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Sergi Doria: “A partir de los sucesos del 34 el periodismo se va adulterando con la ideología y el frentismo”

Entrevista con el autor de "Un país en crisis"

Por Javier Velasco Oliaga
sábado 12 de enero de 2019, 13:04h

Sergi Doria es un personaje muy polifacético. Profesor de Periodismo en la Universidad Internacional de Periodismo, columnista en varias publicaciones diarias, ensayista y novelista son algunas de sus ocupaciones habituales. En esta ocasión ha editado un libro sobre los grandes periodistas de los años treinta del siglo pasado en nuestro país. Algunos de esos periodistas llegaron a ser verdaderas personalidades en nuestras letras como Josep Pla, Ramón J. Sender, Ignacio Agustí o Agustín de Foxá, otros cayeron en el olvido más injustificado.

Un país en crisis
Un país en crisis

Sergi Doria ha hecho un excelente trabajo de investigación buceando en numerosos periódicos de los años treinta para dar una visión muy acertada de cómo fueron aquellos años, tal y como queda reflejado en "Un país en crisis". Los textos seleccionados, de altísima calidad, hacen palidecer a los cronistas actuales que cada vez son menos originales. Como dice el autor en la entrevista, “nos da envidia el nivel que tenían”, tanto los periodistas como los lectores. En la conversación nos desvela algunos secretos de su reciente ensayo.

¿Cómo surge la idea de realizar una selección de reportajes periodísticos de los años 30?

En 1999 leí mi tesis doctoral “La voluntad cosmopolita”, sobre la construcción del cosmopolitismo en los años treinta en los semanarios gráficos y el fotoperiodismo moderno. Planteaba la posibilidad de una antología de crónicas de aquella época publicadas en los semanarios y publicaciones gráficas. Veinte años después, la idea se ha hecho realidad.

¿Continúan teniendo vigencia esos reportajes?

Esa es una de las ideas-fuerza de esta antología: la crisis económica, política y moral; la evasión de capitales; la emigración ilegal; el tráfico de drogas; el papel de la mujer en el mundo laboral; la precariedad, los sin techo; el separatismo catalán… ¿Nos suena?

¿Cuál fue su criterio de selección?

Variedad y vigencia temática, calidad estilística y literaria, valor documental.

¿Cuánto tiempo le llevó la realización del libro?

El editor de Edhasa, Daniel Fernández, lo planteó en 2012 como una reivindicación del valor literario de la crónica periodística. Pero la crisis económica y la dificultad de localizar a los propietarios de los derechos de autor lo fue retrasando. Hace un año, Daniel me propuso retomar el proyecto y aquí lo tenemos hecho libro.

Con el crack del 29, gran parte de la economía mundial se hundió. ¿Cómo afectó la caída de la bolsa de Nueva York en España?

La crisis internacional se manifestó un año después en una España que dejaba atrás la dictadura de Primo de Rivera con un elevado déficit público. La inflación se disparó.

¿Qué consecuencia tuvo la elevada deuda española en la crisis?

Como explico en el prólogo, la docena de huevos elevó su precio un 25 por ciento; los diarios pasaron de 5 a 10 céntimos y un kilo de patatas costaba 21 céntimos… La recesión lastró la capacidad económica de la naciente república y la convirtió en terreno abonado para el anarquismo, el fascismo y el comunismo.

¿No da envidia que las ventas de los diarios de aquellos años fuesen superiores a la actual?

Mucha. Con el 60 por ciento de alfabetización la gente tenía más ganas de cultivarse que hoy al cien por cien de alfabetizados. Los obreros aprendían a leer y escribir en los ateneos y en las pausas laborales uno leía el diario y los otros escuchaban. Estas crónicas son un homenaje a la formación autodidacta.

Todos los reportajes tienen un pequeño capítulo introductorio sobre el autor de este. ¿Se ha hecho necesario incluir esa pequeña biografía introductoria para situar al autor en su contexto?

Era necesario para dar valor al documento intrahistórico. Muchos de los periodistas seleccionados son hoy completos desconocidos: convenía reconocerlos y situarlos en su época y ecosistema periodístico.

En el libro tenemos un gran plantel de periodistas, algunos famosos, otros prácticamente olvidados. ¿Cuál cree que es el que más se merecía nuestro recuerdo?

Si están en el libro, es porque merecen ser recordados. Por la cantidad de crónicas seleccionadas, tal vez Ignacio Carral y Gabriel Trillas Blázquez.

“El llamado nuevo periodismo y el reporterismo de infiltración nacieron en los años veinte en Francia, Alemania y España”

El libro tiene una rigurosa cronología. Sorprende que desde el 34 hasta el final de la guerra haya pocos artículos. ¿Fueron los tiempos de la Segunda República la edad de oro del periodismo hispano?

Los sucesos del 34 son la antesala de la guerra civil y a partir de ese momento el periodismo se va adulterando con la ideología y el frentismo. Por esa razón evité incluir crónicas de la guerra. De hecho, al final de los años veinte ya aparecen excelentes muestras de crónica moderna. La República coincidió con el apogeo de la radio y la popularización de la cámara Leica: los veinteañeros de 1930 escribían y observaban la realidad de otra manera: eso explica la modernidad de sus trabajos.

El llamado nuevo periodismo y el reporterismo de infiltración nacieron en los años veinte en Francia, Alemania y España

A la hora de señalar la creación del Nuevo Periodismo siempre lo achacamos a las plumas de Capote, Wolfe o Walraff. ¿Podemos considerar que ese nuevo periodismo nació en nuestro país?

El llamado nuevo periodismo y el reporterismo de infiltración nacieron en los años veinte en Francia, Alemania y España; pero la pereza académica lo sigue situando en los años sesenta y setenta.

¿El texto sobre las Hurdes de José Ignacio de Arcelu dio pie a que Luis Buñuel filmase en 1932 su película sobre las Hurdes?

La crónica apareció en la revista Estampa y causó un fuerte impacto. Benítez Casaux fotografió a enanos, cretinos y parajes cuasi prehistóricos. Las imágenes parecen el story board de lo que será el documental “Las Hurdes. Tierra sin pan”, estrenado en 1933 y prohibido por la República.

En el libro nos encontramos con algunos periodistas que años después se convertirían en reporteros afamados o escritores consagrados. ¿Fueron esos años de periodistas una buena escuela para su formación?

Provoca envidia comprobar -a tenor de la calidad de sus trabajos- que muchos de los periodistas seleccionados eran veinteañeros con formación autodidacta. Aquel era un periodismo de suelas gastadas y un fuerte compromiso con la realidad social. Eran, también, buenos lectores y eso ayuda a mejorar el estilo.

¿Qué papel tuvieron en ese periodismo de los años treinta las mujeres?

Fue el momento fundacional del feminismo moderno. Solo hay que leer las crónicas de Josefina Carabias, Magda Donato, Irene Polo y Rosa María Arquimbau.

¿Cuál de los reportajes incluidos en el libro es su favorito o favoritos?

Cada crónica tiene su justificación cualitativa. Podría haber publicado más, porque tenía más. A mí me gustan todas: cada una por motivos diversos.

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