"Cuerpos de Cristo", de Antonio Praena. XIX Premio Emilio Alarcos

La primera parte como reconoce Praena está dedicada íntegramente a los otros (I. Vosotros) y cada poema está inspirado en una persona real o varias a la vez y en situaciones muy concretas y cotidianas que le han permitido al poeta ofrecernos su visión cristiana del mundo.

En cuanto a la segunda parte (II. Ecce Homo), es sin duda la más importante del libro, también la más significativa y dramática a la vez, dado que en ella reside la razón por la cual Praena decidió escribir este poemario y que no es otra que la pérdida que sufre de su mejor amigo a causa del coronavirus. El profundo dolor que siente tanto él como sus seres queridos quedara patente a lo largo de sus poemas, especialmente en el poema desgarrador que cierra el libro y que se titula “Ecce Mulier”, dedicado a la madre de su amigo fallecido. Un poema esencial que nos reconforta con la vida y con la muerte.

Antonio Praena (Granada, 1973), profesor de Dogma y Estética de la Facultad de Teología de Valencia, de Domuni Université y del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Valencia posee un estilo único, singular, muy esencialista, entre místico y humanista, con marcados tintes sociales, por lo que podríamos calificar su poesía de existencialista o simplemente de espiritual, pero totalmente enraizada en la cruda y dura realidad.

De hecho, el primer poema que inaugura el libro “Mujer con pastilla de jabón” nos presenta a una mujer viuda, que podría ser cualquiera, que agradece el trato dispensado con un presente muy humilde como es una pastilla de jabón: “el milagro que muestra / que existen en la tierra algunos justos / que sostienen la tierra”.

Los poemas que podremos leer serán extensos y nos relatarán historias muy humanas con un lenguaje emotivo, fluido y sencillo, a través del cual el poeta conseguirá transmitirnos siempre un sentimiento intenso como por ejemplo ocurre en los siguientes versos: Siempre pensé que mi muerte / -era una vanidad, un pensamiento obsceno- / tendría como un halo de tragedia. // Pero ahora sé que no, / ahora sé que mi muerte / será como la tuya: / en la celda más fría, / entre el amor y el odio de los nuestros / pero abrazado a un crucifijo. Unos versos sin duda hermosos dedicados a uno de nuestros grandes poetas místicos como fue San Juan de la Cruz, que dicen mucho y muy bien de este sacerdote dominico que ha hecho voto de pobreza.

Para finalizar, solo me queda decir que el poeta ha querido crear poemas que nos representaran en esta ocasión a todos y lo ha hecho en el que quizá sea uno de sus libros más comprometidos y emblemáticos, donde sentiremos en todo momento palpitar su fe. Además, también predominan otros nobles sentimientos como la piedad, la generosidad, el altruismo, el consuelo, la esperanza y sobre todo y ante todo la creencia ferviente en la resurrección y en la vida eterna. Una lectura imprescindible para leer con calma con el alma y, por supuesto, totalmente recomendable.

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