Durante el viaje de presentación de esta novela que conjuga los géneros histórico y policiaco, los asistentes han disfrutado no solo de la narrativa de Roemmers, sino también de la atmósfera mágica que ofrece Cremona. Esta ciudad ha sido testigo de la evolución de la luthería desde el siglo XVII. El autor ha compartido sus inspiraciones y el proceso creativo que hay detrás de su novela, y que promete atraer tanto a aficionados a la literatura como a entusiastas de la música clásica.

"El misterio del último Stradivarius" invita a los lectores a sumergirse en un viaje lleno de intriga y descubrimientos. La novela gira en torno a la búsqueda de un violín Stradivarius perdido, un objeto que representa no solo un legado musical, sino también un enigma que desafía a los personajes a explorar sus propios límites y pasiones. Roemmers ha logrado captar la esencia de la música y su impacto en la vida humana a través de una narrativa cautivadora.

Durante el viaje a Cremona, Roemmers ha destacado la importancia de la música en su vida y cómo esta ha influido en su escritura. El autor afirmó: “La música tiene el poder de evocar emociones profundas y recuerdos que a menudo se encuentran ocultos en nuestro interior”. Esta conexión entre música y literatura es un tema recurrente en su obra, manifestándose excepcionalmente en "El misterio del último Stradivarius".

Cremona no solo es el telón de fondo de la novela; también juega un papel crucial en la historia del violín. La ciudad alberga la famosa Casa Stradivari, donde Antonio Stradivari creó sus obras maestras. Durante el viaje, el autor ha aprovechado para hablar sobre la rica historia de la luthería y cómo esta se entrelaza con su narrativa, aportando profundidad al relato.

Además de violines, Stradivari construyó arpas, guitarras, violas, violonchelos y hasta un contrabajo, entre mil y mil cien instrumentos en total. Cinco de ellos se conservan en el Palacio Real de Madrid. “Comenzó con trece años como aprendiz en el taller de Nicolò Amati, hasta que fundó el suyo propio. Allí trabajo hasta la edad de 92 años, le ayudaron dos de sus hijos que continuaron, aunque por pocos años, su labor”, recordó el autor argentino.

La novela conjuga la combinación de una narrativa apasionante y la rica herencia cultural de Cremona que hizo que el viaje fuese una experiencia memorable. No solo se celebra el lanzamiento de un nuevo libro; también se destaca la conexión entre literatura y música. Alejandro G. Roemmers ha logrado capturar nuevamente la imaginación de su audiencia, dejando una huella imborrable en quienes asistieron.

“A veces me llegan señales o información que interpreto”

A través de "El misterio del último Stradivarius", Alejandro G. Roemmers continúa consolidándose como una voz importante en la literatura contemporánea hispanohablante. Su capacidad para abordar temas universales mediante historias cautivadoras lo distingue en el panorama actual. El autor ha insinuado que está trabajando en nuevos proyectos que seguirán explorando las intersecciones entre música y literatura.

Roemmers también ha compartido reflexiones sobre temas como coincidencias e intuiciones durante sus declaraciones. Ha mencionado: “A veces me llegan señales o información que interpreto”. Estas experiencias personales enriquecen aún más su narrativa literaria, mostrando cómo las vivencias pueden influir profundamente en el proceso creativo.

A lo largo del viaje de prensa, Alejandro G. Roemmers ha enfatizado la importancia de valorar las experiencias humanas cotidianas. Ha recordado cómo pequeñas acciones pueden tener grandes significados: “Pónganse en el lugar del otro”, aconsejó el autor, resaltando así el valor fundamental que tienen las novelas para fomentar empatía hacia diferentes realidades.

Finalmente, Roemmers reflexionó sobre las figuras anónimas que realizan tareas esenciales, pero son poco reconocidas. Ha ejemplificado esto con profesionales como médicos o bomberos durante situaciones críticas, subrayando que todos merecen reconocimiento por su labor diaria. Además, de estos luthiers que dedican varios meses en construir a mano esas joyas de instrumentos que Antonio Stradivari supo hacer como nadie.