“La novela es una alegoría sobre el individuo y la sociedad. Ahora miramos en exceso hacia la ciudad y todavía hay gente que siente la pulsión del campo, Alira es una de ellas y quiere mantener viva el fuego de una tierra que se niega a morir”, explica la escritora aragonesa en el singular paraje de la población alcarreña de Majaelrayo en plena sierra de Ayllón después de una comida con diversos periodistas desplazados desde Madrid. Para la escritora oscense, “el mundo rural genera bastante inseguridad, angustia y miedo. No hay medios como en las ciudades, aunque creo que hay que romper ese tópico porque la vida puede ser igual de atractiva en el campo que en la ciudad”. En esta novela ha tenido el deseo de volver a la naturaleza, Luz que fue alcaldesa de Benasque sabe bien lo que es vivir en el campo y en plena naturaleza. “No sé qué hay más atractivo que la naturaleza”, se pregunta. Sólo una cosa, el amor. “Está es la más romántica de mis cuatro novelas”, confiesa en voz baja, pero con un acendrado acento maño. La protagonista de su nueva novela es una mujer muy independiente y emprendedora. Luz sabe mucho de eso. “En mi familia hay muchas mujeres con una personalidad fuerte. En la novela no hago una reivindicación explícita de ello, pero agradezco mucho a mi padre su lucha para que fuésemos un clan muy independiente”, evoca la escritora superventas. “Vivimos en un mundo de etiquetas”En su novela reconoce que hay bastante de autobiográfico, “pero con cierta distancia. Vivimos en un mundo lleno de etiquetas que hay que romper. No hay tanta distancia entre vivir en el campo o en la ciudad. Es un cliché que debemos romper. Vivir en el campo puede ser tan atractivo como vivir en la ciudad. Pongo mi ejemplo, yo tengo 22 gallinas que cuido y me abastecen. Tenemos que entender tanto de campo como de nuevas tecnologías”, sostiene con lucidez la autora de "El latido de la tierra". “Tenemos que acabar con la imagen del mundo rural y volver a las raíces de los que nos precedieron”, afirma y continúa diciendo “yo soy muy romántica del siglo XIX, me encanta esa época. En mi se dan dos características, por una parte soy nostálgica y por otra tengo mucha fe y esperanza en el futuro. El secreto es saber conjugar ambas facetas, en eso estoy”. En cuanto a su forma de escribir, Luz Gabás reconoce que “me gusta más escribir la primera parte de una novela que el final. En esta ocasión, he pretendido tomar una distancia temporal, por eso hay muchas prolepsis y analepsis. Me gusta jugar mucho con el tiempo, tanto anticipar lo que va a venir como hacer escenas retrospectivas que den más información al lector de los protagonistas”. “En la novela hay muchos homenajes que el lector tendrá que ir descubriendo”, apunta con una sonrisa en los labios. “Para mí, lo más difícil de una novela es ir cerrando puertas y que todo encaje, siempre con un buen tono”, señala. No quiere terminar la entrevista sin citar otra de las ideas que hay en la novela: el choque de culturas de la gente que llega una población del mundo rural y choca con los lugareños, algo que hemos visto reflejado con humor en la serie “El pueblo”. “No he querido hacer una novela sobre la inmigración. Siempre hay un resquemor con el que viene de fuera, que muchas veces se cree que viene a quitar un espacio. Eso es totalmente falso, hay espacio para todos y debemos saber convivir”, concluye Luz Gabás. Puedes comprar el libro en:
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