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Eduardo Sacheri
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Eduardo Sacheri (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a Eduardo Sacheri, autor de “La noche de la Usina”

“Escribo para entender mi propia vida”
jueves 02 de junio de 2016, 07:33h

Eduardo Sacheri es el flamante ganador del Premio Alfaguara de Novela 2016 con su novela “La noche de la Usina”, una emocionante historia situada en un pequeño pueblo inventado de la provincia de Buenos Aires en los primeros años de nuestro siglo, justo antes de que el gobierno de Fernando de la Rúa impusiera el famoso “corralito” financiero y el bloqueo de las cuentas bancarias. A medio camino entre el thriller y el western, el autor nos sorprende por su vitalidad y originalidad.


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Eduardo Sacheri (Foto: Javier Oliaga)

La trama de la novela se desarrolla en la población de O´Connor de la provincia de Buenos Aires. Un pueblo donde todos sus habitantes se conocen, incluso eran amigos. “Algunos de los personajes de la novela ya salieron en mi novela `Aráoz y la verdad´ que publique en Alfaguara Argentina en 2008. Y uno de los personajes era el ex jugador de fútbol Fermín Perlassi que tuvo una cierta notoriedad en los años 60 y había vuelto a su pueblo”, nos introduce el autor argentino.

Entonces eran jugadores que cuando terminaban su carrera balompédica regresaban a sus lugares de origen a seguir trabajando en sus ocupaciones habituales, “ahora son unos magnates, tan célebres que no pueden llevar una vida normal”, señala el autor bonaerense en la entrevista que mantuvimos en la cafetería de un conocido hotel madrileño, horas antes de recibir su premio en una fastuosa fiesta que coincidió con el inició de la Feria del Libro de Madrid.

A Eduardo Sacheri lo que le conduce a escribir es “entender mi propia vida y mi propio mundo que no está compuesto ni por asesinos ni por gente extraña, esos temas excepcionales no están en mi vida y, por lo tanto, no están en mi literatura”, explica razonadamente. De ahí que sus protagonistas sean personas comunes y corrientes. “No es un plan prefijado es que me sale así. Yo traslado a mis escritos lo que vivo y veo”, apostilla.

La novela nació de una imagen inicial, “en los primeros años del nuevo siglo, cuando empieza a mejorar la situación del corralito, hubo unos años muy prósperos para los productores del campo en Argentina, como había quedado una cierta desconfianza hacia los bancos y los banqueros, muchas de estas personas prósperas comenzaron a guardar su dinero en bóvedas subterráneas en medio de la inmensidad del campo. De ahí partió la idea del libro”, explica el ganador del Premio Alfaguara. Muchas personas así lo hicieron ante los continuos rumores de que el gobierno iba a abrir las cajas de seguridad de los bancos. “Al final, no ocurrió nada de eso”, especifica.

“Lo que une a los protagonistas de la novela es, por un lado, la desesperación y, por otro, la honestidad. Como cualquiera de nosotros que se intenta juntar con la gente en que confía y más en una época de tanta inacción”, expone con su voz profunda y sosegada. Allí en la Pampa Húmeda se conocen todos, son amigos y saben de lo que cada cual es capaz. Es, por tanto, muy fácil el acercamiento entre ellos.

Pero ese acercamiento está lleno de inseguridad y de ignorancia. Aunque muchas personas vieron llegar la crisis, otros muchos, no. “Había una suerte de optimismo básico que les inducía a creer que no podía pasar nada malo. Los humanos somos un poco así. Confiamos en el porvenir y no nos preparamos para lo peor”, analiza. Ante todas esas adversidades, los protagonista de “La noche de la Usina” recurren al humor y la ironía para llevar mejor la vida. “Si somos capaces de sonreír, entonces no puede ser tan malo. Creo que es elegante reírse”, asegura.

La risa es muy importante en sus novelas. “La risa quita solemnidad a la vida. Si vamos a caer tengamos la elegancia al menos de sonreír”, repite. Por eso, su libro destila un fino sentido del humor aunque trate temas complicados e, incluso, dramáticos. “No quiero decir cómo las cosas deben ser, no me siento capacitado para decirlo. Yo puedo decir el modo que a mí me ayuda”, detalla y agrega “yo quiero ser un narrador que te cuenta una historia y que te guste y que te lleve a tu propia vida”. Y finaliza diciendo “no me gusta hacer literatura pedagógica”, eso se lo deja para otro tipo de escritores.

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