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DESDE MI SILLÓN OREJERO
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BRUSELAS Y BRUJAS, ANTES DE…

Por María Pérez Herrero
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mariaperezherrerogmailcom/17/17/23
domingo 19 de octubre de 2025, 23:22h

Desde mi sillón orejero preparo mi próximo viaje a Bruselas y Brujas, dos B de Brillante pasado y presente. Y me refiero a ellas con su arquitectura e historia llena de vida que leo a través de dos excelentes libros que recomiendo indispensables para abrir boca, como se suele decir.

Brujas “la muerta” de Georges Rodenbach (editorial Firmamento. Prólogo y traducción de Cristian Crusat) es un clásico olvidado publicado en 1892 y una de las novelas más representativas de la época romántica, del simbolismo belga. Hay que leer el prólogo despacio pues, muy acertado y detallado, nos da referencias de cómo esta novela es un antecedente a la película “Vértigo” de Hitchcock, aunque se apoya en la obra de D'entre les morts de Boileau-Narcejac, y como bien dice “precursora de amor, muerte e infidelidades”. Brujas se convierte con la descripción de sus calles, plazas e iglesias en otro personaje más. Una ciudad que ejerce una influencia letal en sus habitantes con sus canales, fuentes, estanques, puentes…. Y será para el protagonista Hugues Viane recuerdo constante, melancólico de “ella”, su mujer muerta años atrás. Sus torres y campanas acompañan al lector/a como un personaje más, pero será Jane, alter ego de su mujer, quien “oculta tras los cristales” desencadenará un desenlace fatal, profanando como si fuera un culto religioso, de rezo, la memoria de su mujer “la muerta”. Acompaña la narración treinta y cinco preciosos dibujos de Brujas, imágenes que pronto veré y que supuso de esta original foto+texto un nuevo tratamiento pionero en su género. Una lectura apasionada, melancólica e inquietante.

Bruselas tiene mucho que decir, pero yo solo me voy a ceñir a ese pasado común con la corona española, luces y sombras, tan bien narrados por muchos escritores, pero nadie como mi admirado Johann Wolfgang von Goethe. Y me refiero a su Egmont, su obra teatral escrita en 1787 y publicada en 1788 (Edición Aguilar. Recopilación, traducción, notas y prólogos de Rafael Cansinos Assens). Dice Rafael Cansinos Assens que Egmont es la obra teatral más perfecta de Goethe: “todo en ella es acertado y justo… aquí todo es acción…. La inminencia trágica se hace apremiante y visible… en todos los personajes”.

Efectivamente, Goethe utiliza la fuente del jesuita F. Strada titulada De bello bélgico, (monografía histórica, Mainz de 1651), para situarnos en el convulso período del inicio de la Guerra de los 80 años, de la Flandes española, con la regente Margarita de Parma, hermana de Felipe II, donde la población está descontenta por los abusos y cambios que la corona española dictó a sus ciudadanos; férrea doctrina católica con prohibición del calvinismo, entre otros. Descontento que produce tumultos y guerrillas intentando ser apaciguados por la regente. Serán los príncipes Orange y Egmont, éste condecorado con el Toisón de Oro por Felipe II primo suyo y antiguo consejero de Carlos V, quienes tratarán con Margarita implorando cambie los dictados en aras de la paz. Felipe II no estando satisfecho mandará a Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III Duque de Alba, sanguinario que bajo la fuerza y represión intentará doblegar el espíritu del pueblo. Orange huye, pero Egmont cree que con palabras y diálogo puede hablar de paz. No se da cuenta de la terrible amenaza que pende sobre él. Será apresado, acusado de conspirar contra el rey Felipe II, siendo ajusticiado en el cadalso el 5 de junio de 1568, casi como si fuera auto de fe, como ejemplo frente al pueblo, en espectáculo impresionante en la Grand Place (Gran Plaza) de Bruselas.

Los diálogos son tan actuales que dan miedo… Así en el acto II, escena VIII, ante la amenaza que se cierne, surge el premonitorio texto entre Orange y Egmont, contestando éste: “No, Orange, eso no es posible, ¿quién osaría a poneros la mano encima?... no se atreverían a levantar tan alto el pendón de la tiranía. El viento que tal noticia difundiese por todo el país atizaría descomunal incendio Y ¿A dónde irían ellos a parar? … en un momento todo el pueblo se uniría en alianza terrible y con violencia declararía odio y repudio eterno para el nombre español”.

Por otro lado, reseño cómo Goethe acierta con fino lenguaje, expresando el buen uso del poder político (y que actualmente se debería recordar más a menudo): Margarita de Parma, hermana de Felipe II recibe la carta que le anuncia la llegada del duque de Alba, ella dándose cuenta del futuro dice: “cederéle mi puesto” (al Duque de Alba que llega con tropas) y explica a su secretario… “no puedes figurarte el trabajo que me cuesta. Quien se acostumbra a mandar, a tener cada día en su mano la suerte de miles de criaturas, deja el trono como quien baja al sepulcro. Pero a pesar de todo, es preferible eso a ser como un espectro entre los vivos y empeñarse en ocupar por pura bambolla un puesto que otro lo ha quitado y ahora posee y disfruta”.

Egmont es apresado, frente al Duque de Alba y entrega su espada diciendo: “Bien ahí va. Más veces sirvió para defender los interesas del rey que mi propia vida”. Aquí Goethe transcribe esta cita original histórica pues así está documentado por Strada.

Y escuchando la magnífica pieza musical de Beethoven Egmont termino la lectura. La escena final en su prisión, monólogo, es como una melodía para decir su última palabra… Goethe se la ofrece primero al compositor Kayser, que la desecha, y así será Beethoven quien compondrá una gran “opera” (aunque nunca tendrá ese tratamiento pues es solo obertura y nueve piezas para soprano, narrador y orquesta). Beethoven, gran admirador de Goethe escribió: "Compuse Egmont puramente por amor a Goethe; y para probarlo, puedo decir que no obedecí ninguna sugerencia de los directores teatrales con respecto a ella. Aceptaron este arreglo, y como recompensa, trataron mi música como hacen normalmente y como han hecho siempre, muy descuidadamente"[1]. Esta composición musical se estrenó en 1810. Dice Wagner que es una concepción sublime… “más bellamente en la obertura del Egmont, cuyos acordes finales elevan a su más alta dignidad la trágica idea del drama, al par que nos ofrecen una pieza musical perfecta y de fuerza arrebatadora”.

¡A disfrutar de lectura, música y paseo!

[email protected] Octubre 2025.
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NOTAS

[1] Carta de Ludwig van Beethoven, escrita el 21 de agosto de 1810

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