Todo vuelve al punto de partida. El día. La noche. El día. En un movimiento interminable que nos marca el devenir de la vida. Fassbinder debió pensar en ello cuando en un vuelo de Berlín a Los Ángeles escribió el texto de esta obra de teatro que se estrenó en el año 1971.
"Dormi sepolto". De repente, el silencio habla. Las pinturas de Goya hablan. La novela de Susan Sontag, "Ante el dolor de los demás", grita. "Los desastres de la guerra", jamás han dejado de chillar.