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"Liberación. La increíble historia de una mujer que luchó por amor y se convirtió en la heroína más fascinante de la Segunda Guerra Mundial", de Imogen Kealey

Editorial Planeta
Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
martes 29 de diciembre de 2020, 18:00h
Esta obra, magnífica, narra la historia de una mujer extraordinaria, que luchó hasta la extenuación, dentro de los tiempos terroríficos de la Segunda Guerra Mundial contra aquella marabunta satánica del III Reich alemán, en la Francia ocupada.
Liberación
Liberación

La novela histórica está narrada en primera persona por la protagonista. El relato tiene comienzo en la Marsella del año 1943. La policía política alemana, la Gestapo o Geheime Staats Polizei, está detrás de uno de los miembros de la tortuosa y compleja Resistencia francesa, a la que apodan como el “Ratón Blanco”, pero lo que la criminal policía política nacionalsocialista no sospecha es que ese escurridizo agente de la Resistencia corresponde a una mujer británica, nacida en la neozelandesa Wellington, llamada Nancy Wake. Trabajó como periodista y corresponsal para el grupo Hearst Newspapers. Estuvo en Viena y en Berlín donde presenció, en primera persona, como se comportaba aquél régimen con los judíos, en ese momento llegó a la convicción de que debería combatir a aquel sistema político ad infinitum.

En el año 1936, conoció en unas vacaciones en la Costa Azul francesa a un importante empresario llamado Henri Fiocca. En este momento histórico (1943) convive con su esposo (boda el 30 de noviembre de 1939), también enemigo del régimen nazi, quien es el próspero empresario francés Henri Fiocca, su mayor apoyo en la lucha contra los ocupantes de Francia. Su esposo será capturado y torturado por la Gestapo, y ella deberá huir a Inglaterra. La Gestapo asesinará a Henri, el 16 de octubre de 1943, porque se niega a revelar cualquier tipo de información sobre su esposa, “especialista en superar los puntos de control de los nazis”. Durante la primavera de 1944 fue soltada en paracaídas sobre Francia. “Nancy tuvo que matar con sus propias manos, estuvo a punto de morir en varias ocasiones, lideró a sus hombres en combate y ordenó que se ejecutara a una espía, aunque sus hombres solo obedecieron la orden de matar a la mujer cuando Nancy les dejó claro que estaba dispuesta a hacerlo ella misma”.

El 30 de agosto de 1944, los maquis le organizarán un gran desfile para celebrar su cumpleaños, hacía cinco días que se había liberado París. Una vez asesinado su marido en Marsella, la Gestapo la buscó con ahínco por toda la región de Auvernia, ofreciendo cuantiosas recompensas, pero todo fue en vano. La Gestapo y las SS se encargaron de cometer múltiples atrocidades contra personas y poblaciones en la Francia ocupada. Nancy Wake se casó en segundas nupcias con John Farmer, estuvieron juntos durante cuarenta años. Ambos vivieron mayoritariamente en Australia, tratando de apartarse de aquella Europa de infausto recuerdo. Tras enviudar, regresaría al Reino Unido de la Gran Bretaña, para acabar falleciendo en Londres en el año 2011. Nancy Wake escribió su autobiografía titulada: “The White Mouse”, alusiva sensu stricto al calificativo con el que fue calificada por la Gestapo. La magnífica novela presenta un texto de la propia Nancy: “Brindo con mi marido con un Krug de 1928 porque ésa fue la cosecha que pidió la noche en la que nos conocimos, cuando Francia todavía era un país libre. Sin embargo, haya guerra o no, haya nazis en nuestras calles o no, esta noche os aseguro que, mientras nuestros corazones sigan libres, Francia también lo seguirá siendo. Henri, sé que como esposa seré difícil, que te costaré un dineral y te traeré un sinfín de problemas, pero tú eres para mí la piedra fundacional sobre la que erigiremos una vida digna de esta cosecha. Te lo juro”.

En la página 469, Nancy Wake escribe una supuesta carta a la hija del torturador de la Gestapo, un nombre genérico que define a todos los nazis y llamado Böhm; en ella se define todo el pensamiento, que subrayaba cual debería ser la autoinculpación de los familiares de todos aquellos genocidas nazis, que vivían muy bien mientras sus progenitores cometían un frío genocidio sobre sus adversarios. En la página 481 Henri Fiocca escribe su testamento final la noche en que fue asesinado por la Gestapo, una delicia psicológica narrativa de primera calidad, subraya todo lo relativo a la sensibilidad y delicadeza de aquel hombre la noche de su muerte: “Querida Nancy: Me han permitido escribir una carta. Espero que acabe llegando a tus manos y que cuando eso ocurra te encuentres sana y salva. No tengo mucho tiempo antes de que vengan a buscarme, por lo que debo ser breve. ¿Cómo puedo resumir en tan solo unas líneas la vida que hemos compartido? Podría decirte que te amo. Porque es verdad. Y podría decirte también que cada segundo contigo ha valido la pena como para pasar mil años en este sitio. Porque es verdad. Pero siempre has sido una mujer de acción, por lo que preferirás que te cuente lo que he hecho. Me han ofrecido una última cena y he pedido una sola cosa: una copa de Krug, cosecha de 1928. Böhm acaba de traérmela personalmente. He brindado a tu salud, amada mía. No tengo miedo. Tu felicidad es lo que más deseo en este mundo, y tu nombre será la última palabra que pronuncie. Con todo mi amor, siempre, Henri”.

En suma, una novela histórica testimonial que se lee con fruición, disfrutando y sufriendo con todo el calvario que se produjo, sobre todo en Europa, entre los años 1939 y 1945. Sobresaliente narración de plena recomendación. Arma virumque cano.

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