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Firma invitada

PLAZA DE GUIPÚZCOA

19/03/2024@06:36:00
Entiendo perfectamente que Sánchez y Puigdemont estén con el culo prieto. Se juegan la vida, tío. Volantazo, elecciones y triple salto mortal. Lo que no entiendo es lo de Kate Middelton. La foto manipulada es una mamarrachada.

Jorge Luis Borges solía decir de sus poemas que eran expresiones directas de su sentimiento y de su ser íntimo. También creía que si no hay emoción no puede haber poesía. Solo unos pocos temas (el sueño, el laberinto, el espejo, el tiempo, Buenos Aires...) alcanzaron a merecer la obsesiva pluma del poeta. Quienes frecuentaron sus versos no han dudado en señalar su idealismo, la tendencia a la abstracción y al prototipo, su visión estática del universo, el sentimiento -en fin- de la vanidad del mundo y de lo perecedero de los individuos. Luego vinieron los profesores de Literatura con sus análisis semióticos, concluyendo que la escritura de Borges es densa, sobrecodificada, polivalente, literarizada y textualizada.

El primer ensayo de la edición original de Cuestiones estéticas (Librería Paul Ollendorff, 292 páginas, 1911), de Alfonso Reyes, se titula “Las tres Electras del teatro ateniense”, y está dedicado al maestro dominicano Pedro Henríquez Ureña (tiempo después, Henríquez Ureña recordaría aquellos años diciendo: “Leíamos a los griegos, que fueron nuestra pasión”). No se nos escapa –más bien nos desasosiega- que abordar un tema que Alfonso Reyes ya ha transitado no sólo supone una osadía, sino que linda con la más crasa irreverencia. Acaso lo único que atempera el atrevimiento –y éste, incluso y tal vez, no del todo admisible- es que no sólo a cada generación, sino a cada lector le asiste el inalienable derecho de aportar su propia lectura a las lecturas consagradas por los ilustres dómines del pasado con la modesta expectativa de reanimar, matizar o recrear un texto clásico.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

La última parida de Netflix se titula “¿A quién te llevarías a una isla desierta?” No me interesa Netflix ni sus bodrios zafios y previsibles. Preguntar qué te llevarías a una isla desierta es una estupidez.

Hasta las primarias de Michigan, un manto de pesimismo cubría la campaña presidencial en los Estados Unidos.

Dos paradigmas incuestionables de la crítica literaria se ocuparon de la obra: la argentina María Rosa Lida en Introducción al teatro de Sófocles (Losada, Buenos Aires, 1944) y el norteamericano Edmund Wilson en La herida y el arco, (F. C. E., Breviarios, México, 1983). La historia se remonta a los Cantares ciprios (poema perteneciente a la literatura griega antigua, del cual se conservan apenas algunos fragmentos y que formaban parte del llamado “ciclo troyano”: conjunto de poemas que narraban los acontecimientos legendarios de la guerra de Troya y del cual han llegado hasta nosotros sólo dos: Ilíada y Odisea), se menciona escuetamente en Ilíada (canto segundo, 722-726), la retoma Píndaro en sus Píticas (Oda I) hasta que en manos de Sófocles se convierte en una obra maestra escrita a sus ochenta y cinco años.

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
Gracias a la ejemplar colaboración del benemérito biógrafo cervantino Alfonso Dávila Oliveda, Secretario de la Asociación Cultural Universis de Alcalá de Henares, ex Director del Archivo General de la Administración del Estado Español, editor de Itinerarios de Alcalá de Henares (Aguadulce, Editorial Círculo Rojo, 2023), y autor de los excelentes libros, entre ellos, Miguel de Cervantes. Apuntes para una biografía. El espía (1595-1603), (Editorial Círculo Rojo, 2019); Miguel de Cervantes Saavedra, el espía de Felipe II, que acabó con Hasán Bajá, virrey de Trípoli y Argel (1595-1601). Apuntes para una biografía, (USA, Columbia, SC, 2017); y Miguel de Cervantes. Apuntes para una biografía. Volumen IV. El abuelo. (1604-1608), (Editorial Círculo Rojo, 2023), descubrimos 21 nuevas joyas documentales del glorioso Manco sobre su vista en la Sartén de Andalucía, que empieza el 6 de julio de 1588 y termina el 19 de julio de 1588:

El mundo literario boliviano, una vez más, se viste de luto ante la triste noticia del fallecimiento de una de las plumas más destacadas de Bolivia y una figura prominente en la escena literaria internacional. El sábado 20 de enero murió la escritora, Gaby Vallejo Canedo, a la edad de 82 años, en la ciudad de Cochabamba (Bolivia).

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Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.

Recuerdo, en mis viajes nocturnos, en aquellos intergalácticos, o simplemente al atravesar el Aleph a la caída de la luz, un hombre me dijo: «Para un verdadero poeta, cada momento de la vida, cada hecho, hasta cada cosa, debería ser poético, ya que profundamente lo es». Lo que aquel viejo ya de 70 años de allende tierras sureñas afirmaba, tenía mucho de sentido, sobre todo si lees a ese griego y sus tragedias, en la cual, en una de esas tragedias estaba ¿yo? Sí, ¡su servidor! ¡Yo! Ahí estaba mi nombre, mi ciudad, el nombre de mi madre, madrastra y esposa. Inverosímil casualidad, ¿cómo podía ser? y así, así empecé a leer…

Gustavo Gac-Artigas, poeta dramaturgo, hombre de teatro, novelista, escritor de originales columnas de opinión, aventurero, rebelde, amante de la justicia y la libertad. Hace 46 años nuestros destinos se cruzaron (no se juntaron, eso fue más tarde), yo, estudiante de posgrado de lenguas, literatura y teatro en París como parte de la audiencia de un espectáculo en beneficio de la lucha del pueblo chileno contra la dictadura, él, como refugiado político y director de teatro, maestro de ceremonias tratando de convencer a la audiencia de permanecer hasta el final --a riesgo de perder el último metro--, para presenciar una “orgía”, obra de teatro de Enrique Buenaventura que su grupo, Théâtre de la Résistance-Chili, representaría sobre la escena del auditorio de La Mutualité como último número del evento. Su voz y su palabra me cautivaron, presencié el espectáculo hasta el final y tuve que caminar de vuelta a la residencia estudiantil, pero no me arrepiento.

El 3 de marzo de 1974 arrojaron por la noche un artefacto incendiario contra la puerta del Instituto Cultural Español de Dublín, Irlanda, como protesta por la ejecución por medio de garrote vil del joven anarquista Salvador Puig Antich en la antigua prisión Modelo de Barcelona. La rápido intervención de los vecinos, transeuntes así como de los bomberos impidieron que, salvo la puerta de entrada, ardiese el edificio.

Spain Invoked

Ireland had for centuries looked to Spain for military and spiritual aid against the common enemy, England, and many poems exist to verify that plea for help. Roisin Dubh (Little Black Rose), a folk poem possible from the 1600s, is one of Ireland’s most famous political songs. It is based on an older love-lyric in which the title referred to the poet’s beloved rather than, as here, being a pseudonym for Ireland: Roisin, have no sorrow for all that has happened to you/the friars are out on the brine, they are travelling the sea,/your pardon from the Pope will come, from Rome in the East,/and we won’t spare the Spanish wine for my Roisin Dubh.

En ciertos mundos imaginarios, en lo etéreo, en sueños, te busco, pero no te encuentro. Mi soledad en esta ínsula, privada de tu perfume, me atormenta en la más mínima sobriedad. Los aciagos atardeceres color cobre alumbran tu rostro allá, en el alto Urano, de manera celestial, sin poder alcanzarte, sin poder tocarte.

An Irish Poet in Madrid

As an Irish poet who has been living and writing in Madrid for the last four decades, I felt dutybound to compile a book of poems that would reflect my relationship with the diversity of Spain, its landscape and its people. The result of this endeavour is Spanish Points, a collection of my Spain-related poems chosen by me from nine books published between 1990 and 2020, together with a selection of recent unpublished poems.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Empecé a maquillarme a los 15 años. Echa cuentas. Y ahora me entero que la línea negra debajo del ojo no me favorece. Voy a utilizar un kohl grisáceo. Dirás, a buenas horas mangas verdes. Pues mira, tampoco me vendría mal una sombra verde.

FIRMA INVITADA

Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.