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Violencia, corrupción y venganza: los elementos impactantes de "El novio de la muerte"

Por Hermenegildo Verdugo
domingo 28 de abril de 2024, 22:55h
El novio de la muerte
El novio de la muerte

Al más puro estilo Tarantino, Ramón Palomar nos lleva en "El novio de la muerte", en un hard boiled extremo, desde el franquismo de los cincuenta a la ruta del bakalao y el tráfico de mescalina.

La nueva novela de Ramón Palomar, titulada "El novio de la muerte", sigue la misma línea que sus dos libros anteriores y marca un punto de inflexión en el género noir español. En esta ocasión, el protagonista absoluto es Ventura Borrás, un legionario corrupto establecido en Ceuta, quien ya había aparecido en "La gallera". Esta historia se centra en la violencia, la corrupción y la venganza, elementos característicos de las obras de Palomar. A través del relato, se revela su infancia durante la posguerra, su experiencia en la Legión y su posterior ascenso como líder del crimen. Además, se narran episodios impactantes de la historia de España y Marruecos desde los años cincuenta hasta finales de los ochenta y los noventa, época en la que el régimen franquista aún estaba vigente.

Lealtades traicionadas, rabia hasta los tuétanos y sed de justicia son los elementos que desfilan por la novela. Además, el dinero, montañas de dinero, se presenta como la nueva patria. Los ideales de Genaro, el padre de Ventura, y su amigo y colaborador Santa quedan atrás. Ellos eran falangistas de solemnidad, fieles a la mística revolucionaria de José Antonio Primo de Rivera. Lucharon y se curtieron con los horrores de la guerra, pero se sienten traicionados por la promesa de una revolución nacionalsindicalista que nunca llegó. Fueron abandonados por Franco y sus seguidores, quienes se dedicaron a acumular poder y fortuna mediante el estraperlo y las prebendas mientras la gente a su alrededor moría de hambre. Genaro y Santa son los abanderados de un ajuste de cuentas sanguinario cuya aplicación se basa en un lema muy sencillo: el que la hace la paga. Esto incluye al Caudillo.

José Millán-Astray, fundador de la Legión, incorporó en el repertorio de los legionarios una canción de los años veinte que exaltaba el espíritu militar, y es gracias a esta canción que el libro obtuvo su título. En el desfile del Cristo de la Buena Muerte en la Semana Santa de Málaga, se interpreta solemnemente "El novio de la muerte", siendo uno de los máximos honores a los que un legionario puede aspirar. Además, la novela está dividida en seis banderas, que son las unidades militares o batallones en la Legión.

Son escasas las páginas que no emanan el orgullo masculino de los soldados de la Legión, con su uniforme y su vello en el pecho. Se destaca el entrenamiento intenso, la convivencia basada en la violencia física, el sentido de pertenencia a un grupo selecto con historias de vida complicadas y, por último pero no menos importante, la oportunidad de aumentar su riqueza mediante actividades lucrativas de dudosa moralidad bajo la protección del uniforme. Sin embargo, no todo está permitido, aunque acumulen cadáveres como si fueran medallas.

En Tánger, Ceuta y Melilla, ciudades fronterizas que están experimentando grandes cambios políticos y sociales, Palomar logra sumergir al lector en la intensa atmósfera de Tánger. Allí encontramos burdeles, músicos de jazz, artistas y escritores excéntricos, así como drogas y alcohol. Además, se lleva a cabo el tráfico de menores para satisfacer los despiadados deseos de los pederastas. En medio de este caldo de cultivo de vicios, un grupo de desarrapados pregonan el amor y la paz mientras disfrutan de bebidas y porros, convirtiéndose en los primeros jipis de finales de los años sesenta y setenta.

Durante las travesías por el desierto marroquí, el autor experimenta la adrenalina de los excesos, la violencia y la crudeza de las operaciones de Ventura y sus colaboradores en el campamento clandestino de las minas de fosfato de Fos Bucraa. Solo una de las localizaciones mencionadas. Además, se encuentran algunas escenas vívidas de tortura que incluso Ventura no puede soportar. El sexo con tintes épicos, característico de los legionarios, tampoco puede faltar. Palomar utiliza una amplia variedad de recursos narrativos que convierten su relato en una experiencia cinematográfica. Hay escenas memorables y los personajes son poliédricos, viviendo a cientos de kilómetros por hora. No apto para aquellos con estómagos sensibles.

El entrevistador que aparece al final de muchos de los capítulos de la novela merece una mención aparte. Le hace preguntas a Ventura sobre su vida y él las contesta en tono confesional. Estas respuestas podrían considerarse un perfil del personaje narrado por sí mismo. Bienvenida sea esta deformación profesional del autor.

Ramón Palomar nació en Nancy (Francia), hijo de padres valencianos. Vivió en Tánger, donde estudió en un colegio francés y, posteriormente, se trasladó a Valencia, donde cursó el bachillerato. Inició la carrera de Filología Románica aunque, por caprichos del destino, terminó dedicándose a la comunicación. Conduce uno de los programas matinales de radio más seguidos en Valencia (99.9 Plaza Radio) y colabora como columnista en los periódicos Las Provincias y ABC.

En 2013 publicó Sesenta kilos, cuyo noir cañí recibió una cálida bienvenida de los lectores y la crítica. Seis años más tarde, refrendó la singularidad de su voz en el panorama del noir español con La gallera. En esta ocasión, y siguiendo la misma senda, nos presenta El novio de la muerte.

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