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El autor checo más importante del momento

Petr Sabach
Petr Sabach

Petr Sabach conquista España

Por Azriel Rotbat

sábado 08 de octubre de 2016, 11:34h

La joven editorial Huso alcanza en apenas quince días la segunda edición del libro “La mierda arde” del escritor checo Petr Sabach. El sello madrileño logra introducir, por primera vez en el mercado español, a un autor llamado a convertirse, como lo es ya en su país, en una referencia de la literatura universal. Todo Literatura ofrece en exclusiva una crítica que aborda en profundidad la nueva obra del escritor checo del momento.

— ¡Juro que nunca pediré un cambio! Un contrasentido.

En una primera lectura de los tres cuentos: La apuesta, Bellevue y Agua con zumo reunidos bajo el título La mierda arde, de Petr Sabach, las narraciones pueden interpretarse como historias cotidianas de un pequeño e insignificante pueblecito de un país en el que sus habitantes no tienen otra opción que vivir el cotidiano sin más alternativas que el trabajo, la vida rutinaria de la familia, la taberna en la que pueden beber hasta perderse en las brumas y nada más. Y también puede parecer que no pasa nada y que a ninguno de ellos les importa que el tiempo transcurra sin que nada cambie. Pero después se siente que de la rutina se desprende un sabor amargo, aun cuando lo contado tenga una gracia proverbial como en La apuesta, o en escenas de Bellevue y también en varios de los fragmentos de la vida del protagonista de Agua con zumo. Esta característica se debe a que Sabach ha construido el tejido narrativo de estas historias hilarantes, con un sentido excepcional de lo lúdico, por naturaleza engañoso, y casi siempre en contradicción con una realidad que se presenta como imponderable, pero que resulta inaceptable y por eso, aunque no pueda cambiarse desde la escritura, el camino es burlarse de ella, convertirla en un sin sentido.

En La apuesta dos ancianos, uno grande y gordo, otro delgado y pequeño que están bebiendo en una taberna, deciden hacer una apuesta para ver cuál de ellos puede retener la respiración durante dos minutos. Después de todos los obstáculos que el grande le pone al pequeño, este último consigue ganar. Ellos están felices a pesar de los gritos de la camarera tratando de poner el orden que los ancianos han quebrantado saltando sobre las sillas, empujando las mesas y metiéndose tras la barra para usar las llaves del agua y terminar la prueba allí, con la cabeza del anciano delgado bajo la llave chorreando el agua. Mientras el camarero jugaba con las máquinas tragaperras y le ganaba el dinero, los ancianos están felices como niños osados que no respetan las reglas establecidas y se van riéndose sin pagar, a pesar de los gritos de la camarera. Han burlado las normas sociales establecidas, pero sólo les queda jugar como niños, tal vez nunca pudieron dejar de serlo, o nunca disfrutaron de la niñez.

Dejar de ser lo que se es por imperativo de las leyes de la naturaleza es el propósito de la niña protagonista de Bellevue quien anuncia a la familia su propósito de transformarse en varón. Lo hace público en el desayuno, con toda la familia reunida y solo la madre le contesta con una sonrisa comprensiva. La niña no quiere ser mujer en una sociedad misógina, donde la estructura patriarcal las convierte en seres anodinos, en sirvientas de la voluntad de los hombres. Pero nadie prestó atención a la niña, el hermano menor ha mojado las sábanas para lo que ya no tiene edad, el mayor piensa en casarse; el herrero, padre de familia, tiene miedo de las herraduras que le tiene que poner a un caballo y el abuelo, vestido de traje, se marcha a la taberna. La niña dice que va a jugar con una amiga, pero se sube al tejado y desde allí observa las acciones de la familia y los visitantes. Cada miembro de la familia vive en soledad su drama, como si nada estuviese ocurriendo. Sin embargo, todo cambiará en instantes como la explosión de una bomba atómica. El abuelo después de beber en la taberna, tiene que ser atendido en el hospital y regresa a la casa sin que nadie lo vea, porque a la vez el hermano pequeño ha hecho un gol inspirado y la pelota que cayó sobre las tejas de la herrería las hace caer sobre el caballo que con sus dos patas traseras patea los morros del herrero quien cruzó medio patio volando; mientras el hermano mayor llora porque la novia lo ha dejado y el abuelo, sin fuerzas para llegar a la casa, yace en el huerto. La niña que lo ha visto todo desde la altura del tejado, piensa que su confesión en el desayuno había sido escuchada por todos y que ella es la culpable del drama que se observa desde las alturas, entonces para subsanar el problema no se le ocurre otra cosa que gritar con todas sus fuerzas: “- ¡Juro que nunca pediré un cambio!-”

El cambio desde la altura, visto como fracaso, es la negación de la dialéctica de las transformaciones sociales y de los instintos de la propia naturaleza. Lo más conveniente, parece decir el contexto, sería el respeto y la conservación de las tradiciones, aunque estas anulen la individualidad y el desarrollo humano. Todo el significado filosófico y político de la narración queda, a través del uso de la ironía, a nivel implícito. Es en Agua con zumo donde el protagonista, al referirnos la historia de su vida desde la niñez, la adolescencia y la juventud, quien hace explícitos los sentidos. El joven pertenece a una generación en pugna con las ideas de la sociedad comunista que defiende el padre. Su historia de vida es de una reiteración extrema: estudiar, graduarse, casarse, tener un hijo y trabajos desestimulantes. Repetir con su matrimonio la misoginia a que fue sometida la madre, pero que a él no le resulta fructífera porque, aunque al parecer todo sigue igual, subterráneamente la vida se está moviendo. Es el desconcierto de una generación que hace una ruptura con la ideología comunista de sus padres, pero que no encuentra cómo hacer una vida otra en el contexto viciado.

En el cuento la brillantez de la ambigüedad narrativa introduce la duda incontestable de lo que pudo pasar después con el protagonista. Al respecto, la respuesta parece estar en los contenidos implícitos de Bellevue, y su significado “bella vista” le da un sentido afirmativo a la descomposición del orden establecido y termina revirtiendo la frase de la niña en un: - ¡Juro que pediré un cambio!-

La profundidad de los temas tratados con recursos expresivos de la comedia, así como sus connotaciones sociales, de hondura filosófica, unidas a estrategias narrativas que consiguen la realización de imágenes en movimiento (escena final de Bellevue) o las estructuras donde utiliza recursos del guión cinematográfico (Agua con zumo), explican que La mierda arde se convirtiera en el modelo de la película “Pelísky”, y que algunas de sus escenas aparecieran en “Pupendo”, películas paradigmáticas de la cinematografía checa.

La originalidad de La mierda arde, junto a los otros títulos de sus cuentos y novelas explican que Petr Sabach, Premio Karel Capek, se convierta en un escritor contemporáneo de valor universal.

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