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Ernesto Mallo
Ernesto Mallo (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Entrevista a Ernesto Mallo: “La literatura no es cómoda para el escritor”

Autor de “La ciudad de la furia”
Por Javier Velasco Oliaga
viernes 19 de marzo de 2021, 13:00h

Quien crea que un escritor disfruta con lo que escribe, en ciertas ocasiones se equivoca. Eso es lo que piensa el escritor argentino Ernesto Mallo. “La literatura no es cómoda para el escritor porque es una indagación sobre uno mismo. Por eso, es importante que la literatura conmueva. Para ello, hay que utilizar mucho la angustia. No es un canto a la alegría. Hay que tener en cuenta que lo que es fácil de escribir es difícil de leer. Hay que trabajar mucho para que lo escrito quede de fácil lectura”, afirma el escritor con su característico rudo acento porteño.

La ciudad de la furia
La ciudad de la furia

La ciudad de la furia la he reescrito unas 16 veces. La redacté en primer lugar en primera persona, luego cambié a la tercera y tardé en quedar satisfecho bastante tiempo. Quien diga que es fácil escribir está bastante errado, se llega a la sencillez del lenguaje a base de trabajo y más trabajo”, analiza el escritor argentino que lleva media vida afincado en Barcelona donde llegó huyendo de los torturadores argentinos de la dictadura de Videla.

Ya hace un tiempo decidió mandar a una mejor vida a su protagonista icónico de la saga del Perro Lascano. Ha cambiado a sus personajes, pero sigue manteniendo en su novela “La ciudad de la furia”, que no es otra que Buenos Aires, su territorio más querido y odiado. “La capital de Argentina es una ciudad muy hostil, con demasiados habitantes. Cambió mi manera de enfrentarme al mundo. Hay demasiada rabia contenida. Hay grandes diferencias entre ricos y pobres y siempre hay que estar muy alerta. Los automovilistas se dedican a cazar a los peatones. Sin embargo, en Barcelona todo es mucho más relajado y tranquilo”, expone Ernesto Mallo de manera contundente.

En los diálogos de la novela se nota mucho esa crispación que hay en la ciudad furiosa. “Utilizo muchas contracciones que se deben de leer de una forma muy estricta. Hay que saber escuchar el tono y pese a todo eso, siempre se sabe quién es el protagonista que está hablando. Pese a la transgresión, creo que todo queda bastante claro”, analiza el escritor argentino con claridad.

El protagonista de la novela es Diego Saralegui, un abogado que comenzó como defensor de oficio, paso a fiscal y acaba convertido en juez. “Pertenece al poder judicial. El tema de la administración de justicia me interesa muchísimo. La justicia está en unas manos que precisamente no se encuentran entre lo mejorcito de la escuela. La prueba está en el rapero ese que lo han hecho famoso. Han incendiado a parte de la sociedad”, desmenuza Ernesto Mallo.

El otro poder que está siempre presente en sus novelas es el económico y lo está a la pesca de cosas que aumenten más su poder. “Es una red muy compleja de relaciones políticas. Todo ello, lleva en opinión del autor de “La ciudad de la furia” a la falta de oportunidades de la gente joven. “Éstos no tienen nada que perder, por eso son los primeros en levantarse contra el poder constituido. Si no se soluciona este problema nos encontraremos con muchas revoluciones que luchen contra la injusticia social. Se tiene que erradicar sino no se va a parar nunca. Si seguimos así, no hay futuro para los jóvenes. Tienen trabajos de mierda”, afirma.

“Los corruptos pertenecen a una misma raza, unos se valen de los otros”

Hay ciudadanos que ven el tema de la corrupción como una gracia, a los corruptos de todos los estamentos sociales, políticos, judicial, etc. Éstos pertenecen a una misma raza, unos se valen de los otros. De ahí que el protagonista quiera intentar solucionar este peliagudo problema con sus escasas armas”, señala Ernesto Mallo y continúa diciendo “Saralegui es una persona muy idealista, Capitán –el policía que le ayuda- ve más la realidad y se acopla a ella. No quiere ser un héroe. En Argentina, la policía federal está muy corrompida desde hace muchos años. Lo han intentado regenerar y no han podido”.

Ernesto Mallo mantiene que “lo que debe hacer el gobierno argentino es luchar contra las causas que producen esos problemas. Esto se acaba si se acaba la injusticia. Cada vez se concentra más el capital. Cuando hay crisis es cuando aumentan las grandes fortunas”. Aunque es un mal que se extiende por todo el mundo.

Para el escritor afincado en Barcelona “escribir en primer persona es más difícil que la tercera. El narrador no puede saber más de lo que va contando. Toda la novela va en primera persona menos la segunda parte, cuando el protagonista va preso. Es la narración la que te pide utilizar una forma u otra”. Otra característica de su narrativa es la montaña rusa de acontecimientos que suceden en ella. “Es una técnica que aprendí de los torturadores, tenían que crear un descanso de vez en cuando para poder torturar mejor. Que el lector tenga zonas de descanso, es necesario tanto para el escritor como para el lector. Son zonas de recreo en las que hay que meter sentido del humor”, expone con lucidez.

Para Ernesto Mallo, “los personajes de una novela son sumamente importantes. Yo escribo las biografías de todos los protagonistas, unas más extensas que otras. Que el personaje tenga un alma es tan importante como que sea coherente. En ocasiones, el lector no se cree a un personaje porque le falta coherencia”.

Cuando se le pregunta por qué publica tan poco, el escritor argentino se defiende diciendo que “Cada cual escribe a su ritmo, como puede. Es inconcebible pensar en que yo tarde dos años en escribir una novela, suelo escribir muy rápido. Si tardo mucho en hacerlo es porque todavía no tengo pensada bien la trama, hasta que no lo tengo bien definido no empiezo a escribir”.

El mal es mucho más divertido del bien

Mallo reconoce que hay personajes que le atraen más que otros, pero “nunca me ha pasado eso de odiar a uno, todos tienen su aquel. Desde luego, el mal es mucho más divertido que el bien, por eso a los malvados me encantan describirlos. Alguno se me ha escapado de las manos y le he dado más importancia. En esta novela, me ha encantado escribir la carta de la ex mujer de Saralegui. Sólo aparece una vez en la novela, pero me ha gustado mucho hacerlo desde el punto de vista de una mujer y según me han dicho parece realmente una mujer la que escribe”.

Hablando de literatura, el autor reconoce que le gusta escribir mucho el género cuento. “Es maravilloso, espero que no se pierda. Los hispanoparlantes somos mejores cuentistas que novelistas, ahí tienes al propio Borges que no escribió ninguna novela, pero sí los mejores relatos en español. La brevedad es muy importante. Algunos no tiene ninguna capacidad de sintaxis por eso escriben novelas tan largas. Que una novela sea más breve no tiene por qué ser más fácil escribir ni peor”.

Para finalizar, Ernesto Mallo nos deja sus inquietudes sobre el mundo de la política y de la economía. “No estoy de acuerdo con lo que los pueblos tenemos los gobiernos que nos merecemos. Malraux decía que se nos parecían los gobiernos. Si tú miras a cualquier gobierno no lo debes ver como un enemigo porque es el espejo en el que te reflejas. Los políticos no bajan de un platillo volador. Nadie piensa en la política en términos de arte, lo piensa en términos económicos”, elucubra y concluye diciendo “lo que realmente necesitamos en estos momentos no es una vacuna contra la Covid-19 sino contra el neoliberalismo”.

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