Antes de continuar, es de suma importancia destacar que el incansable investigador Escudero Buendía descubrió diez nuevas joyas documentales de vital para la biografía documentada del licenciado Juan de Cervantes, Juez Pesquisidor en Ocaña (1524-1525), esposo de Leonor Fernández de Torreblanca, heredera de la insigne saga de los médicos de Córdoba, estos abuelos paternos del brillante soldado Miguel de Cervantes Saavedra de los invencibles Tercios Viejos españoles.
Ahora bien, su obra maestra se divide en: Metodología: estudio preliminar; la infancia y la familia (1547): La gitanilla; el cautiverio: Argel (1575-1580): El capitán cautivo y El amante liberal; Extremadura (1581): El celoso extremeño; el ciclo toledano (1584-1587): La ilustre fregona; el ciclo toledano (1584-1595): Don Quijote; la huella jerezana (1563-1593): La Galatea, El gallardo español y Las dos doncellas; Barcelona, el Cervantes político (1571-1610): Las dos doncellas; Las comisiones de abastos (1587-1594): La señora Cornelia; el ciclo sevillano (1597-1600): La española inglesa; Valladolid (1604-1606): El coloquio de los perros; Cervantes a través de la mirada de sus personajes; 353 obras citadas y 103 fuentes documentales.
La razón de haber escrito su nuevo libro fue la pregunta: ¿Cuál es el origen del Quijote? El profesor Francisco Javier sostiene que «no conocemos suficientemente la biografía de Cervantes como para poder ni siquiera acercarnos a contestarla, pero al menos habría que estudiar técnicas para intentarlo» y, a la par confiesa que fue a los archivos por sí mismo, pidió cientos de documentos, miles de folios, y consultó a sus compañeros archiveros y el portal PARES del Ministerio de Cultura de España. Tampoco confió en interpretaciones pasadas de los llamados «modelos vivos» y otras similares, pues no por nada eran hipótesis que tenían más de cien años y por ello se preguntó, por qué estaba ahí cada uno de ellos, cuál era su función en la narración, qué tenían en común unos con otros, y qué era lo que buscaba el autor en su plan de obra poniendo uno aquí y no allí.
El investigador Escudero Buendía decidió buscar a un Cervantes ordenado, coherente, siguió por las tramas, se interrogó, qué hacían allí y cómo interaccionaban unas con otras, y descubrió, por ejemplo, que en La Gitanilla la narración empieza en Madrid y termina en Murcia, un Diego de Carriazo está en la Ilustre fregona en Toledo, cuando el autor revela que es de Burgos, y se pregunta, por qué se presenta Alfonso Quijada, el nombre real del casero de Cervantes en Toledo, en un libro que habla de La Mancha.
Ahora bien, por lo que atañe a los personajes, Francisco Javier dice que tiene una tradición tal, que durante décadas fue el principal campo de batalla del cervantismo, y se la denominó teoría de los «modelos vivos» que los cervantistas decimonónicos buscaron con ahínco en los archivos, empero la crítica actual lo considera un tema agotado y hasta secundario, pues se orienta hacia el culturalismo. Aparte de ello, el erudito subraya correctamente que se cometieron graves excesos a la hora de identificar a personas reales con personajes de ficción en la narrativa cervantina y cree que los cervantistas decimonónicos se quedaron muy cortos en este tema. En una palabra, Francisco Javier declara que la ingenuidad de estos pobres eruditos le conmueve y conforme a él su investigación estaba en pañales.
En vista de ello, el profesor Escudero Buendía recomienda a todos los investigadores cervantinos los siguientes cuatro requisitos mínimos para identificar correctamente a los personajes reales en las obras cervantinas. A saber, en los personajes debemos buscar homonimia entre ambos mundos; si es posible similitud entre la biografía del personaje real y relato de ficción; en los argumentos coincidencia temporal y geográfica entre datos históricos y novelados; y más importante la cercanía demostrable de ambos con Cervantes, es decir explicar cómo pudo conocerlos y el sentido de su inclusión en el relato.
La meta de Francisco Javier fue entender a Cervantes, ya que hay unos sesenta personajes históricos, aproximadamente, en las Novelas ejemplares, y según él la mayor parte de los personajes principales y un buen número de los secundarios, tienen referentes con personas reales. De igual modo, Javier Francisco propone crear «diccionario de personajes históricos» que podría incluir a cerca de doscientas cincuenta propuestas y basa su punto de vista en el escritor Gabriel García Márquez, quien criticó en tono de burla cuando decía que su profesor «era un cervantista de pacotilla que ve significado ocultos en todas partes».
De acuerdo con el profesor Escudero Buendía la mayor parte de las novelas tiene en alguna de sus tramas, principales o secundarias, un «hecho real», es decir, una relación más o menos estrecha con un hecho real; y sin duda, geografía, personajes e historias forman un todo y que deben ser estudiados de forma global, en conjunto, con ciertos límites. Añádase a esto, el escritor aclara que la verosimilitud parte del hecho de que el escritor nos está engañando. Está vendiendo al lector un relato inventado que se lo quiere hacer pasar por real. En su caso la insistencia va desde el Quijote y casi todos los finales de novela. Cuantos más elementos verosímiles se incluyen, más posibilidades hay de que este objetivo llegue a buen puerto.
A continuación, Escudero Buendía declara que, si el escritor está buscando la verosimilitud, ¿qué más da poner Fernández que Pérez si tan verosímil en La Mancha es uno como otro?, ¿por qué no inventárselo como en otras tantas ocasiones, léase Sancha Panza? En su visión la búsqueda únicamente de la verosimilitud en los nombres anónimos no es una respuesta suficiente, y, por lo tanto, la explicación más plausible para Francisco Javier es que además hipótesis, de ésta, hay algo más, y es un componente personal y autobiográfico. En verdad, lo que falta es la parte realista que a menudo no se tiene en cuenta. En este sentido, el autor recomienda investigar los archivos y los documentos para encontrar la verdad sobre los personajes de las Novelas ejemplares y de todas las obras maestras del héroe de Lepanto.
De igual forma, Francisco Javier asegura que es cierto que no conocemos suficientemente bien la biografía de Cervantes como para ni siquiera plantearnos la pregunta, ¿quién es Cervantes? No obstante, el autor reconoce que no se puede dejar el estudio del contexto histórico de los personajes y las tramas por un negacionismo conceptual, injustificado, para conocer el factor humano. Y termina diciendo que después de leer miles de documentos de la época, el descubrimiento de que hubo un entorno «manchego» en su cercanía mientras vivió en Toledo; y cree que le explicaría muchos caminos literarios escogidos y es una de las líneas de investigación documental a seguir en los próximos años.
Con arreglo al archivero Francisco Javier, «Cervantes nos retrata, a veces con acidez, a las gentes que le rodeaban en vida. Ahora ellos, en venganza, nos cuentan aquello que no quiso que supiéramos de él mismo».
En definitiva, le felicito al meritorio profesor Francisco Javier Escudero Buendía por el descubrimiento de las 92 joyas documentales históricos que comprende información histórica esencial sobre los personajes, lugares y acontecimientos de las Novelas ejemplares, por lo que nos puedan servir de fuentes primarias a fin de conocer mejor al ejemplar novelista Miguel de Cervantes Saavedra. Con certeza, su obra maestra nos brinda especial interés histórico para la reconstrucción de la biografía documentada de Cervantes y sus hallazgos documentales deberían ser difundidas para rectificar así los grandes desaciertos en las enciclopedias, libros de enseñanza y revistas electrónicas. ¡Enhorabuena!
Miguel de Cervantes Saavedra, heroico por Tierra y por Mar, es un diamante y su brillantez todavía no ha sido descubierta,
«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa
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