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“Para olvidar quién fuiste”, de Fernando García Calderón

Por Javier Velasco Oliaga
domingo 03 de mayo de 2020, 21:00h
Para olvidar quien fuiste
Para olvidar quien fuiste

Tengo la certidumbre que Fernando García Calderón no ha sido tratado justamente por los lectores. Sus novelas y libros de relatos son de una amplia calidad y le deberían acompañar las ventas de sus libros más de lo que lo hacen. Su última novela “Para olvidar quién fuiste” es una obra de una exquisitez narrativa muy por encima de la media y con unos componentes narrativos muy originales, como veremos a continuación.

Clasificada en el proceloso mundo del thriller, “Para olvidar quién fuiste” tiene muchos más elementos literarios para circunscribirla únicamente en el consabido género. El juego de protagonistas rezuma una peculiaridad insólita en el mundo editorial. Su protagonista, Peter Behrens es un innovador cazanazis que, después de haber estado confinado en el campo de exterminio nazi de Manthausen, dedica el resto de su vida a esa ardua labor de la mano de Simon Wiesenthal –el más conocido cazanazis de la historia-.

Realmente, Behrens no era su nombre real. Su auténtico nombre era Fernando Dieste, era uno de los más de 4.400 españoles republicanos que estuvieron encerrados en dicho campo de concentración. Sólo salió de allí al final de la guerra y gracias a un alemán honesto y cabal que le proporciona una nueva personalidad, puede llevar a cabo un encargo familiar en Berlín de dicha persona, después de que se suicidase ese soldado de las SS llamado Wilhelm Lohaus.

A partir de ese momento, la vida de Dieste quedará oculta para dar lugar a una nueva personalidad con el nombre de Peter Behrens o como el Flaco Friede, como era también conocido. Después de realizar el encargo y enamorarse de la viuda Lohaus, consagró su vida a su nueva ocupación de cazanazis. Una profesión que, tarde o temprano, tendría que extinguirse según fuese quedando menos nazis por esos mundos de Dios a los que huyeron con ayuda, tanto de algunos jerarcas de la Iglesia Católica como de países como Suiza, España o varios del cono sur americano.

La novela está dividida en cuatro marcos temporales y, también, geográficos. El primero transcurre en 1945, al final de la guerra, Austria y Alemania son los países por donde se mueve el protagonista y los que determinan su futuro. Behrens se da cuenta que la impunidad con que algunos nazis se ocultan en su propio país y otros limítrofes, y cree que no es admisible, por lo que comienza su colaboración en la oficina de Wiesenthal. Aunque muchos de los personajes que aparecen en la novela son reales, García Calderón ha querido que los que llevasen la trama de la historia sean los totalmente inventados, aunque haya cogido elementos biográficos de algún que otro personaje real.

El siguiente capítulo se desarrolla en 1963, Behrens se ha convertido en un cazador implacable al que no se le escapa ningún nazi huido. Quizá sea esta la parte más sentimental de la novela, ya que pese a su quehacer como cazador sigue manteniendo una relación muy especial con Gretl Lohaus y su hija Hannah, lo cual no le impide investigar al nuevo marido de la antigua señor Lohaus. Además, comienza a tener una relación fraternal con Hannah que desembocará con el tiempo en algo más.

La tercera parte discurre en España y Portugal en el año 1974, en ambos países los nazis deambularon a sus anchas durante varias décadas. Los pasajes que se desarrollan en Zahara de los Atunes tienen muchos elementos de las novelas de espías. Behrens hace un trabajo parecido, en ocasiones ayudado por los servicios de inteligencia israelíes, para dar con el paradero de estos nazis. Las inminentes llegadas de la democracia a los países de la península Ibérica hicieron que los refugios de los nazis ya no fuesen tan seguros como lo habían sido. Es en este capítulo donde acontece la desaparición del protagonista, dando paso a que tome los mandos de la novela su joven esposa Hannah.

El cuarto episodio –que ocupa casi la mitad de la novela- se centra en Argentina, retiro dorado de los nazis ya entrados en años. El régimen peronista amparó a estos nazis que traían cierta riqueza al país, el tráfico de obras de arte está muy presente, pero la cercana llegada al poder de Raúl Alfonsín hacia previsible que esa impunidad en la que habían vivido en las poblaciones del sur de Argentina se acabase. Allí se da el último golpe a los nazis en la novela.

Como hemos apuntado más arriba, el elemento diferenciador de esta novela es el cambio de protagonista de la misma, lo que siempre es muy arriesgado. Un cambio que Fernando García Calderón ha sabido gestionar con solvencia y elegancia, sin que se notase la ausencia del Behrens. Como apunté, “Para olvidar quién fuiste” es una gran novela que se merece una amplia aceptación por parte de los lectores. Una novela que nadie debería perderse si se quiere conocer ese abyecto mundo de los nazis huídos y cómo fueron cazados por un puñado de valientes que lucharon contra viento y marea para hacer justicia.

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