de la siguiente manera: Establece, ahora, la jerarquía celeste, el orden y proporción / de todas las sustancias y las cosas / habla de aquello en que todo está contenido / de la esfera sin centro, de eso que llamamos Universo […]. Podríamos suponer, puesto que de forma parecida comienzan los demás cantos, que la puesta en escena del yo lírico se sitúa en un momento clave del futuro, ya que los sucesos que nombra son acontecidos; de alguna manera, los cantos van dirigidos, uno tras otro, de un interlocutor desconocido, cuya entidad podría ser la de un dios o ángel, un extraterrestre, un robot, algo atemporal o cualquier otra entidad que haya sobrevivido a la raza humana y esté relatando todo lo ocurrido a lo largo de milenios a otra entidad que lo escucha pero no interviene. Su alocución parece invitar a su interlocutor a dar fe de lo ocurrido, a reflejarlo de alguna forma trascendente para que no se pierda en el olvido. El libro completo podría tratarse de parte de una conversación —y por ello monólogo— entre dos dioses, entre el último ser humano y dios, o cualquier otra tesitura plausible con esta letanía de hechos históricos, protohistóricos o en apariencia banales, pero imprescindibles para continuar el efecto dominó.

Desde la sopa universal del universo en formación a los homínidos sobre la tierra, pasando por Moisés, Babilonia, Egipto o la formación de América, hasta el hongo nuclear sobre Nagasaki y así sucesivamente hasta llegar a los tiempos del régimen teocrático de la sharia, poco después de Hitler, donde, antes de clausurar el libro con unos proféticos puntos suspensivos, Moreno Mira menciona la aparición del hombre nuevo.

Al leer a Ricardo Moreno Mira, (Alicante, 1976) autor de Carrefour es el anticristo (Lupercalia, 2011) o Jesucristo está a las puertas y cabalga a lomos de un caballo eléctrico (Lupercalia, 2015) pronto descubrimos que nos encontramos ante un autor valiente, diferente, de múltiples registros e inmerso en su particular búsqueda de la divinidad y en su denuncia del vacío existencial generado por una sociedad decadente que ha acabado por convertir a su especie en una parodia de sí misma, todo ello compilado en una obra testimonial e impersonal, a lo Kaspar Hauser —que diría Trakl— que no debe ser tomada como una extraña pieza de poesía en la periferia, una rareza underground concebida para contrariar, sino como una pieza de engarce en el conjunto expresionista y vindicador de un autor en cuya sólida carrera lo místico y lo humano, lo grotesco y metafísico se funden en un denominador común experimental.

Antropogenia no es un poemario al uso, quizá no es ni siquiera un poemario, su poesía se aglutina en los sucesos-iceberg —hechos que desvelan mucho más de lo que cuentan— de una estética border, en palabras de José Luis Arce, capaz de descolonizar ideológica y estéticamente al lector somatizado por la apisonadora capitalista.

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