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"Las Navas de Tolosa". 1212, la batalla que decidió la Reconquista, de Carlos Vara Thorbeck

Editorial Edhasa

Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
viernes 20 de diciembre de 2019, 11:05h
Las Navas de Tolosa
Las Navas de Tolosa
En el año 2012 aprovechando, como sería de esperar, el momento histórico de esta gran batalla del Medioevo, la editora catalana; para quien subscribe esta reseña-crítica una de las mejores en la historiografía medieval, presentó esta obra escrita por el prof. Vara Thorbeck, que es, como no podía ser menos siendo el lugar de nacencia del historiador, una exaltación panegirista a Castiella y a su gran rey Alfonso VIII. En este año-2019 se presenta este libro del que se han corregido algunos errores informáticos, pero que sigue careciendo de la que estimo obligada y necesaria bibliografía.

El capítulo-1 se refiere a los protagonistas de la batalla, donde observo el inexplicable dato de que al rey de Castiella unos cuentan por octavo y otros por nono”, ¿de dónde saca esto el historiador castellano?, ¿o es que, de forma más que atrevida lo considera rey de Llión?; el resto de los protagonistas están indicados de forma pormenorizada en sus vidas y haciendas. Los tres reyes ocupan un espacio importante en la narración: Sancho VII el Fuerte de Navarra; Pedro II el Católico de Aragón y Alfonso VIII el Chico de Castilla. Muy interesante lo relativo a la Guerra e Ideología o capítulo-2, en el mismo se indican los comportamientos del Vaticano frente a los hechos bélicos, y los protagonistas históricos del momento: Celestino IV e Inocencio III volcados con armas religiosas y bagajes amenazantes siempre a favor de Castilla y de Aragón, y nunca hacia León y Navarra, estando Portugal en el fiel de la balanza de los afectos papales; los obispos y las órdenes militares también están contempladas en el volumen. Las mesnadas cristianas y musulmanas, cuáles y como luchaban con sus tácticas habituales ocupan el capítulo-3.

El capítulo-4 se refiere al itinerario seguido, desde Toledo, por las mesnadas de los tres ejércitos regios, incluyendo los soldados ultramontanos, es algo tedioso. El capítulo-5 analiza cómo llegaron los almohades hasta Navas de Tolosa, y su euforia. En el capítulo-6 se acerca el autor al momento y el lugar, con mucha diatriba y controversia, donde y cuando se produjo la memorable batalla. El capítulo-7 está dedicado a los testimonios materiales del hecho, me interesa como médico e historiador que soy: la indicación relativa a la luxación traumática de la cadera izquierda de Sancho VII, tan dolorosa siempre, sobre todo porque el monarca gigantesco desde sus 2’10-2’13 metros de altura debió sufrir lo que no está en los escritos. El epílogo muy cortito indica algunas puntualizaciones con respecto a las diferencias entre historiadores.

Por consiguiente, recomiendo este libro, sobre todo por la editorial y asimismo por lo importante que fue esta batalla. Disiento del prof. Vara Thorbeck en que es la batalla más importante de la Reconquista, no pensamos así todos los historiadores y, en el caso del que subscribe, estimo que la mayor y más importante fue la de Simancas entre Ramiro II el Grande de León y Abd Al-Rahman III, con la derrota esencial del khalifa omeya cordobés.Estamos ante uno de los momentos bélicos de importancia en la Alta Edad Media, dentro del fenómeno político, social y bélico, que supuso la denominada Reconquista, que se habría ido pergeñando desde el año 722 con la escaramuza de Covadonga, donde, sea como sea, se pusieron los cimientos de los que sería la Península Ibérica.

El hecho militar giennense conllevó la derrota de los peligrosos sarracenos de la secta de los almohades, tan fanatizados que hasta los régulos de las taifas hispanas bailaron, metafóricamente hablando, cuando recibieron la noticia de la derrota almohade en las Navas de Tolosa. A la cabeza de todos estos defensores de Castiella estará el prelado metropolitano, nacido en el reino de Navarra, castellanizado a ultranza, y llamado Ruy Ximénez de Rada. No obstante, es indiscutible el esfuerzo realizado por los tres reyes que participaron en ella. No estuvieron por variados y aceptables motivos los reyes: Alfonso IX “el de las Cortes” de León, monarca de una estatura de 1’90 metros y de una inteligencia poco común, quien ayudó a su primo carnal castellano en Alarcos, donde la histeria precipitada del rey de Castilla conllevó que no esperará la llegada de las tropas leonesas, y la derrota fue muy importante.

Ahora León indica a Castilla la necesaria y justa devolución de las fortalezas leonesas situadas en la Tierra de Campos, lo que era esencial para preservar la independencia de León frente a su otrora condado dependiente castellano; Alfonso VIII se negó a ello, y el genial monarca de León no acudió a Navas de Tolosa, aunque los caballeros leoneses si fueron autorizados para hacerlo. Tampoco acudió el rey Alfonso II “de Borgoña” de Portugal, por parecidas motivaciones, pero si sus caballeros. Es de agradecer la no realización, por el autor, de comentarios sesgados hacia los monarcas de León y de Portugal.

Deseo destacar que la vanguardia del centro del ejército cristiano estuvo comandada por el atrabiliario conde Diego López II de Haro “el Bueno” (c. 1152-1214), 5º Señor de Vizcaya y Merino Mayor de Castilla, acompañado por su primogénito Lope Díaz II de Haro “Cabeza Brava” (c. 1170-1236), 6º Señor de Vizcaya. En la batalla el hijo gritó al padre aquello de: «”Padre que lo hagáis de modo que no me llamen hijo de traidor. El padre replicó: “Os llamarán hijo de puta, pero no hijo de traidor”. En este momento histórico Diego López II de Haro había sido abandonado por su esposa llamada María Manrique de Lara». La adquisición debe ser prístina. Et hoc est quod Comites!

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