En ese lugar, conocido como «el reino de las mujeres», sus habitantes, los mosuo, no rezan a un dios, sino a una diosa, y tienen un sentido de la familia y de la comunidad que en muchas partes del mundo sería considerado igualitario y progresista. Son una de las últimas sociedades matriarcales y matrilineales del planeta, pero sus costumbres, que han cambiado poco a lo largo de los siglos, se ven ahora amenazadas por la globalización y por la fuerza uniformizadora de la modernidad.
Choo Waihong fue hasta 2006 abogada para grandes empresas en Singapur y California. Un buen día decidió dejar su trabajo y empezar a viajar en busca de sus raíces. Llegó hace casi una década como turista al valle en el que vive la tribu de los mosuo, se sintió fascinada por sus costumbres y optó por instalarse a vivir con ellos durante gran parte del año. Es la única persona no mosuo que conoce a fondo sus costumbres.
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